Una lección de mi padre, para toda la vida

7 Nov

Leyendo el discurso del presidente George W. Bush a todo el personal de la Casa Blanca, anunciando los detalles de la transición al presidente electo Barack Obama, me recordé de una lección que me enseñó mi padre, Salvador Jorge Blanco, cuando luego de haber sido declarado presidente electo para el período 1982 – 1986, en esos tres largos meses que comprenden la transición presidencial dominicana (desde el 16 de mayo al 16 de agosto), nos digo a mi hermana y a mí, una frase que nunca he olvidado:

«El poder es como una sombra que pasa»

Para esa época, estoy hablando de mayo/junio de 1982, yo era un adolescente de unos 14 años de edad. Mi hermana tenía unos 10 años, la misma edad que tiene hoy Malia Obama, la hija mayor del presidente electo Obama. Su otra hija, Sasha, tiene 7 años. Ambas serán las inquilinas más jóvenes de la Casa Blanca.

Recuerdo que mi padre nos completó la frase con las siguientes expresiones:

«Nuestras vidas van a cambiar por 4 años, pero quiero que nos mantengamos, como lo que somos, una familia unida, y que ustedes mantengan sus actividades normales y tradicionales, porque todo esto es transitorio, nada es permanente».

¡Qué gran lección aprendí de mi padre! Obviamente, en ese momento, no la aquilaté inmediatamente. Sin embargo, cuatro años despúes, en 1986, cuando mi padre concluyó su mandato, aprendí su total dimensión. Los cargos públicos, tanto los que son por elección como los que son por designación, son transitorios.

Esta lección la he llevado toda mi vida, incluyendo las veces en que he tenido el honor de servir al Estado. Y ahora, como Secretario General del PRD, posición que ocupo con mucho orgullo, terminaré el 12 de junio de 2009. Agradezco infinitamente a mi padre haberme dado esta lección cuando era un adolescente. Un motivo más para admirarlo y quererlo cada día más.

(Colofón: La expresión del presidente Bush de ayer fue: «Aunque es un gran honor, el trabajo es temporal». Nada más cierto.)

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