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Osama: muerto o muerto, ¿y la ley?

5 May

La ejecución de Osama Bin Laden es un retrato de la sicología de los americanos, tal como describe Enric González en su artículo La caza de la ballena blanca:

«Es imposible exagerar el impacto de la destrucción de las Torres Gemelas en la psique estadounidense. El hecho en sí fue gravísimo. Por el número de muertos, por la caída de unos edificios simbólicos, porque ni Nueva York ni el resto del país, ajeno hasta entonces a masivos ataques exteriores, habían vivido jamás una jornada de tal pánico y tal asombro.

Pero hubo algo más. Si Osama bin Laden asumió para el colectivo la condición de monstruo cruel y elusivo, los estadounidenses se pusieron en la piel del capitán Ahab: no existía otro fin que la venganza. No importaban los medios, no importaban las consecuencias. Era una cuestión moral y absoluta, sin posibilidad de matices.»

Por ello, nunca se planteó la posibilidad de capturar a Osama Bin Laden y traducirlo a la justicia. Era una sola opción: su ejecución, su asesinato, su muerte. ¿Podía hacerlo el gobierno de Estados Unidos de América? ¿Podía matar a quien era su enemigo más buscado? Desde que la CIA se vió involucrada en una serie de acciones para asesinar a religiosos en la década de los setenta, el presidente Gerald Ford emitió una orden que claramente prohibía los asesinatos políticos: «Ningún empleado del gobierno de Estados Unidos de América puede involucrarse en, o conspirar para involucrarse, en asesinatos políticos».

En la medida en el que el tiempo y las circunstancias fueron cambiando, la prohibición de asesinar fue pasando a otro plano, a pesar de que no hubo cambios expresos. Luego de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, los abogados de la Casa Blanca interpretaron la prohibición de la siguiente manera:

«Algunos han argumentado que nuestras prácticas están dirigidas a violar el derecho interno, en particular, la prohibición nacional de los asesinatos. Pero la jurisdicción interna, el uso de sistemas de armas legales que sean compatibles con las leyes aplicables de la guerra de precisión en acción específica para líderes beligerantes de alto nivel, cuando se actúa en defensa propia o durante un conflicto armado que no sea ilegal, y por lo tanto, no constituye «asesinato».»

En otras palabras, para el gobierno americano, Osama Bin Laden no fue asesinado, por lo tanto no hay responsabilidades que reclamar. Tampoco, según su criterio, no merecía ser capturado ni ser traducido a la justicia. Solo la sentencia de Obama al anunciar la muerte de Bin Laden: «Se ha hecho justicia».

Jeffrey Toobin lo explica en Killing Osama: Was it legal. También, recomiendo Is it legal to kill Osama Bin Laden (Por cierto, este artículo es de junio de 2010).

Obama sobre Osama en 2008

3 May

En el debate entre el entonces Senador Barack Obama y el senador John McCain en el 2008, se les formuló a cada uno la pregunta sobre que haría en caso de resultar electo presidente de Estados Unidos de América para capturar a Osama Bin Laden. Obama lo dijo muy claro: Que si Bin Laden estaba en Pakistán, y ese país se negase a colaborar con su captura, Obama lo buscaría y lo ejecutaría. En contraste, McCain se opuso. Obama ganó las elecciones, y cumplió su promesa. Eso es coherencia y persistencia.

(Visto aquí)

Lecturas recomendadas:

Behind the hunt for Bin Laden.

Defining moment of Barack Obama’s presidency?

La foto: Obama y su equipo tras Osama

2 May


«Los principales llegaron cerca del mediodía. Hubo otros que – estamos aquí desde la mañana temprano… Cuando la operación se puso en marcha, el presidente se reincorporó al grupo, y fuimos capaces de controlar en tiempo real el progreso de la operación desde su inicio hasta la captura del blanco, la extracción de los restos y luego a la salida fuera de la meta. Probablemente fue uno de los períodos más lleno de ansiedad de tiempo, creo que, en la vida de las personas que se reunieron ayer. Los minutos pasaban como días. Y el presidente estaba muy preocupado por la seguridad de nuestro personal. Eso era lo que estaba en su mente todo. Y queríamos asegurarnos de que hemos sido capaces de salir de esto y cumplir la misión. Pero fue claramente muy tensa, un montón de gente aguantando la respiración. Y había un alto grado de silencio a medida que avanzaba, como era de obtener las actualizaciones. Y cuando finalmente se les informó que aquellos individuos que fueron capaces de ir en ese recinto y que se encuentran la persona que creen que fue Bin Laden, había un enorme suspiro de alivio que lo que creía y que creíamos que estaba en ese compuesto en realidad estaba en ese compuesto y fue encontrado. Y el presidente se sintió aliviado una vez que teniamos a salvo a nuestro equipo y los restos del blanco… Bueno, usted dice «cuando se hizo evidente,» y esa es una de las cosas que teníamos que hacer durante todo el curso de esta operación. Cuando nos enteramos de que las personas que llevaron a cabo este asalto sentía como si tuvieran un individuo que parecía ser Bin Laden, que es uno de de los datos. Luego hubo otros tipos de cosas: el reconocimiento facial, su tamaño, el análisis preliminar de ADN, por lo que fue una acumulación gradual. Y la confianza que estaba creciendo. Pero aún en qué punto se siente usted seguro que tiene la persona que buscas? Por lo tanto, era más una creciente sensación de confianza y una creciente sensación de logro. No había un «ah-ha», cuando la gente dice, bien, los resultados de ADN entró. No, esto es algo que se estaba construyendo en el tiempo, y hemos tomado la decisión después de anoche, porque nos sentimos como si estuviéramos suficiente confianza como para salir y decirle al pueblo estadounidense y al mundo lo que ya teníamos.»

John Brennan, Asistente del presidente Barack Obama para Asuntos de Seguridad y Contraterrorismo, en sus declaraciones de hoy en la Casa Blanca sobre los pormenores de la captura y ejecución de Osama Bin Laden.

Nota sobre la foto: Recoge uno de los momentos vividos ayer en el Situation Room en donde el presidente Obama y su equipo estaban siguiendo la operación. Se nota la tensión en sus caras. Otra foto, aquí.

Después de Osama Bin Laden, ¿qué sigue?

2 May


La noticia cambió la tranquilidad del domingo por la noche. Osama Bin Laden, la persona más buscada en la lucha contra el terrorismo, fue ejecutado en un operativo de inteligencia por parte del gobierno de Estados Unidos de América en Abottabad, Pakistán. Casi diez años después de los hechos del 11 de septiembre de 2001, el objetivo central era logrado. Es la noticia principal en todos los diarios. El hecho amerita analizarlo desde tres ángulos:

Primero, para Estados Unidos de América, la muerte de Bin Laden constituye el más duro golpe de la lucha contra el terrorismo, a un alto costo político, económico, y evidentemente, humano. Es también una señal de poderío y reivindicación de las fallas de las estructuras de inteligencia que permitieron los atentados del 11 de septiembre. Igualmente, es el reflejo de una lucha coherente y persistente que la inició el presidente George W. Bush y que la siguió el presidente Barack Obama. Su discurso de anoche entra en la categoría de los discursos memorables de la historia:

La noticia se produce en un momento crucial de la vida americana, en donde el tema principal es la economía, por lo que, al menos en las dificultades, hay un momento para dejar de lado esas preocupaciones, y celebrar en unidad. Ahora bien, Obama debe completar pasos concretos, luego de la muerte de Bin Laden: Por un lado, debe anunciar el retiro de las tropas americanas en Afganistán, con un calendario firme y que se cumpla; y por otro lado, acelerar el cierre de la prisión de Guantánamo. Con esos dos pasos, Obama terminará de consagrarse como el presidente que terminó con el segundo Vietnam.

Para fines electorales, la noticia incrementará la popularidad del presidente Obama. Pero, a diferencia de otras experiencias en elecciones pasadas, la muerte de Bin Laden, por sí sola, no le garantiza éxito futuro en su reelección. Además de dar los pasos sugeridos anteriormente, Obama debe verse en el espejo de George H.W. Bush (Bush padre), quien fue exitoso en la primera guerra del Golfo Pérsico, pero que perdió la reelección, debido a que no se concentró en resolver los problemas de la economía americana. Estoy seguro que Obama lo sabe, y que no caerá en esa experiencia.

Segundo, Al-qaeda no termina con la muerte de Bin Laden. Indudablemente que la organización terrorista ha recibido un golpe devastador, pero no mortal. Desde que Bin Laden se escondió para evadir su captura, la organización se fragmentó, y por lo tanto, hay muchas células en distintos puntos de Africa y del Medio Oriente que responden a otros líderes. El futuro de Ayman al-Zawahri, el No.2 de la organización, es incierto; y luce que el liderazgo de la organización será asumido por Anwar al-Awlaki, sobre quien escribí este apunte. Por lo tanto, la lucha contra el terrorismo no ha terminado. Pasa a otra etapa.

Tercero, el impacto de la muerte de Bin Laden en la ola de cambios en el mundo árabe. Salvo en la fracción AQIM, que es la versión de Al-qaeda que opera en el norte de Africa, no preveo mayores consecuencias con motivo de la muerte de Bin Laden. Solo en la mente de un dictador, como Gadafi, se le ocurre pensar que su gobierno está luchando contra Al-qaeda, cuando en realidad, es el pueblo oprimido que ya no lo acepta en Libia. Por cierto, Gadafi debe verse en el espejo de Bin Laden. La ola de cambios en el mundo árabe es indetenible. Los deseos de libertad y de democracia no los para nadie. Continuaré oportunamente con este tema.

La foto es la portada del New York Post. Al mejor estilo americano.

Los puntos suspensivos de Bush

16 Dic

El presidente de Estados Unidos de América recibe todos los días el President’s Daily Breifing, mejor conocido por sus siglas «PDB», el informe que recoge todos los datos y análisis de inteligencia sobre temas que comprometen la seguridad nacional. En sus memorias, George W. Bush comienza el capítulo relacionado con los ataques terroristas del 11 de septiembre, con su propia opinión sobre estos informes:

«Cerca de las 8:00am, yo recibí el Informe Diario al Presidente. El PDB, que combinaba inteligencia altamente clasificada con análisis profundos sobre geopolítica, era uno de los momentos más facinantes de mi día. El informe del 11 de septiembre, entregado por un brillante analista de la CIA comprendía sobre Rusia, China y las protestas en Palestina.»

Lo que ese informe no decía es que ese día ocurriría el peor atentado terrorista en suelo americano desde Pearl Harbor. En otra parte de sus memorias, hay otra referencia al Informe Diario al Presidente, del mes de agosto de 2001, relacionado con el interés de Osama Bin Laden de atacar al territorio americano, «pero no se pudo confirmar ningún plan concreto».

Incluso, en la página 35 de sus memorias, Bush cita parcialmente el contenido de ese PDB:

«No hemos podido corroborar algunos de los reportes más sensibles de amenaza, como el de… que Bin Laden quiere secuestrar un avión americano».

Esos puntos suspensivos están, reitero en la página 35 del libro de Bush, seguidos de la única nota al pie que tiene toda la obra, que reza:

«La fuente de este reporte, que es un servicio de inteligencia extranjero, permanece clasificado».

Ni quien fuera el presidente de Estados Unidos puede revelar ese nombre hasta que el gobierno americano decida hacerlo público. Un contraste con la transparencia develada por Wikileaks y los cables de la diplomacia americana.

El cocinero de Osama

14 Ago

Como aficionado al mundo de la gastronomía, y seguidor de los temas políticos, era natural que esta noticia llamara mi atención. Ser el cocinero de Osama Bin Laden ha tenido un alto costo para Ibrahim al Qosi. Detenido en Guantánamo desde diciembre de 2001. Hace unos días, el jurado de la Comisión Militar, el tribunal ad-hoc para estos casos, lo sentenció a 14 años de prisión. Es que Obama, en esta política antiterrorista, se sigue pareciendo a Bush. ¿Qué resolverá esta decisión? ¿Cuántos secretos habrá revelado el cocinero de Osama? De algo estoy seguro, Osama Bin Laden sigue libre, mientras Guantánamo se ha convertido en el centro de la tortura y de la anti-justicia. Más sobre este caso, aquí.

Awlaki, ¿el próximo Osama Bin Laden?

24 Nov

Leyendo esta noticia concluyo que Anwar al-Awlaki es un nombre que debemos observar en los próximos meses y años. Es un Imán residente en Yemén, y que ya demuestra su influencia en otras naciones. En efecto, su nombre no llamaría tanto la atención si no fuera por el hecho de que tres de los diecinueve secuestradores de los atentados del 11 de septiembre atendían sus sermones, e igualmente Nidal Malik Hasan, el responsable de las recientes muertes de Fort Hood, Texas, quien también intercambió más de quince correos electrónicos con Awlaki. No es ocioso preguntarse, ¿será Awlaki el próximo Osama Bin Laden? Esperemos que no.