Apuntes de Orlando Jorge Mera

El deporte sigue generando lecciones políticas. Ayer, en los Juegos Olímpicos de Londres, Michael Phelps se rindió ante Ryan Lochte, en la competencia de 400 metros de estilos combinados. Lochte demostró su superioridad y Phelps tuvo una desastrosa participación al extremo de que, por primera vez, no subió al podium a buscar medallas, quedando en cuarto lugar. Hace unos días atrás, Bob Bowman, el entrenador de Phelps, ya lo había anticipado: Su nivel de calidad no es el mismo de antes.

Mientras Phelps se mantuvo en los últimos dos años dedicado a labrar su imagen comercial y con entrenamientos intermitentes, excepto en los últimos meses, Lochte mantuvo su enfoque y concentración en su entrenamiento, e incluso de manera no convencional:

Matt Delancey, entrenador de Lochte, explica la evolución que ha tenido Lochte luego de entrenar con pesas. Por eso, Lochte es el hombre fuerte.  «Yo lo único que he hecho es aprender de él (Phelps) que para ganar hay que trabajar muy duro», afirma Lochte.

La lección es muy clara: Perseverancia, concentración, planificación y metas a cumplir. Ryan Lochte lo ha logrado al ser el relevo en la corona del olimpismo en natación. Es el nuevo rey.

Esta noticia confirma, una vez más, que todos somos seres de carne y hueso, con virtudes y defectos. El problema subyace en cómo afrontar la realidad en momentos de dificultades.

En el caso de Michael Phelps, ganador de ocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing, atleta admirado por decenas de miles de aficionados en todo el mundo, ha hecho lo correcto. En primer lugar, no ha negado lo ocurrido, lo cual muestra apego a la verdad y a la sinceridad. En segundo lugar, ha pedido perdón por lo que él ha calificado como «error de decisión».

No dudo que alguien probablemente tenga una opinión distinta a la mía, la cual respeto. Pero, ¿debe ser Phelps crucificado por la opinión pública por haber cometido este acto lamentable? ¿Cuántas personas reconocidas, en distintas facetas del quehacer humano han pasado por momentos similares, y lo han superado? ¿Afectará este hecho la bien ganada imagen del héroe de las Olimpíadas de Beijing?

La prontitud y la claridad de la respuesta de Phelps habla bien de su rectificación. Es una lección que Phelps aprenderá y superará. Ciertamente crea un problema de imagen, que estoy convencido de que él se colocará por encima, y cerrará este capítulo, en el que nadie quisiera estar.

Asimismo, creo que esta lección contribuirá a fortalecer su carácter y su temperamento. Hacerlo más maduro. Una prueba que Phelps superará, tal como ha superado los récords olímpicos.