Obama y el acuerdo imperfecto

1 Ago

En política, una cosa es lo que se quiere, y otra cosa es lo que se puede. Barack Obama ha tenido que vivir esa lección en el curso de los últimos meses, especialmente ayer. Con poca capacidad para imponer su posición, presionado para evitar ser el primer presidente en la historia de Estados Unidos que, bajo su mando, su país le fuera degradado el crédito internacional, el presidente Obama aceptó el acuerdo negociado entre demócratas y republicanos en el Congreso americano para elevar el techo de la deuda, y evitar caer en ‘default’. Las declaraciones del presidente Obama, aquí.

Durante todo el día de hoy, la carpintería legislativa se elaborará en el Congreso, donde se espera que tanto el Senado como la Cámara de Representantes aprueben el pacto. La Casa Blanca ha divulgado esta hoja que contiene los puntos relevantes del acuerdo. Es un trago amargo para Obama y su partido. Pero, no había más alternativas que ceder ante una mayoría republicana que exigía recortes significativos ante la posibilidad de caer en ‘default’. Obama prefirió buscar la estabilidad financiera de su país, que plantear una posición que impediría el acuerdo.

El debate que ha ocurrido en Washington es muy revelador de la pasión política, pero también de la responsabilidad política. Los republicanos tampoco podían ir a la historia como el partido que contribuyó al ‘default’. Es decir, ambos partidos enseñaron sus músculos, pero al final, prevaleció la realidad de que había que llegar a un acuerdo imperfecto.  Dos artículistas han escrito hoy sobre este tema. Su lectura ayuda a comprender la actual situación y su impacto posterior:

The president surrenders, artículo de Paul Krugman, publicado en The New York Times.

A deal that found the lowest-common denominator, artículo de Ezra Klein, publicado en The Washington Post.

Continuaré dando seguimiento a este tema.

 

 

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