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1982-1986, el presidente

8 Dic


Mi padre fue presidente de la República Dominicana desde el 16 de agosto de 1982 hasta el 16 de agosto de 1986. Sería una falta de objetividad de mi parte emitir juicios de valor sobre su gobierno. Esa es la tarea de los historiadores, que incluso, ya lo han comenzado a hacer, como es el caso de Frank Moya Pons en sus ediciones recientes de «Manual de historia dominicana» y de economistas como Carlos Despradel en su libro «40 años de economía dominicana».

Sí, puedo referirme al padre que era presidente. Su talante democrático me lo demostró con su mejor lección. Y ese es mi padre. Recuerdo que fue objeto de críticas por ordenar que su caravana presidencial se detuviera en los semáforos, o que pagara el peaje, al igual que todos los ciudadanos. Asimismo, que un buen día decidiera detenerse en el malecón a tomarse un coco de agua. Igualmente, ordenó que su escolta militar se vistiera de civil, y no de militar, como ocurre en otros países. Mi padre había visitado varias veces Costa Rica, y siempre ha tenido admiración por ese hermano país. La primera vez que supe que en Costa Rica no había militares, y que los ciudadanos se codeaban con el presidente en las calles fue de su voz.

De su experiencia en Costa Rica, decidió que los jueves de cada semana, el Palacio Nacional se abría al pueblo, a la gente, en lo que se llamaban las audiencias populares. Desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde, el presidente con todo su gabinete se establecían en uno de los salones de la primera planta del Palacio, y cada ciudadano que iba con cualquier petición que pudiese ser resuelta y decidida por el gobierno, salía con la solución en sus manos. Desde entonces, ningún otro gobierno ha hecho lo mismo, y sin embargo, me consta que en mis recorridos por el territorio nacional, siempre hay alguien que me demuestra su gratitud hacia mi padre por haber atendido una solicitud en aquellas audiencias populares.

Otro aspecto importante es que mi padre nunca intentó repostularse ni reeligerse. Es un fiel creyente de la alternabilidad en la democracia. Lo hizo desde el primer día en que asumió la presidencia, cuando depositó en el Congreso Nacional un proyecto de reforma constitucional para prohibir la reelección presidencial. Rechazó cualquier intento continuista en ese sentido.

El tiempo se ha ido encargando de poner las cosas en su justo lugar. Mi padre salió de la presidencia de la República, con su patrimonio familiar muy disminuido, a pesar de las infamias y calumnias. Se desligó del ejercicio profesional antes de asumir la presidencia, y luego de mi graduación, tuvimos que comenzar desde cero, en circunstancias muy difíciles. Luego de sufrir una feroz persecución judicial con fines políticos, fue descargado por los tribunales dominicanos. Se ha mantenido como ente de orientación y moderación en el Partido Revolucionario Dominicano, y como es natural, con sus expresiones de apoyo. Es político, de la cabeza a los pies.

Hoy cumple 19 días en estado de coma profundo. Es inevitable que todos estos recuerdos vuelvan a la memoria al verlo librar esta batalla por su vida. Mi familia está orgullosa de su legado como hombre íntegro, responsable, humilde y admirable padre de familia, y sobre todo, de su servicio al país.

Nota sobre la foto: Es la foto oficial de Salvador Jorge Blanco, como presidente de la República, 1982-1986. Fue tomada durante su discurso de toma de posesión el 16 de agosto de 1982. No fue una foto posada. Fue en el calor del momento.

Protocolo presidencial

19 Oct

Este video corresponde a uno de los episodios de la serie de televisión The West Wing o «El Ala Oeste», que es donde despacha ordinariamente el presidente de los Estados Unidos de América. Corresponde a un episodio en el que el Presidente intercambia con una presentadora de radio y da respuesta a una serie de cuestiones en el ámbito religioso. Al margen del contenido de este diálogo, la parte final es la que, para mí resultó interesante, y es cuando el Presidente le observa que mientras todos en el salón se levantaron de sus asientos, en señal de respeto a su alta investidura, ella se quedó sentada. Son tres minutos intensos, y están doblados al español.

Obama y las casas de ‘retiro’ presidencial

11 Dic

El presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, ha afirmado que, luego de instalarse en la Casa Blanca, seguirá frecuentando su casa de Chicago, la cual utilizará como casa de «retiro» o de «escape» de las presiones normales a que se somete al presidente en su residencia habitual, que es la Casa Blanca.

Obama ha sido muy sincero en su respuesta, al decir que no tiene casas en las playas, como lo tenía el presidente George H. W. Bush, ni tampoco ranchos o fincas, como lo tiene el actual presidente George W. Bush, y que sus raíces familiares, sobre todo del lado de su esposa, están en Chicago.

Es oportuno señalar que el presidente de Estados Unidos tiene a su disposición la Casa Blanca y Camp David, que es una facilidad que es usada por los presidentes para descansar, dada sus cercanías a Washington. Incluso, ha servido para importantes reuniones y cumbres de suma trascendencia mundial.

Las declaraciones de Obama me recordaron lo que ha pasado en nuestro país con las residencias o casas de «retiro» de los presidentes dominicanos, es decir, aquellas que son propiedad del Estado Dominicano. No me referiré a las casas de veraneo de la Era de Trujillo. Me refiero a las que han usado los presidentes en la etapa más reciente de la democracia a partir de 1961. Citaré estas tres:

Palacio Nacional: Aunque no es una casa para «retiro» ni «descanso», el tercer nivel del Palacio Nacional tiene algunas facilidades para habitar en él. Tiene una especie de apartamento con habitaciones, salas, y comedor, que ofrecen cierta privacidad al presidente. Incluso, la primera vez que vinieron los Reyes de España en 1976, durmieron ahí. Igualmente, durante el Huracán David, en 1979, el presidente Antonio Guzmán vivió y durmió unos 15 días en el Palacio Nacional. Mi padre, cuando era presidente, utilizaba estas facilidades con mucha frecuencia. Algunas veces, dormía de un día para otro. En mi memoria, creo haberme bañado y cambiado varias veces en estas facilidades.

Casa de Sans Souci: Mucha gente no lo sabe o no se recuerda, pero donde está actualmente el Acuario Nacional, existía una casa de «retiro» presidencial. De todos los presidentes dominicanos, quien más la utilizó fue el presidente Antonio Guzmán. Era muy acogedora. Además tenía una vista excelente, y un extraordinario patio, todo frente al Mar Caribe. Durante la presidencia de mi padre, la frecuenté varias veces. En el 1990, el presidente Juan Balaguer la donó a lo que es hoy el Acuario Nacional. Tengo entendido que la Administración del Acuario la utiliza como parte de sus oficinas.

Casa de Juan Dolio: Es la única que queda como casa de «retiro» presidencial. El presidente Hipólito Mejía la utilizaba con mucha frecuencia. Incluso le hizo importantes remodelaciones. También los presidentes Antonio Guzmán y Jacobo Majluta. Incluso, creo que fue el presidente Majluta que le construyó una cancha de tenis. Mi padre la utilizó no con mucha frecuencia, aunque debo decir que mi hermana y yo guardamos buenos recuerdos de esta residencia. No es una casa suntuosa. Su construcción es sencilla. Su gran activo es que está frente a la playa, con su piscina y un gazebo. Desconozco su estado actual.

A diferencias de otros países, los presidentes dominicanos no tienen residencias oficiales. Viven y residen en sus respectivas casas, lo que implican que las mismas deben ser ajustadas y sometidas a controles de seguridad. Independientemente de donde residan, lo importante es que los Presidentes hagan conciencia de la temporalidad de sus funciones, y que no olviden sus raíces. Obama está dando un buen ejemplo.

Hiperpresidencialismo

22 Oct

Es el término que ha utilizado el Dr. Cristóbal Rodríguez, Consultor del PNUD, refiriéndose a los extraordinarios poderes que acumulará el Presidente de la República, en caso de aprobarse su proyecto de reforma constitucional.

En un apunte anterior, me referí al tema. El presidente Leonel Fernández pretende y aspira colocarse por encima del resto de los Poderes del Estado, el Legislativo y el Judicial, lo cual no puede ser aceptado.

Es importante que, desde ya, los legisladores vayan asumiendo conciencia, de que, si aprueban la reforma tal como ha sido propuesta, se achicará y se disminuirá el poder del Congreso Nacional. Igualmente, sucederá con el Poder Judicial, desmembrado en tres cabezas, sobre lo cual me referiré oportunamente.

Los ciudadanos que amamos la democracia, y que queremos un Estado eficiente, que cueste menos y que haga más, debemos oponernos a estas pretensiones presidencialistas, y, por lo tanto, debemos reclamar los necesarios contrapesos entre los Poderes del Estado.

¿Yo, el Rey?

19 Oct

En la República Dominicana, al igual que en el resto de las democracias representativas, la soberanía reside en el pueblo, en los ciudadanos, en la gente. El “We, the people”, que genialmente describe este poder soberano en la Constitución de Estados Unidos de América, esta consignado, con otros términos en el Articulo 2 de la Constitución dominicana:

La soberanía nacional corresponde al pueblo, de quienes emanan todos los poderes del Estado, las cuales se ejercen por representación.

Si alguien tiene duda de que el anteproyecto de reforma constitucional sometido por el presidente Leonel Fernández al Congreso Nacional se trata de una nueva Constitución, que quiebra el actual sistema constitucional, basta con leer la propuesta contenida en el articulo 102 sobre la definición del Presidente de la República.

Veamos:

El Artículo 55 de la Constitución de la Republica, texto actual, dispone lo siguiente:

El Presidente de la República es el Jefe de la Administración Pública y el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas de la Republica y de los cuerpos policiales.

El Artículo 105 propuesto por la Comisión de Juristas, como resultado de la Consulta Popular sugirió el siguiente texto:

El Poder Ejecutivo es ejercido en nombre del pueblo por el Presidente o Presidenta de la República, en su condición de Jefe de Estado y de Gobierno.

Sin embargo, el Artículo 102 que finalmente llegó al Congreso Nacional, propuesto por el Presidente Fernández, dice lo siguiente:

El Poder Ejecutivo es ejercido en nombre del pueblo por el Presidente de la República, símbolo de la unidad nacional y de la permanencia del Estado.

Intrigado por este cambio, y como el gobierno contrató los servicios de Consultores Jurídicos españoles, leí la Constitución española de 1978, y me encontré con el Artículo 56 de la Constitución española de 1978, que dispone:

El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado Español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las Leyes.

Hay una sola y clara diferencia entre España y República Dominicana. España es una monarquía constitucional. Nuestro país es una democracia representativa.

Una evidencia más de que la propuesta del presidente Fernández retrotraería al país a 45 años atrás, con una nueva Constitución que quebraría la estable democracia que, con altas y bajas, hemos tenido y que podemos definitivamente mejorar en este Siglo 21. Pero, lo haremos, con un Presidente de la República que rinda cuentas, y que se someta a los contrapesos de los Poderes del Estado, no que esté por encima de ellos.