Creo en la libertad, la igualdad y la fraternidad como principios ordenadores de una sociedad justa. Pero de verdad, tomados en serio y adaptando su consecución a las realidades cambiantes del mundo.
Ha concluido la Jornada Mundial de la Juventud, y además de las multitudes que se aglomeraron en Río de Janeiro, lo más profundo han sido los mensajes del Papa Francisco. Pero, a diferencia de sus antecesores, que enviaban sus mensajes en las diferentes homilías y discursos protocolares, el Papa Francisco ha logrado hacer lo que nunca se hizo: Enviar mensajes contundentes, de manera sencilla y simple, en los diferentes encuentros que tuvo con distintos sectores en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud.
De manera particular, me impactaron dos mensajes: Uno, su discurso a los políticos, al cual le dediqué este apunte; y el otro, el mensaje a los jovenes argentinos (que debe ser asumido como a toda la juventud):
Luego, el otro mensaje contundente y profundo lo dijo, no en Río, sino ya en el avión que le transportaba a Roma. En un hecho sin precedentes, Francisco fue hacia donde estaban los periodistas, y sin ningún formalismo, aceptó todo tipo de preguntas. Solo recordar que con Benedicto XVI, esto era impensable. Y, con Juan Pablo II, había que someterle por escrito las preguntas. Francisco duró más de ochenta minutos respondiendo todo tipo de preguntas. Desde su opinión sobre la homosexualidad, pasando por el escándalo del Banco del Vaticano hasta el detalle de porqué él mismo cargó su propio equipaje.
Sin dudas, los tiempos han cambiado en El Vaticano. Nuevos aires se respiran.
La portada del diario «La Razón» de hoy confirma que, con el Papa Francisco, el Vaticano inicia una nueva etapa. Atrás han quedado los zapatos rojos que tradicionalmente usaba el Papa. Es un gesto que va más allá de un simple cambio de vestimenta. Es la etapa del acercamiento de la Iglesia con sus feligreses, con un Papa que envía señales de sencillez, humildad y austeridad, y al mismo tiempo, con un mensaje claro y certero de que la Iglesia debe ser pobre para los pobres. Guardando las distancias, el Papa Francisco es el Pepe Mujica del Vaticano.
Para muestra, un botón. La primera audiencia del Papa Francisco a la prensa:
Roma es una ciudad cargada de historia. Es también la cuna de las instituciones que hoy día son base de la democracia. Recientemente, estuve en Roma, y comparto con ustedes algunas fotos que describen esta imponente ciudad en otoño:
Venta de cuadros y objetos de arte en la plaza pública.
Había prometido compartir más fotos de la visita de Benedicto XVI a Londres, que culmina hoy. Gracias a Gustavo Kralj, quien está cubriendo esta jornada histórica, por la deferencia en remitirlas al suscrito.
«En los últimos tiempos, gracias al trabajo de las diversas instancias de su País, se han ido produciendo notables logros, tanto en el plano social como económico, que permiten auspiciar un futuro más luminoso y sereno. No obstante, queda aún un largo camino por recorrer para asegurar una vida digna a los dominicanos y erradicar las lacras de la pobreza, el narcotráfico, la marginación y la violencia. Así pues, todo aquello que se oriente al fortalecimiento de las instituciones es fundamental para el bienestar de la sociedad, que se apoya en pilares como el cultivo de la honestidad y la transparencia, la independencia jurídica, el cuidado y respeto del medio ambiente y la potenciación de los servicios sociales, asistenciales, sanitarios y educativos de toda la población. Estos pasos deben ir acompañados por una fuerte determinación para erradicar definitivamente la corrupción, que conlleva tanto sufrimiento, sobre todo para los miembros más pobres e indefensos de la sociedad. En la instauración de un clima de verdadera concordia y de búsqueda de respuestas y soluciones eficaces y estables para los problemas más acuciantes, las Autoridades dominicanas encontrarán siempre la mano tendida de la Iglesia, para la construcción de una civilización más libre, pacífica, justa y fraterna.»
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