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Adiós, Helen

8 Jun

Tengo 43 años de edad. Siete años antes de mi nacimiento, es decir, hace 50 años, Helen Thomas inició su trabajo como corresponsal de prensa en la Casa Blanca. Conoció y trató a once presidentes de Estados Unidos de América: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo y Obama. Toda una historia viviente.

Por sus tantos años en el Briefing Room, fue designada como la decana del cuerpo de prensa de la Casa Blanca. Desde que sigo la política americana, siempre la veía en la primera fila de las principales conferencias de prensa ofrecidas por quienes han ostentado la presidencia, y siempre notaba, con la deferencia y el respeto que los presidentes le daban la palabra, llamándola por su nombre «Helen». Fue tanto el afecto y el aprecio que su último cumpleaños en la Casa Blanca fue celebrado por el propio presidente Obama.

Por eso, la noticia de que Helen Thomas dejaba su puesto como corresponsal de prensa en la Casa Blanca, por haber dado estas desafortunadas declaraciones, me sorprendió. No me esperaba que ella terminara su carrera de esa forma, por la puerta trasera. Sin embargo, hizo lo correcto y lo hizo con dignidad. Una lección de hasta donde las convicciones personales pueden afectar su posición laboral. Aunque nunca la he conocido personalmente, su cara me es muy familiar, por lo que lamentaré no verla más en las conferencias de prensa de la Casa Blanca. Solo queda el recuerdo de sus años al lado de los últimos once presidentes de Estados Unidos, y que algún día nos sorprenda con sus memorias en la Casa Blanca que deberán ser únicas.

La humildad y el político

7 Ago

La entrada del blog de Albert Medrán sobre el gesto del presidente Barack Obama de celebrar su cumpleaños cantándole cumpleaños a la veterana periodista Helen Thomas me ha motivado a escribir este apunte. El gesto de Obama es una demostración de cómo los políticos, aún los que ostentan posiciones como la de Presidente de Estados Unidos de América, deben tener la humildad entre sus principales virtudes. Un contraste muy diferente a las lisonjas que se producen con motivo de la celebración de otros cumpleaños presidenciales.

En una ocasión, leí que «la confianza y la humildad siempre van juntas. Una de las razones por las cuales los hombres son tan propensos a alabarse, a sobreestimar su propio valor y sus propios poderes, a resentirse de cualquier cosa que tienda a rebajarlos en su propia estimación o en la de otros, es porque no ven más esperanzas para su felicidad que ellos mismos».

Ver al presidente Obama, con la sencillez y la humildad, el mismo día de su cumpleaños, en vez de que se lo celebrarán a él, con toda la publicidad de que lo que eso implicaría, observarlo llevarle unos bizcochos, sencillos, a la décana del periodismo en la Casa Blanca, es una extraordinaria lección de humildad, tan necesaria por estas latitudes.

La foto y las imágenes hablan por sí solas. Dudo que Helen Thomas haya tenido otro cumpleaños tan memorable como éste.