Pinochet, contado al revés

14 Jun

Quienes hemos vivido bajo regímenes dictatoriales, sabemos lo que es una dictadura. Constituye la expresión del poder absoluto, sin permitir ningún tipo de expresiones que disientan del Príncipe. Es la visión totalitaria de la vida. Todo gira en torno al dictador. Sus actos de tortura, ejecuciones y asesinatos se «justifican» para mantener el régimen en paz. El mundo, para el dictador, se divide en dos: Los buenos (el dictador y sus súbditos), y los malos (los que disienten de él).  Por lo tanto, para ellos,  los «malos» deben ser eliminados de la historia.

Siempre he admirado a Chile, país que he visitado en varias oportunidades. Es una nación en la que la democracia triunfó sobre la dictadura, con el sacrificio de cientos de miles de mártires. En esa lucha, muchas heridas se abrieron, y aún no cierran. El interés de un sector de la sociedad chilena, vinculado a la dictadura, ha vuelto, otra vez, a intentar contar su historia. Y lo ha hecho, de la peor manera. La ha contado al revés, como si todavía Chile estuviese viviendo bajo la dictadura, en donde se podían narrar historias carentes de veracidad:

http://youtu.be/7OzqeB7-yNo

 

Este documental, que cuenta la historia al revés, es hoy objeto de críticas en Chile.  Los buenos son los malos, y los malos son los buenos. El precio de la democracia es alto. Tan alto, que solo en democracia, puede exhibirse un documental contado al revés.  Desde estas latitudes, mi admiración y respeto por los hombres y mujeres, mártires de la democracia, que lucharon en contra de la dictadura de Pinochet, y a quienes, el Chile de hoy, le debe su libertad y su democracia, junto a los partidos y líderes de la Concertación Democrática.

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