La foto: Pinochet y Allende.

27 Ene

Pinochet y Allende.

 

Esta foto, tomada en junio de 1973, de Pinochet y Allende, tiene tres lecturas:

La primera, tiene que ver con la lealtad, que es una virtud muy ausente en estos días. El militar debe lealtad hacia el poder legítimamente constituido, que lo representa el presidente electo democráticamente. Los desleales son tan escasos de valores que son capaces de tomarse una foto con quien le deben respeto y subordinación, y por detrás, conspiran contra el poder legítimo.

La segunda, tiene que ver con la traición. Quien traiciona a la organización que pertenece, a sus valores, a sus principios, es capaz de cometer el acto más vergonzoso que alguien pueda imaginarse. Los dictadores son traidores por naturaleza. Para alcanzar el poder, traicionaron. Por ello, los dictadores terminan, la mayoría de las veces, muertos. No tienen la capacidad para resistir ningún análisis ni crítica sobre sus conductas. Prefieren, morir como lo que son, traidores.

La tercera, tiene que ver con la mirada. Los dictadores no miran de frente, ni tienen sus ojos de cara al sol. Usan gafas oscuras para ocultar sus reales intenciones. Por el contrario, los demócratas tienen una mirada transparente, abierta, a los demás. No son seres perfectos. Cometen errores, pero rectifican, e incluso hasta piden perdón por hechos cometidos por otros. Es el contraste entre la oscuridad que representa la dictadura, y la transparencia que representa la democracia.

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