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‘La batalla por la izquierda en México’

7 Ago

Una joya de artículo, suscrito por Jorge Zepeda:

«En cada organización trotskista integrada por tres miembros existen cuatro facciones políticas, solían decir los clásicos. Una frase para recordar ahora que las dos principales fuerzas de la izquierda en México han abierto hostilidades, una en contra de la otra. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es sólo un líder populista, no es de izquierda, dijo Jesús Ortega, cabeza del grupo llamado Los Chuchos, que controla al PRD, el partido dominante de la izquierda en México. Por su parte, AMLO ha afirmado en repetidas ocasiones que los dirigentes actuales del partido son acólitos del Gobierno de Peña Nieto, cómplices del PRI.

Más allá de los dichos, lo cierto es que ahora que el lopezobradorista Movimiento de Renovación Nacional (Morena) es oficialmente un partido político las dos fuerzas tendrán que emprender una lucha fratricida por su sobrevivencia compitiendo por el mismo electorado. Morena literalmente: para conservar su registro debe obtener 3% de la votación en el verano de 2015, en las elecciones llamadas intermedias. Se da por descontado que la organización de AMLO conseguirá su registro, pero es una incógnita el daño final que pueda provocar en el PRD, aunque se anticipa que no será menor.

¿Qué es más fuerte, el hombre o el partido? El tabasqueño ha sido el motor del ascenso electoral de la izquierda en los últimos 15 años y el líder político con mayor peso en México en décadas. Siempre quedará en duda si efectivamente ganó la presidencia en los comicios de 2006, y en 2012 logró ubicarse como segundo en la contienda, apenas a seis puntos de Peña Nieto. Su capacidad de convocatoria para movilizar a cientos de miles en el Zócalo en el pasado lo convierten en un fenómeno sin parangón en la escena pública. López Obrador no lo ha dicho así, pero en la práctica opera como una paráfrasis de Luis XIV: “La izquierda soy yo”.

Cuando López Obrador sintió que el PRD tomaba posiciones ajenas a su parecer decidió llevarse su pelota a jugar a otro lado. Políticamente es válido, incluso congruente. Pero siempre queda la impresión de que el tabasqueño tenía la fuerza y el liderazgo para luchar por el control del partido, si lo hubiera querido. Sus detractores dirán que el líder deseaba un movimiento propio, absolutamente plegado a su voluntad. Sus partidarios abogarán por la necesidad de depurar a la izquierda de las corrientes burocráticas y entreguistas. Sea una razón u otra, a nadie escapa que el efecto de la división de la izquierda será devastador, aun cuando sea difícil de calcular.

Según encuestas del diario Reforma si hoy fueran las elecciones, el PRD obtendría el 16% de la intención de voto contra el 7% de Morena (y otro 7% sumado de PT y Movimiento Ciudadano, las otras dos organizaciones de izquierda). Eso colocaría al partido por debajo del PRI y el PAN, pese a que toda la izquierda sumada constituiría la segunda fuerza con amplio margen. El efecto en el Distrito Federal es todavía más notorio: Morena obtendría 14% contra 29% del PRD, es decir, prácticamente la mitad.

Ciertamente, el PRD es muchas cosas además de López Obrador. En las elecciones de 2012, Miguel Mancera se convirtió en jefe de gobierno de la Ciudad de México con más del 60% de los votos, la abrumadora mayoría sufragados a favor del Partido de la Revolución Democrática. Posee además fuertes clivajes con organización popular en la capital. Por su parte la presencia real de Morena todavía está por mostrarse. De entrada el proceso para lograr su registro resultó desesperanzador: de las cinco millones de firmas prometidas al inicio (reducidas a dos millones poco después) terminó entregando poco más de las 232.000 exigidas.

Por otro lado, nadie ignora que las convocatorias multitudinarias de López Obrador son cosa del pasado. “La madre de todas las batallas” que constituía la oposición a la “privatización del petróleo” a las que el Gobierno tanto temía, quedaron reducida a actos simbólicos contra todo pronóstico.

Y, sin embargo, Morena llegó para crecer a costa del PRD, lo cual no deja de ser paradójico. Nació en un intento de deslindarse del “entreguismo” de PRD al Gobierno priista, pero su existencia otorga enormes beneficios al PRI. Usualmente, las elecciones intermedias son incómodas para el partido que gobierna en Los Pinos, pues suele perder posiciones en las cámaras. Probablemente no vaya a ser el caso en el 2015 gracias a la fragmentación de la izquierda. Más importante aún, si Andrés Manuel López Obrador persiste en su deseo de convertirse en candidato presidencial para los comicios de 2018, la izquierda llegará con dos candidatos. Una fórmula casi segura para que el PRI pueda repetir otro sexenio en el poder. Tendría incluso amplias probabilidades de recuperar el gobierno de la Ciudad de México si PRD y Morena la enfrentan divididos.

Andrés Manuel López Obrador no es la izquierda, ciertamente, aunque intenta depurarla; en el camino puede ser el paladín de su derrota.»

Debemos vernos en ese espejo, aunque parece que por estas latitudes, ya es muy tarde. En ruta hacia el mismo camino. Extraordinaria lección de lo que no debe hacerse en política.

Pos-elecciones en México: Mirarnos en ese espejo

15 Jul

La situación pos-electoral en México nos obliga a mirarnos en ese espejo. Al igual que, en estas latitudes, nadie duda sobre las matemáticas electorales surgidas del 1 de julio, el día de las elecciones. Al contrario, los cuestionamientos van dirigidos al proceso previo al montaje de las elecciones, y a la libertad del voto que ejerció a cada ciudadano, al argumentarse que hubo compras de votos, suficientemente documentadas. Dicho en otras palabras, es muy difícil e improbable que Peña Nieto no sea proclamado y juramentado como el presidente de México a partir del 1 de diciembre. Sin embargo, al igual que en estas latitudes, no pueden celebrarse próximas elecciones sin las necesarias garantías que aseguren la soberanía popular.

Me inscribo entre los que piensa que Andrés Manuel López Obrador no puede repetir la misma historia anterior, en el sentido de cometer el error histórico de no aceptar los resultados electorales, sobre todo que, a diferencia de la primera vez, en ésta ocasión, la diferencia supera los tres millones de votos. Incluso, comparto la opinión de que la izquierda mexicana debe revisarse y elegir un nuevo liderazgo. Sin embargo, apoyo su iniciativa de transparentar el proceso electoral y de desnudar las debilidades y las miserias propias de un sistema electoral y político que no ofrece garantías electorales.

El pasado 12 de julio, López Obrador fijó su posición al pronunciar este discurso, en el que expuso lo siguiente:

La confabulación de los gobernadores en el Estado de México se tradujo en utilizar recursos del presupuesto público de los estados para comprar millones de votos en todo el país.

Una prueba bien documentada de lo anterior fue el modo en que operó el gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, el cual asignó a sus principales colaboradores, por distrito y municipio, y está demostrado que manejar n chequeras con millones de pesos para la compra de votos.

En la práctica, en todo el país, el sufragio se adquirió con dinero en efectivo, con tarjetas para la obtención de mercancías, con despensas, materiales de construcción, fertilizantes y otras dádivas.

A los cuantiosos recursos económicos de procedencia ilícita que se ejercieron para la compra de los votos, habría que sumar miles de millones de pesos gastados en publicidad, en encuestas hechas a modo y en el pago a qui nes ejecutaron y apoyaron directa o indirectamente este vergonzoso plan. Todo ello, obviamente, rebasa con creces el tope de gastos de campaña establecido en la ley.

El operativo masivo de compra de votos se llevó a cabo antes y durante el día de la elección. Un caso emblemático es el de los monederos electrónicos de las tiendas Soriana, comercios que fueron vaciados por multitudes d l Estado de México, que canjearon tarjetas al día siguiente y en los días posteriores a la elección.

Aunque la compra del voto se dio prácticamente en todo el país, fue más acentuada en las zonas donde viven los más pobres de México, en especial en el medio rural. En estos lugares se registró el mayor nivel de participa ión ciudadana del país, contrario a lo sucedido en las anteriores elecciones presidenciales y superior a la media nacional registrada en los actuales comicios.

Al final de sus palabras, López Obrador insistió en que su lucha será siguiendo los canónes institucionales, y por lo tanto, la resistencia será pacífica. Cuando una lee noticias como ésta, definitivamente, debe llegar a la conclusión de que hay que revisar los mecanismos democráticos en América Latina. El tema, por tanto, no radica en observar la «diafanidad» del día de las elecciones, sino en observar todo el proceso previo a la celebración de las elecciones. Siento que la comunidad internacional todavía no tiene conciencia de ello, y reduce la discusión al llamado «derecho al pataleo», cuando, en el fondo, la discusión es más profunda, pues toca a la esencia misma de la democracia.

El presidente saliente de México, Felipe Calderón, que ya no tiene que tener pelos en la lengua, ha afirmado, sobre la compra de votos,  lo siguiente:

Sí lo es y agregaría, ya lo era hace muchos años. El problema de la democracia mexicana no está en la contabilidad electoral, que fue el alegato de 2006. El problema no está ahí. Está en la libertad con la que un elector llega a la casilla para votar por uno u otro candidato. Y ese desafío sigue presente. No soy de los que creen que una elección se puede decidir así como así por la compra de votos. No es un asunto de fe, es un asunto de pruebas y de decisiones judiciales. Sí estimo que si se llega a comprar un voto (darle al elector un obsequio, un dinero o una tarjeta condicionada a un voto), así sean un voto, cien mil o cinco millones, está mal.

P. Es un fraude…

R. Que tiene que corregirse y castigarse. Si hay un voto o 10 o mil que están comprados, evidentemente se anula la voluntad de esos votantes, pero que esos votos sean nulos no necesariamente implica la nulidad de un proceso electoral en el que han votado 70 millones de personas.

Calderón ha puesto el dedo sobre la llaga. El tema trasciende a las fronteras de México, pues también en otras latitudes de América Latina, incluyendo por estas tierras, también se desnudan las debilidades y las miserias del sistema electoral. Es hora de buscar soluciones para impedir que una sola fuerza imperante, sobre todo aquella que controla estructuras de poder, sea la que imponga resultados electorales, en sustitución del único soberano que tiene derecho: el pueblo.

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El discurso de Peña Nieto

3 Jul

Tal como se preveía en todos los sondeos electorales, Enrique Peña Nieto ganó las elecciones en México, y con él, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresa al poder luego de doce años en la oposición. Se trata de una extraordinaria lección de reconstrucción de un partido político que gobernó autocráticamente en México por 70 años, y que decidió unificarse en torno a proyecto político de este siglo 21, conectado con el poder de la televisión y de la imagen, sobre lo cual oportunamente me referiré en otros apuntes.

Luego de conocerse el primer boletín oficial, Peña Nieto pronunció este discurso:

http://youtu.be/no8V0keJCjk

 

«Somos una nueva generación. No hay regreso al pasado», sentenció Peña Nieto. Frase fulminante que tiene múltiples lecturas. Por estas latitudes, tenemos mucho que aprender.

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– Andrés Manuel López Obrador, quien quedó en segundo lugar, ha decidido repetir la historia, y ha anunciado que impugnará el triunfo de Peña Nieto. Respeto su derecho, pero ha perdido la oportunidad histórica de su reivindicación política. Al margen de esto, el Partido Revolucionario Democrático (PRD) ha sido el gran ganador de este proceso, con la izquierda progresista. Espero que siga construyendo un proyecto político exitoso de cara al futuro.

– El gran perdedor de la jornada lo ha sido el Partido de Acción Nacional (PAN), quien estuvo doce años en el poder. Los judas del PAN, lectura aleccionadora.

México, ¿a la derecha o a la izquierda?

30 Jun

Mañana domingo son las elecciones presidenciales y generales en México. Cuatro candidatos enfrentados: Josefina Vázquez Mota, del Partido Acción Nacional, actualmente en el gobierno; Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional; Andrés Manuel López Obrador, del Partido Revolucionario Democrático; y Gabriel Quadri, de Nueva Alianza.

He participado en diferentes procesos electorales, pero México es un campo de batalla en donde se aplican todo tipo de guerra de guerrillas. Desde lluvias de encuestas hasta compra de votos y robo de urnas. Hay de todo. Por eso, es importante el pacto de civilidad firmado ayer por todos los candidatos presidenciales, comprometiéndose a respetar los resultados electorales.

De lo que está claro es que mañana hay un claro perdedor: el presidente Felipe Calderón, y con él, la candidata presidencial Vásquez Mota, y el PAN. A lo largo de toda la campaña, ha habido un referendo al actual mandato, caracterizado por incremento en de la violencia en las calles de México. De igual manera, el triunfador se perfila que lo será Peña Nieto, que ha logrado recomponer al PRI, y lo ha construido en opción de poder, luego de 70 años de haber gobernado en México, y después de saborear lo amargo de la oposición. El segundo puesto lo ocuparía López Obrador, del PRD, quien se ha presentado más moderado, pero que su conducta en el proceso electoral anterior pesa mucho sobre su presente y su futuro.

Veremos los resultados de la jornada electoral de mañana domingo.

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Apuntes relacionados:

Colosio, el asesinato.

Las verdades de Sicilia.

Debate con sabor a tequila.

Antes del discurso central, la gente se fue…

 

Las verdades de Sicilia

29 May

Ayer, en México, sucedió un encuentro excepcional. Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, se reunió, por separado, con los cuatro candidatos presidenciales: Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri. En un ejercicio de libre expresión y difusión del pensamiento, y de tolerancia, Sicilia vapuleó a los cuatro candidatos presidenciales.

En su discurso, Sicilia expresó:

Porque esta nación no termina de encontrar su camino, porque, como dicen esos versos de Paz, ha estado tomada en muchos sectores por la hipocresía, el cinismo y la delincuencia que tienen herido el corazón de la nación y hecho pedazos el cuerpo de la patria, y por nuestros muertos y desaparecidos, que son el rostro sin fin de esa herida, pedimos a todos un minuto de silencio.

Hace más de un año, permítanme recordarlo, porque el Alzheimer social y político en México es muy grave, el 28 de marzo de 2011, a raíz del asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus amigos, Luis, Julio, Gabo, y otras tres personas más, pronunciamos por vez primera “Estamos hasta la madre”, que se convirtió en la voz de miles. La exclamación fue acompañada días después por una carta con ese mismo título publicada en Proceso. Parte de ella y de ese “Estamos hasta la madre” estaba y continúa estando dirigido a ustedes, los políticos; la otra parte, a los criminales. Días después, el 8 de mayo, después de la larga marcha de cuatro días de Cuernavaca al DF, en la Plaza de la Constitución, leímos un discurso y propusimos seis puntos como el mínimo suelo que necesita la nación para salvar su dignidad, y sobre los que hablaremos en la segunda parte de este encuentro. En ese discurso, dirigido a todos, les dijimos particularmente a ustedes “que no (aceptaríamos) más una elección si antes los partidos políticos no (limpiaban) sus filas de esos que, enmascarados en la legalidad, están coludidos con el crimen y tienen al Estado cooptado e impotente”.

Les pedimos también a los Legisladores una Reforma Política amplia que incluyera revocación de mandato, referéndum, consulta e iniciativa ciudadana, plebiscito, voto blanco, candidaturas ciudadanas, reelección y limitación del fuero, e hiciera así más participativa la vida democrática. Les pedimos también una agenda de unidad que nos permitiera salvar la emergencia nacional en la que esta guerra contra las drogas y la corrupción de las instituciones nos ha sumido, y les advertimos que de empeñarse en su ceguera, las instituciones no sólo “se (convertirían) en lo que ya empiezan a ser, instituciones vacías de sentido y de dignidad, sino que las elecciones de 2012 (serían) las de la ignominia, una ignominia que (haría) más profundas las fosas en donde, como en Tamaulipas, están enterrando la vida del país”.

No hicieron ninguna limpieza honorable de sus filas, nos negaron la Reforma Política y nos han llevado a estas elecciones ignominiosas que han hecho salir a miles de jóvenes a las calles para encontrar el camino que ustedes cancelaron. Lejos de construir la unidad nacional sobre la que tanto hemos insistido, sus campañas electorales parecen la continuación de la violencia que nos azota por otros medios, una violencia que ahonda la fractura de la patria y de las fosas en donde en nombre del poder, de la soberbia y del éxito que debe obtenerse por cualquier medio y a cualquier precio, se empeñan en enterrar la vida de la nación.

El texto íntegro del discurso, aquí.

Continuaré dando seguimiento a este proceso electoral.

Debate con sabor a tequila

10 May

http://youtu.be/GLSgKL3jQBg

 

El pasado domingo se celebró el primer debate presidencial en México, de cara a las elecciones del 1 de julio de 2012. Josefina Vásquez Mota, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri de la Torre confrontaron, en un ambiente muy encartonado, sus ideas y propuestas, y también sus diferencias. No hubo un claro ganador del mismo, aunque Quadri dejó muy buena impresión. López Obrador utilizó su tribuna para atacar a sus contrarios, y exhibió muy pocos cambios a su ya conocida trayectoria. La atención estuvo concentrada en Vásquez Mota y Peña Nieto, que representan las principales opciones. Ambos pudieron haberlo hecho mejor, pero se ciñeron estrictamente al guión, y reflejaron escasa emoción.

Lo que más llamó la atención del debate, no tuvo nada que ver con los candidatos, sino con ella. Como era de esperar, el toque de tequila.

Continuaré dando seguimiento a este proceso electoral.