Demócratas y redentores

3 Oct

La historia de América Latina es la del culto a la personalidad del gobernante, sobre todo a aquellos que tienen en sus manos todo el poder. De las férreas dictaduras que caracterizan nuestra historia latinoamericana hemos pasado a otro tipo de liderazgo, que, si bien formalmente está revestido de los símbolos democráticos, exhibe el ‘mesianismo’ y exige su culto. Enrique Krauze describe en Tierra de redentores esta realidad:

La sacralización de la Historia en la persona de un héroe produce la figura política de los «redentores». En América Latina el proceso tuvo antecedentes populares en la guerra de independencia mexicana y en los movimientos mesiánicos de Brasil (que Vargas Llosa recreó en su clásica novela La guerra del fin del mundo), pero su versión moderna -a mi juicio- nace del agravio contra Estados Unidos a partir de la guerra de 1898. Todavía Martí, el último liberal del XIX, pudo soñar con una constelación de repúblicas americanas, orientadas al progreso y respetuosas entre sí. Pero las actitudes imperiales del «monstruo» en cuyas entrañas había vivido (y cuya democracia y dinamismo había admirado) terminaron por decepcionarlo. Con su muerte murió también el proyecto de una América homogénea e igualitaria.

Y añade:

El Réquiem por la Revolución había sido prematuro. La tensión entre Revolución y Democracia seguía desgarrando a América Latina. Mientras la democracia se consolidaba, el posmarxismo seguía imperando en no pocas universidades del continente (y hasta en algunas norteamericanas). Y a principios del siglo XXI, en Venezuela, el mito revolucionario reencarnó en un esperpento político extraído de Valle-Inclán. En su discurso inaugural, Chávez vituperó a la «maloliente» democracia y en su desempeño -como dicta Carlyle- buscaría reducir la historia venezolana a su biografía personal. Marx había escrito: «Todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces… una vez como tragedia y la otra como farsa». Chávez, es cierto, sería una caricatura de Fidel, pero una caricatura con cientos de billones de petrodólares en la cartera y un carisma diabólico: un caudillo posmoderno, un redentor por Twitter.

Evidentemente que hay excepciones a esta regla. Mujeres y hombres que ejercen la política dentro de la democracia para fomentar una mejor sociedad con más oportunidades e igualdades. Son los demócratas, y afortunadamente, son más que los redentores. El 2012, con importantes procesores electorales por delante, será clave para definir el futuro de la democracia latinoamericana. Veremos.

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Apunte relacionado con Enrique Krauze: Fidel Castro y Rómulo Betancourt, la reunión.

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