Patentes de invención y empleo
26 Sep
Tenía varios días por escribir sobre este tema. El pasado 8 de septiembre, el Congreso de Estados Unidos aprobó la nueva ley de patentes de invención, que fue firmada y promulgada por el presidente Barack Obama el 16 de septiembre: The American Invent Act. Se trata de una reforma profunda al sistema de patentes de Estados Unidos, que, antes otorgaba prioridad al » first to invent» (primero en inventar), y lo ha sustituido por otorgar derechos al «first to file» (primero que deposite) la invención por ante la Oficina de Patentes y Marcas de ese país.
Un cambio radical, pues antes, los derechos de la patente eran priorizados a favor de quien hiciese el invento, independientemente de si el inventor hubiese hecho o no el registro del mismo. Obviamente, con el desarrollo de programas informáticos y de aplicaciones para el mundo tecnológico, éste punto, el de la prioridad a favor del inventor, era objeto de controversia y de litigios. Tradicionalmente, lo que se hacía es que el inventor cedía sus derechos al desarrollador, y éste a su vez, era el que registraba la patente. Claro, reconociendo en la solicitud, el nombre del inventor, por lo que su nombre estaría consignado en el Certificado de Patente. Este sistema provocó que, al día de hoy, la Oficina de Patentes y de Marcas tuviera pendiente de conocer 700,000 solicitudes de patentes. Un retraso enorme.
Por otra parte, ya Estados Unidos era de los pocos países que quedaban en el mundo con este sistema, mientras la mayoría ya habían adoptado el método del «primero en registrar». Es, ante esta realidad, que el presidente Obama, juntos a los legisladores de ambos partidos, logra modificar el sistema de patentes y aprueba una nueva ley, vinculada a la necesidad de crear empleos. Todas esas solicitudes de patentes pendientes de aprobar significan que hay centenares de miles de empresas que no pueden comercializar o promover sus productos, y por lo tanto, no pueden generar empleos. Ahora, con la nueva ley, el proceso es más expedito, y por lo tanto, asegura una integración de las patentes como parte esencial de la «investigación y desarrollo» de una nación.
Un dato importante es que hubo algunos legisladores que intentaron extender el período de protección de las patentes, que como se sabe es de veinte (20) años, sin renovación. Es decir, que durante ese período, la empresa propietaria de la patente tiene la exclusividad de su comercialización. Vencido ese período, la patente pasa al dominio público. Esto es muy importante, particularmente, en la medicina, sobre todo para aquellas enfermedades que se han constituido en epidemias, y que el costo de su tratamiento es muy caro. Claro, que las licencias compulsorias u obligatorias han sido parte de la solución, aún cuando queda un largo camino por recorrer para que los países menos desarrollados puedan tener acceso a medicamentos, buenos y baratos.
Estados Unidos ha dado un paso importante con la nueva ley de patentes de invención. Veremos oportunamente su impacto en la economía norteamericana y en el mundo.
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