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Pepe Mujica, entrevistado por Juan José Millás

20 Abr

«La distancia de los políticos con la gente está creando mucho descrédito, y la peor enfermedad es la de los ciudadanos que no creen en su Gobierno (…) En los países grandes hay núcleos económicos que pesan sobre los Gobiernos con un poder del diablo (…) Solo me arrepiento de los amores perdidos».

Más, aquí. Y aquí.

 

 

‘Los pelos de punta’

25 Sep

Gadafi.

Trujillo.

Juan José Millás es brillante. Siempre leo sus artículos y reportajes. Los pelos de punta, artículo que publica en la edición de hoy de El País Semanal es una joya.  Está dedicado a Gadafi,  pero seguro que quienes hemos vivido bajo dictaduras, solo tenemos que sustituir nombres y el artículo se ajusta al dictador que corresponda:  Franco, Trujillo, Duvalier,  Somoza, Pinochet, Idi Amin, Kim Jung-il, Pérez Jiménez, Stroessner, Hitler, monstruos creados por las ansias del poder y el culto a la personalidad:

He aquí un uniforme al que no le falta detalle, un completo, que dirían en el burdel: camisa blanca, corbata negra, cordones trenzados, hombreras con chorreras (o chorradas, ahora no caigo), galones a tutiplén, chatarrería al por mayor, banda de colorines, botones bruñidos y, dentro de él, un gilipollas clásico. Se nos olvidaba mencionar, perdón, la gorra de dos pisos (los dos vacíos pese a encontrarse a la altura del cerebro) y dotada de una superficie plana con capacidad para un helipuerto. Como complemento a toda esa parafernalia (qué rayos significará parafernalia), las gafas de sol gansteriles y la varita fálica de dar órdenes con el pene, o sea, por cojones. A los poderes absolutos (incluso a gran parte de los relativos) les encantan los uniformes. Se trata de una filia perversa (como la pedofilia, la coprofilia o la necrofilia) que tapa carencias imposibles de ocultar por medios menos aparatosos. Cuanto más absolutos son esos poderes, cuanto menos pensamiento contienen, cuanto más se acercan a la simplicidad del paramecio, mayores son sus galas y sus ceremoniales. De ahí la afición de quienes se arrogan la representación de Dios o de los dioses a los zapatos rojos, por ejemplo, a las casullas bordadas con hilo de oro, a los sombreros excéntricos, a los báculos acojonantes y a los vestidos talares, que dan mucho juego. Una gilipollez, de acuerdo, pero una gilipollez con la que el idiota de la fotografía ha gobernado durante 40 años, los mismos más o menos que Franco, otro que cuando se vestía de domingo ponía los pelos de punta al más templado.

P.D. Trujilló gobernó por 31 años la República Dominicana. Murió como mueren los dictadores de su calaña: «El que a hierro mata, a hierro muere».

Rubalcaba, político en mayúsculas

27 Jun

Desde estas latitudes, le doy seguimiento a la política española, muy especialmente a los líderes del PSOE. Siempre le había observado como una fígura de clave, en la sombra, en la estrategia, de las grandes decisiones políticas de los últimos años. En el círculo íntimo de Zapatero. Es la voz de la experiencia. Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior de España, es un político en mayúsculas. Juan José Millás, en su estilo brillante, lo ha desenmascarado en ésta excelente entrevista publicada en El País. Un poco larga, pero cargada de lecciones para aquellos que hacen y siguen la política.