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El principito de Marruecos

4 Jun

Nunca he vivido en una monarquía. Nací y me desarrollé en democracia, con altas y bajas. La gran ventaja de la democracia es la «igualdad de todos ante la ley».  En contraste, todavía, en pleno siglo 21, hay monarquías, como la de Marruecos, en donde hay que besarle las manos al rey Mohamed VI, cada vez que se le saluda, tradición que se ha traslado al príncipe heredero Moulay El Hassan, de nueve años de edad, tal como se puede apreciar en este video:

http://youtu.be/L9ng3_ABnnk

 

Viendo estas imágenes, me recordé de los tiempos en que vivíamos en la férrea dictadura de Trujillo, quien, en un gesto que fue aplaudido en aquella época, nombró Coronel, a su hijo Ramfis, cuando tenía siete años de edad:

Ramfis Trujillo, Coronel, a los 7 años de edad.

 

Tradiciones que vienen de la era medieval, y que procuran llevar la idea de la sumisión del pueblo al monarca, deben quedar en el pasado, y que no se repitan jamás. ¡Qué viva la democracia!

La Foto: Mohamed VI y su trono real

10 Mar


Los reyes son reyes, y los súbditos son súbditos. Eso era antes. Hoy día ya no es así. El poder de los ciudadanos en las pocas monarquías que existen en el mundo es cada vez mayor, y poco a poco, los reyes se van convirtiendo en símbolos. Claro, este proceso no es de la noche a la mañana. La ola de cambios en el mundo árabe ha tomado más de veinte años en producirse, y a quienes tienen el poder, forzados por las circunstancias, o se suman en la ola, o terminan derrocados. En Marruecos, el poder reside en las manos del Rey Mohamed VI, quien ayer anunció una serie de reformas tendentes a reducir su poder y transferirlo a la gente, al pueblo, através de las urnas. Es la esencia de la democracia. Ahora hay que ver si esas reformas se convertirán en realidad. Contrasta el escenario en el que el Rey anuncia estas reformas. Lo hace frente a su trono real, grande, enorme, tal como es el poder del rey en Marruecos. A su derecha, el príncipe heredero, Mulay Hassan, de 8 años de edad, con un «trono» ajustado a su tamaño. Me ha recordado, guardando las distancias, al hijo del dictador dominicano, cuando era exhibido a esa edad, con rango de Coronel. Y a su izquierda, su hermano, Mulay Rachid, claro, ese no tiene trono. Los tres vestidos con trajes grises, con sus pisa corbatas y con sus respectivos pañuelos en la solapa. ¡Qué contraste!