Encuentro entre Obama y Bush
1 Jun
El poder es transitorio. El político que lo ejerce y no tiene conciencia de ello, carece de visión de largo alcance. Ayer, con el encuentro entre el presidente Barack Obama y el expresidente George W. Bush, realizado en la Casa Blanca, para exhibir el cuadro oficial del presidente Bush, se desnudó la esencia misma del poder.
La política americana nos tiene acostumbrados a este tipo de encuentros, que se realizan muy esporádicamente, pero que envían una señal contundente de respeto a la institución que es la presidencia de los Estados Unidos de América. Que un presidente demócrata reciba en la mansión presidencial a un presidente republicano es un hecho que, por más simple y ordinario que sea, nunca dejará de ser trascendente e importante, al margen de la poca o mucha influencia política que tenga actualmente el ex-incumbente.
El mensaje que se envía es poderoso: Dos políticos con visiones diferentes para enfrentar las duras decisiones que deben adoptar, se reúnen para compartir e intercambiar impresiones. Uno de ellos es el actual presidente, y el otro es el pasado presidente. Es decir, el último le entregó el mando al primero, y antes de despedirse de su cargo hace casi cuatro años, recibió al entonces presidente electo, junto al resto de los presidentes vivientes, en un gesto histórico. Me imagino las lecciones que aprendió Barack Obama de ese encuentro.
El presidente Obama lo dijo claramente en su encuentro con Bush: » Es justo decir que cada presidente que viene a la Casa Blanca sabe que somos inquilinos temporales, que tenemos fecha de entrada y de salida». El funcionario que no está consciente de esa realidad, no está preparado para el ejercicio racional del poder político. En los países desarrollados, es muy común observar las transiciones políticas, sin mayores complicaciones, como vimos recientemente en Francia con la transición del poder entre Nicolas Sarkozy y François Hollande.
Por estas latitudes, nos queda un largo camino por recorrer. Nos falta más conciencia en el respeto hacia quienes han ejercido la presidencia del país, sin distinción de partidos. Y por otro lado, muchos políticos que ejercen funciones de poder deben recordar, cada día, que «el poder es como una sombra que pasa».
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