Ecuador ha concedido hoy asilo a favor de Julian Assange, quien pernocta desde junio en la Embajada de Ecuador en Londres. El canciller Ricardo Patiño ha afirmado que su gobierno considera que Assange es víctima de persecución política, que no tiene garantías judiciales y que tiene el riesgo de ser extradictado a un tercer país. Con esta decisión, Ecuador confirma su larga historia como defensor del derecho al asilo y al refugio.
Evidentemente, que no todo es color de rosa. Reino Unido ya ha amenazado a Ecuador con asaltar su sede diplomática y capturar a Assange, quien violó la ley de arresto domiciliario al asilarse a la embajada ecuatoriana. El gobierno británico ha afirmado que revocaría la condición de sede diplomática a la Embajada de Ecuador, y el Scotland Yard entraría a la sede a tomar detenido a Assange y llevarlo a cumplir su arresto domiciliario. Reino Unido se basa en una ley de 1987 sobre el velo diplomático, que le permite revocarlo. Nunca antes el Reino Unido lo ha hecho.
El canciller Patiño ha convocado a una reunión de emergencia de los ministros de relaciones exteriores del ALBA y de UNASUR para este fin de semana. Igualmente, le ha pedido a la OEA que convoque a una sesión extraordinaria. Considero, desde mi punto de vista, que de materializarse la amenaza de Inglaterra, no solo sería un atentado a la soberanía ecuatoriana, sino a todos los países latinoamericanos. La respuesta debe ser en bloque.
Como siempre, es deseable que la solución a este conflicto sea através de los canales diplomáticos, y Reino Unido otorgue el salvoconducto para que Assange pueda viajar a Ecuador. De algo estoy seguro, esta batalla será larga, y muy parecida al precedente de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien permaneció asilado en la Embajada de Colombia en Lima, por un largo período de cinco años. Veremos.
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