Romney, ¿y ahora qué?

11 Nov

Las victorias electorales tienen muchas cabezas. Las derrotas electorales tienen un solo responsable. La política americana tiene una regla no escrita exitosa: el que pierde se va para su casa. Cuando Mitt Romney reconoció su derrota el 6 de noviembre por la noche, iniciaba la puesta en vigencia de esa costumbre. Esa misma noche, el Servicio Secreto, que le protegía como Candidato Presidencial, le fue retirado. Su Comando de Campaña comenzó a desmantelarse, y Romney llegó a su casa, solo en la compañía de su leal familia.

Para Romney fue, sin dudas, una derrota amarga e inesperada. A raíz del primer debate presidencial, Romney resucitó y varias encuestas señalaron que la contienda sería reñida y en algunos sondeos, Romney llevaba ventaja de un punto porcentual sobre Obama. Sin embargo, las últimas dos semanas fueron cruciales para el presidente Obama, quien se recuperó y su base electoral le respondió positivamente. No así la de Romney, quien tuvo que afrontar la realidad de ver cómo Ohio y Florida se le fueron de las manos. Romney necesitaba ganar Ohio. Fue tanto el nivel de incredulidad que cuando el canal de televisión Fox (vinculado al partido Republicano) reconoció la victoria de Obama, ocurrió esta discusión con Karl Rove en «vivo» durante la transmisión:

Se inició el waterloo del Partido Republicano. Romney pasará a la historia como un empresario exitoso que alcanzó todos los puestos que un norteamericano quisiera soñar, menos uno: la presidencia. Es muy probable que inicie un largo proceso de silencio y de autocrítica, y publique sus memorias, sin descartar que pueda asumir alguna posición en el mundo de los negocios, o en los mormones. Pero, de algo estoy seguro… siguiendo la tradición en la política americana, ésta fue su última campaña electoral.

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