El triunfo de Correa

27 Feb

Rafael Correa fue reelecto para un tercer mandato en las elecciones del domingo 17 de febrero. Su triunfo fue abrumador y contundente, lo cual no fue sorpresa para la comunidad internacional. Dos factores contribuyeron a esto: Uno, económico; y otro, no menos importante, político.

En el ámbito económico, tal como aporta M.A. Bastenier:

Ecuador creció en 2011 un 8%, que bajó a un respetable 5% en 2012. En ese año, la inversión pública fue de casi 5,000 millones de euros, la mayor proporción con respecto al PIB de toda América Latina. En 2006, el año de su primera victoria electoral, la deuda exterior devoraba el 24% del PIB mientras que hoy está en el 14% – en Venezuela es el 70% -; y el pago de la misma, que en aquella fecha hipotecaba el 24% del PIB, el año pasado fue del 4%. Correa había logrado en sus primeros mandatos renegociar la deuda, los contratos petroleros y dejado de pagar intereses que tachaba de ilegítimos, todo lo que englobaba en su política de «recuperación de la soberanía». Pero hoy invita al mundo desarrollado a invertir en Ecuador con plenas garantías de seguridad jurídica.

En el ámbito político, como señala Andrés Oppenheimer:

Además de la prosperidad petrolera, Correa ganó las elecciones porque impuso reglas electorales hechas a su gusto y medida. El presidente controla todas las instituciones, e impone cada vez más restricciones a la prensa.

El fenómeno de que el partido oficial controle todas las instituciones no es exclusivo de Ecuador. Incluye en otras latitudes, incluyendo la nuestra. La diferencia en uno y otro caso radica en que, a favor de Correa, en Ecuador no existe la desigualdad social que sí existe en otros países latinoamericanos. En esos países, el descontento ante la corrupción y ante la incapacidad en la solución de los graves problemas generan ingobernabilidad e inestabilidad.  En el caso de Ecuador, es cierto que Correa eliminó a los partidos políticos tradicionales y creó una nueva ley electoral, que, con una oposición dividida, le permite gobernar a sus anchas.

Correa ha afirmado que no aspirará a un nuevo período. Ya van tres mandatos en el Palacio de Carondelet. Él es un animal político. El tiempo dirá si sus palabras son ciertas, o se esfumarán en el aire.

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