Dia a día
22 Jul
Habitualmente hago las compras de mi casa en el supermercado, lugar en el que coinciden diversas personas de distintos puntos de la ciudad. Aquí se producen intercambios de impresiones que reflejan el sentir nacional.
Anoche, un profesional de clase media, cuando me vió se me acercó, y me preguntó sobre cómo había quedado la reunión de la Comisión Política del PRD. Luego de aclararle que la reunión sería hoy martes, me dijo que él, que no pertenecía a ningún partido, estaba muy escéptico del panorama nacional, y que no tenía esperanzas de que las cosas para él cambiarán positivamente, pues él, en los últimos veinte años, todo lo que ganaba, con el sudor de su trabajo, lo destinaba para la compra del supermercado y los gastos de vivienda. Que no tenía derecho a ninguna otra actividad recreativa o de esparcimiento.
Me sentí muy identificado con este comentario. Una opinión de un ciudadano de carne y hueso, que no hace vida política, pero que espera un mejor porvenir. Ciertamente, la gran sacrificada de las desafortunadas políticas económicas que hemos tenido en los últimos años ha sido la clase media, que se ha visto reducida a su más mínima expresión.
Las cosas no pueden seguir así en nuestro país. Y la clase política tiene un alto compromiso para evitar que la calidad de vida se siga deteriorando. No defraudemos a la mayoría de los dominicanos que cree en los políticos.
El día a día de los dominicanos debe cambiar. La rutina tiene que cambiar. No podemos seguir así viviendo sin saber que nos depara el día siguiente. Pero, no como dijo alguien la semana pasada, en el sentido de que hay que producir cambios en nuestro modelo de conducta, y sin embargo, no emitió ninguna señal seria de apretarse los cinturones. Hay que impregnar un cambio en nuestro estilo de vida, más comedido, con ahorro, con planificación, y sobre todo, con reglas de juego claras, con transparencia y con respeto a todos.
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