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González, Krugman y Aznar: juntos, pero separados

15 Mar




La Confederación de Empresarios de Andalucía celebró el pasado viernes 13 y sábado 14 de marzo las jornadas tituladas Respuestas ante la crisis, en las que reunió, aunque de manera separada, a tres figuras reconocidas globalmente: Felipe González, Paul Krugman y José María Aznar.

Los tres presentaron posiciones y visiones distintas, aunque en el fondo, los tres reclamaron urgencia en la toma de decisiones ante la actual crisis financiera y económica mundial, que tiene su epicentro en Estados Unidos y en algunos países europeos. El debate sobre si el gobierno debe invertir más en la dinamización de la economía, mediante compra de acciones en bancos y en inversiones en obras públicas, o si debe ser a la inversa, sigue en la palestra pública, y cada quien tiene su propia visión.

Felipe González enfatizó la necesidad de un nuevo pacto social en el Siglo 21. Por su parte, Aznar planteó retomar una nueva agenda nacional de reformas para España. Y Paul Krugman, con toda su experiencia, afirmó que el camino será doloroso.

Tanto González como Krugman coincidieron en apoyar una mayor inversión pública en los actuales momentos (incluso Krugman reiteró su opinión de que la Ley de Estímulo Económico del presidente Obama se ha quedado corta ante la magnitud de la crisis), y hicieron un llamado a una mayor coordinación entre los distintos países para enfrentar coherentemente la crisis, aunque advirtieron que no se llegara a una sobre regulación del sistema. En una posición contraria, Aznar exigió un recorte del gasto público y sugirió una nueva oleada de privatizaciones de empresas públicas.

Desde mi punto de vista, la solución está en las manos de los gobiernos, tal como se ha hecho en Estados Unidos, Inglaterra, España, Alemania, Francia, México y Brasil. Obviamente, cada economía tiene sus propias situaciones, pero lo cierto es que es el momento de la inversión pública con transparencia y reglas claras, y más aún, si los países tienen reservas y capacidad crediticia.

Al margen de las diferencias que se puedan tener con estas destacadas personalidades, hay que reconocer que el hecho de que, en un mismo evento, aunque de manera separada, participen y expresen sus opiniones, revela el grado de madurez que tienen las instituciones en España. Es una iniciativa que debería implementarse en otras latitudes.

Aznar y el poder

29 Ene


Gracias a un amigo que reside en España, he recibido y leído el ejemplar del mes de enero de la Revista Vanity Fair (en español), que contiene la entrevista que se le hizo a José María Aznar, ex-presidente del gobierno español. El reportaje ha sido polémico por sus declaraciones sobre el presidente Obama.

Al margen de estas controversiales declaraciones, lo que más me llamó la atención de la entrevista fue su concepción sobre el poder, y cómo en el trasfondo, se respira ese conflicto interno que existe en muchos ex-gobernantes que se refleja en esa transición y adaptación desde tener todo el poder hasta dejar de tenerlo. Reconozco que no es fácil la adaptación, y el proceso toma tiempo.

Hay dos frases de Aznar en la entrevista, que quiero compartir con ustedes:

«Es más fácil llegar al poder que dejarlo».

«Hay quien no concibe vivir alejado del poder. Ahí está Bill Clinton. Yo siempre he entendido la presidencia como algo temporal, pasajero. He sido yo quien ha decidido cuál era el momento de dejarlo. Lo anuncié y lo hice y estoy orgulloso de ello. No tengo sensación de amargura ni de pérdida. ¿Qué traiciones duelen más? Las últimas, siempre las últimas. Las cosas se olvidan y está bien que así sea. No es bueno vivir en el rencor».


Aznar terminó su mandato en el 2004. Cinco años después, reconoce que «es más fácil llegar al poder que dejarlo». Y que ciertamente, en el ejercicio del poder se producen situaciones y conductas que afectan las relaciones humanas, aunque advierte que «no es bueno vivir en el rencor».

Leyendo la entrevista, me recordé de esta foto que fue tomada durante la llamada Cumbre de las Azores, celebrada en marzo del 2003, que fue el preludio de la guerra de Iraq, y el principio del fin del liderazgo de George W. Bush, Tony Blair y del propio Aznar. Sus acciones y sus políticas, particularmente la visión unilateral de imponer y apoyar acciones de guerra al margen de la comunidad internacional, tuvieron como consecuencia que estas tres figuras políticas, de enorme influencia mundial, con extraordinario poderes, ya hoy día, no lo tengan. Así es la democracia.