El Partido Republicano, la otra elección

6 Ene


Como seguidor de los procesos políticos, he estado observando la etapa que está viviendo el Partido Republicano, luego de su fulminante derrota el 4 de noviembre de 2008 en las elecciones de Estados Unidos de América. Y no es para menos: Perdió la Presidencia, 21 puestos en la Cámara de Representantes y hasta ahora, 7 puestos en el Senado de los Estados Unidos.

A pocos menos de tres meses, el próximo 28 de enero, el Comité Nacional, integrado por 168 miembros, estará seleccionando a su próximo Presidente del Partido, o como le llaman en inglés, al Chairman, que deberá dirigir los destinos del Partido Republicano en los próximos años, es decir, durante la Presidencia de Barack Obama.

Son seis los aspirantes a la presidencia del Partido Republicano: Su actual incumbente, y candidato a reelección, Robert «Mike» Duncan, Katon Dawson, Chip Saltsman, Ken Blackwell, Michael Steele y Saul Anuzis. Los tres primeros son del Sur de los Estados Unidos. Blackwell y Steele son de Ohio y Maryland, y de color. Anuzis es de Michigan.

Todos tienen páginas web, y casi todos tienen cuentas en Twitter y Facebook. Un reflejo de cómo el uso de la Web 2.0 por parte de Obama tiene su efecto en la política norteamericana, incluyendo en el partido de oposición.

Es muy novedoso el proceso. Incluso ayer hubo un debate entre los contendores, y se espera que antes del 28 de enero, se produzcan dos debates más.

Lógicamente, después de derrotas como la sufrida por el Partido Republicano, viene una etapa de recriminaciones, e incluso de distanciamiento del actual Presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Eso es normal, y forma parte del ejercicio político. Pero, lo interesante, es que el Partido Republicano no se ha quedado ahí, en esa etapa de búsqueda de culpables, sino que ha dado el salto hacia su renovación, con un sentido autocrítico profundo. Al final, no debe ser fácil militar en el partido que llevó a Estados Unidos a la guerra y a la peor crisis financiera desde la Depresión.

Recomponer su base, le tomará bastante tiempo al Partido Republicano. Algunos señalan que ya no es un partido nacional, lo cual no comparto. Es un partido que acaba de sufrir una extraordinaria derrota, y que tiene que renovarse. Una lección para la mayoría de los políticos de estas latitudes.

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