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Pinochet, contado al revés

14 Jun

Quienes hemos vivido bajo regímenes dictatoriales, sabemos lo que es una dictadura. Constituye la expresión del poder absoluto, sin permitir ningún tipo de expresiones que disientan del Príncipe. Es la visión totalitaria de la vida. Todo gira en torno al dictador. Sus actos de tortura, ejecuciones y asesinatos se «justifican» para mantener el régimen en paz. El mundo, para el dictador, se divide en dos: Los buenos (el dictador y sus súbditos), y los malos (los que disienten de él).  Por lo tanto, para ellos,  los «malos» deben ser eliminados de la historia.

Siempre he admirado a Chile, país que he visitado en varias oportunidades. Es una nación en la que la democracia triunfó sobre la dictadura, con el sacrificio de cientos de miles de mártires. En esa lucha, muchas heridas se abrieron, y aún no cierran. El interés de un sector de la sociedad chilena, vinculado a la dictadura, ha vuelto, otra vez, a intentar contar su historia. Y lo ha hecho, de la peor manera. La ha contado al revés, como si todavía Chile estuviese viviendo bajo la dictadura, en donde se podían narrar historias carentes de veracidad:

http://youtu.be/7OzqeB7-yNo

 

Este documental, que cuenta la historia al revés, es hoy objeto de críticas en Chile.  Los buenos son los malos, y los malos son los buenos. El precio de la democracia es alto. Tan alto, que solo en democracia, puede exhibirse un documental contado al revés.  Desde estas latitudes, mi admiración y respeto por los hombres y mujeres, mártires de la democracia, que lucharon en contra de la dictadura de Pinochet, y a quienes, el Chile de hoy, le debe su libertad y su democracia, junto a los partidos y líderes de la Concertación Democrática.

La foto: Pinochet y Allende.

27 Ene

Pinochet y Allende.

 

Esta foto, tomada en junio de 1973, de Pinochet y Allende, tiene tres lecturas:

La primera, tiene que ver con la lealtad, que es una virtud muy ausente en estos días. El militar debe lealtad hacia el poder legítimamente constituido, que lo representa el presidente electo democráticamente. Los desleales son tan escasos de valores que son capaces de tomarse una foto con quien le deben respeto y subordinación, y por detrás, conspiran contra el poder legítimo.

La segunda, tiene que ver con la traición. Quien traiciona a la organización que pertenece, a sus valores, a sus principios, es capaz de cometer el acto más vergonzoso que alguien pueda imaginarse. Los dictadores son traidores por naturaleza. Para alcanzar el poder, traicionaron. Por ello, los dictadores terminan, la mayoría de las veces, muertos. No tienen la capacidad para resistir ningún análisis ni crítica sobre sus conductas. Prefieren, morir como lo que son, traidores.

La tercera, tiene que ver con la mirada. Los dictadores no miran de frente, ni tienen sus ojos de cara al sol. Usan gafas oscuras para ocultar sus reales intenciones. Por el contrario, los demócratas tienen una mirada transparente, abierta, a los demás. No son seres perfectos. Cometen errores, pero rectifican, e incluso hasta piden perdón por hechos cometidos por otros. Es el contraste entre la oscuridad que representa la dictadura, y la transparencia que representa la democracia.

La biblioteca de Pinochet

8 Oct

¿Qué puede leer un dictador? ¿Que libros guarda en su biblioteca? En 2006, un juez chileno ordenó hacer un inventario de la biblioteca del dictador Augusto Pinochet, quien estaba aún vivo. Dos peritos bibliográficos y tres ayudantes fueron los encargados de hacer este inventario, así como determinar el valor tangible e intangible del mismo:

«De acuerdo con el resultado de ese informe pericial, que quedó adjuntado entre fojas 71894 y 71912 y que hasta ahora ha permanecido inédito, el equipo de expertos bibliográficos trabajó 194 horas en terreno y otras 200 dedicadas a pesquisas e investigaciones tendientes a determinar el valor monetario y patrimonial de los volúmenes y su mobiliario. El estudio persiguió cuantificar los montos que el general invirtió en este rubro, a partir de dineros que en su gran mayoría se suponen provenientes de fondos de gastos reservados asignados a la Presidencia de la República, a la Casa Militar y a la comandancia en jefe del Ejército.»

«El informe establece que los libros adquiridos por el general Pinochet son cerca de 55 mil, cuyo valor global fue estimado en US$ 2.560.000. A este monto se suman los valores del mobiliario, encuadernación y transporte de publicaciones editadas en el extranjero, todo lo cual fue tasado en US$ 52.000, US$ 75.000 y US$ 153.000, respectivamente. El estudio trasciende las consideraciones económicas.»

En el inventario, existen libros sobre derechos humanos, democracia, y libertad, principios y valores desconocidos brutalmente por Pinochet durante su dictadura.

«Aunque tiene muy buenas cosas, y se nota que tuvo una asesoría detrás, es una biblioteca muy poco organizada, sin un gran orden, con un afán por atesorar por atesorar. Hay una cantidad de obras de referencia, enciclopedias casi escolares, que develan un escaso conocimiento y una escenografía del poder. Después de leer al personaje a través de su biblioteca, mi conclusión es que este señor miraba con mucha fascinación, temor y avidez el conocimiento ajeno a través de los libros. Quien mandó a quemar libros forma la biblioteca más completa del país. Eso es interesante. De alguna forma conoce la dinámica y el poder de los libros.»

Al final, los dictadores son dictadores. Las bibliotecas constituyen un adorno para intentar disfrazar una personalidad llena de complejos. El informe sobre la biblioteca de Pinochet, aquí.