Un resumen del Caso Nisman
18 Feb
«El viernes pasado, el fiscal argentino Gerardo Pollicita convirtió a Cristina Kirchner en imputada, a raíz de la denuncia que el fiscal Alberto Nisman formuló contra ella cuatro días antes de que un balazo en la cabeza le quitara la vida. Pollicita sostuvo ante el juez Daniel Rafecas que merece investigarse si la presidenta, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, otras tres figuras periféricas del kirchnerismo y un dirigente de la comunidad iraní orquestaron un plan para encubrir a los responsables del atentado que en 1994 destruyó la AMIA.
El paso procesal de Pollicita fue previsible: indicó que lo que afirmó Nisman debe ser estudiado. Desde una perspectiva política, su texto tiene otro valor. Sienta a la señora de Kirchner en el banquillo para dar explicaciones por supuestas complicidades con un crimen de lesa humanidad, cuando está abierto el proceso electoral del que surgirá su sucesor. También alienta a quienes sospechan que detrás de la muerte de Nisman estuvo la mano del Gobierno. Esa presunción se debilitaría si Pollicita hubiera descartado el planteo de Nisman. ¿Qué sentido tendría terminar con la vida de alguien sólo porque había lanzado una acusación disparatada? Acaso sin proponérselo, Pollicita refuerza la tesis de que su colega fue víctima del kirchnerismo. Es su aporte subliminal a la movilización que los fiscales convocaron para mañana. Esa marcha promete fijar un clímax para el desasosiego que envuelve a la Argentina desde que Nisman apareció muerto. Sin saber qué hacer con esa atmósfera asfixiante, Cristina Kirchner obedeció a sus reflejos más atávicos: comenzó a llamar “ellos” a los que saldrán a la calle. Convirtió la angustia pública en manifestación opositora. Y a quienes expresan su consternación, en idiotas útiles de una confabulación golpista. ¿Hay una estrategia mejor para sumar personas a la marcha? El miedo es tonto. Y la presidenta tiene miedo.»
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