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Los grandes partidos políticos, aquellos que no solo son ‘grandes’ por su cantidad de militantes, sino por la impronta que han marcado en la sociedad, no están exentos a procesos en los que deben mirarse hacia adentro, redefinirse, reestructurarse, y a veces, reinventarse. Más, cuando se saborea el amargo de la derrota. La ola se levanta con una fuerza, a veces indomable, que solo la pueden navegar aquellos que han sabido comportarse a la altura de los valores y los principios de la organización, y no se dejan arrastrar por el deseo de la venganza, que tanto daño hace a quienes ejercen la política con escasa visión.
Cuando uno observa la lucha que está viviendo el PSOE, en la que indudablemente están enfrentados dos formas distintas del ejercicio político, representadas, una, en Alfredo Pérez Rubalcaba, y la otra, en Carmé Chacón, tiene necesariamente que pensar, más que en las personas involucradas en esta contienda, en el presente y el futuro de una organización política que la historia de la democracia española no se puede escribir, sin mencionar al PSOE. Las luchas internas producen heridas, las cuales toman tiempo en curar, y a veces no se curan, pero hay una organización política a la que es necesario proteger, y la que está por encima de las apetencias e intereses personales.
Ayer, Felipe González puso el dedo sobre la llaga, y lo hizo, a pesar de fue durante un acto de apoyo a Rubalcaba, lo cual le daba más calidad para expresar lo siguiente:
“Alfredo, cuando decidiste ir a la campaña electoral, sabiendo que íbamos a la derrota, me comprometí contigo e hice más campaña que cuando yo era el candidato. Yo creo en ti, antes, durante y después de la campaña, y por eso te apoyo con convicción… Os propongo que en los cambios de estatutos figure un artículo por el que se prohíbe hablar de cuestiones internas, salvo una vez al año; el resto, obligatorio solo para hablar de los problemas de los ciudadanos… Debemos pasar cuanto antes la página de reparto del residuo de poder que nos queda; del reparto del corralito, para volver a ser determinantes”.
A menos de una semana del 38 Congreso del PSOE, el mayor desafío del PSOE es «volver a ser determinantes». Hay dos modelos enfrentados, en una lucha que luce cerrada, con un sistema de votación ‘secreto’ a través de los delegados que ejercerán su voto y elegirán al próximo secretario/a general del partido y la nueva dirección. Confío en que Rubalcaba y Chacón superen las diferencias, se apoyen recíprocamente, luego de la elección, y le confieran sentido y contenido al principal partido político de España.
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