‘J. Edgar’, o el poder de la información

10 Mar

 

Resumir la vida pública y privada de J. Edgar Hoover, uno de los hombres más poderosos en la historia reciente de Estados Unidos, es uno de los principales retos que, sin dudas, ha tenido Clint Eastwood.  Hoover fue el fundador y primer director del FBI, posición en la que estuvo por 48 años, trabajando para ocho presidentes. Eastwood adopta un guión en el que Hoover, ya viejo y cansado, le dicta sus memorias a agentes novatos de la institución, en un viaje al pasado y al presente, en su vida. Leonardo DiCaprio, quien interpreta a Hoover,  es brillante en su actuación.

Es interesante ver en la película cómo surge el FBI, y cómo se inician los primeros pasos en la recolección de los sistemas de identificación de los potenciales criminales. Hoover estuvo muy claro, desde el comienzo, que necesitaba un organismo que no dependiera de ninguna instancia política, excepto del Procurador General. Así se convirtió en uno de las figuras más poderosas y temibles de la política americana. Almacenaba informaciones de diferentes líderes políticos, económicos y sociales, y utilizaba esa información para chantajear y extorsionar, y así obtener privilegios políticos.

Eastwood resalta la posición conservadora radical de Hoover en contra de la «enfermedad del comunismo», su lucha contra las ‘bandas mafiosas’, y su odio contra Martin Luther King.  De igual manera, la película dedica buen tiempo a las investigaciones sobre la desaparición del hijo de  Charles Lindbergh. También, es muy notorio su desdén hacia los Kennedys, especialmente contra Robert Kennedy, quien era su superior jerárquico. De hecho, también Robert Kennedy no tenía mucha empatía hacia Hoover.

Conocedor de las personalidades de los presidentes con quienes trataba, Hoover sabía que el presidente Richard Nixon quería apropiarse de la información secreta que manejaba en el FBI. Por ello, Hoover le pidió a su eficiente secretaria, interpretada por Naomi Watts, que, una vez Hoover falleciere, le destruyera todos esos documentos. Con una lealtad admirable, su secretaria cumplió su misión, justo antes de que penetraran los funcionarios de Nixon, en búsqueda de los famosos archivos secretos de Hoover.

Eastwood retrata también la vida personal de Hoover. La influencia de su madre, interpretada por Judi Dench, es determinante en la carrera de Hoover. Desde dictar su forma de vestir hasta aupar su ego de salvar la dignidad de su familia, los consejos de su madre estaban siempre presente en la vida del director del FBI. De pocos amigos, nunca se casó, no tuvo vida social, Hoover tuvo una relación muy estrecha con su asistente, Clyde Tolson, interpretado por Armie Hammer, que incluso Eastwood lo caracteriza, varias veces, como una relación homosexual. Aún cuando no existan muchas evidencias que apoyen esta tesis, lo cierto es que la relación de trabajo y personal entre ambos fue muy estrecha hasta la muerte de Hoover.

Casi al final de la película, es memorable el diálogo entre Tolson y Hoover, cuando el primero desmiente todas las hazañas que Hoover había ido narrando en la misma.  Ver la película, por tanto, es transitar por distintos episodios que marcaron la historia política de Estados Unidos, la cual, indudablemente, no se puede escribir sin mencionar el nombre de J. Edgar Hoover.

 

 

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