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El mejor discurso de Oscar Arias

13 Abr

Siempre he disfrutado de las lecturas de los discursos del expresidente Oscar Arias de Costa Rica. Este fue su discurso de despedida en la Cumbre de Río, del cual comparto este párrafo:

No se debe confundir el origen democrático de un régimen con el funcionamiento democrático del Estado. Hay en nuestra región gobiernos que se valen de los resultados electorales para justificar su deseo de restringir libertades individuales y perseguir a sus adversarios. Se valen de un mecanismo democrático, para subvertir las bases de la democracia. Un verdadero demócrata, si no tiene oposición, debe crearla. Demuestra su éxito en los frutos de su trabajo, y no en el producto de sus represalias. Demuestra su poder abriendo hospitales, caminos y universidades, y no coartando la libertad de opinión y expresión. Un verdadero demócrata demuestra su energía combatiendo la pobreza, la ignorancia y la inseguridad ciudadana y no imperios extranjeros y conspiraciones imaginarias. Esta región, cansada de promesas huecas y palabras vacías, necesita una legión de estadistas cada vez más tolerantes, y no una legión de gobernantes cada vez más autoritarios. Es muy fácil defender los derechos de quienes piensan igual que nosotros. Defender los derechos de quienes piensan distinto, ése es el reto del verdadero demócrata. Ojalá nuestros pueblos tengan la sabiduría para elegir gobernantes a quienes no les quede grande la camisa democrática.

Sin desperdicios. Fue su discurso de despedida, pero fue y es su mejor discurso, por ahora.

Honduras, siento vergüenza ajena

3 Dic

Siento vergüenza ajena por los ciudadanos hondureños que participaron cívicamente en las elecciones presidenciales del pasado domingo.

Siento vergüenza ajena por la Organización de Estados Americanos que ha demostrado su incapacidad en la solución del Golpe de Estado perpetrado en contra del presidente Manuel Zelaya el 28 de junio.

Siento vergüenza ajena por los presidentes latinoamericanos, con el presidente Oscar Arias a la cabeza, que se expresaron abiertamente en contra del Golpe de Estado, y que ahora han tenido que retroceder, reconociendo la legitimidad del nuevo gobierno.

Siento vergüenza ajena por el presidente Barack Obama, a quien muchos hemos apostado por un nuevo estilo en la forma de hacer política, quien ha respaldado el proceso golpista en Honduras, sobre la base de subterfugios e instrumentos de la diplomacia que nos recuerda la década de los setenta y ochenta.

Siento vergüenza ajena por el presidente Lula, quien ha librado solo una batalla, teniendo incluso al presidente legítimo en su Embajada en Tegucigalpa, y quien deberá estar buscando una salida a esta engorrosa situación.

Siento vergüenza ajena por el Congreso de Honduras, que se ha prestado a una manipulación para ex-post, justificar el Golpe de Estado.

Siento vergüenza ajena por el presidente electo de Honduras, Porfirio Lobo, quien en el mes de enero de 2010 deberá recibir la banda presidencial de las manos de un presidente ilegítimo, manchando el inicio de lo que debe ser un gobierno de reconciliación nacional.

Siento vergüenza ajena por el daño a la imagen y a la consolidación de la democracia latinoamericana que el caso de Honduras, con sus complicidades internacionales, ha producido a toda América Latina en sus relaciones con otros países y continentes.

Y finalmente, espero no tener que vivir estos sentimientos ante ninguna otra nación democrática. Que nunca se repita este espectáculo triste y penoso.

Pan y agua (menos circo)

30 Jul


«Porque antes que un sentido de dignidad y de perfección democrática, el pueblo hondureño necesita pan y agua. Y eso quiere decir, en la práctica, comercio exterior, producción interna estable, inversión extranjera y ayuda internacional. Ninguna de esas cosas existirá si no se reestablece el orden constitucional. Ignorarlo no es señal de heroísmo sino de ceguera».

Oscar Arias, presidente de Costa Rica, y mediador ante la crisis de Honduras, en su memorable discurso pronunciado ayer en la XI Cumbre del Mecanismo de Tuxtla.

La OEA: ser o no ser

7 Jul


Al día siguiente del Golpe de Estado en Honduras, escribí: «El Secretario General de la OEA debió estar ayer por la tarde en Honduras, y dar la cara frente a este atropello a la democracia latinoamericana. Reitero, si la comunidad internacional no toma el caso de Honduras con todas las consecuencias, podríamos estar abriendo una ventana de la cual luego nos arrepentiremos.» Han pasado ya nueve días de esta herida a la democracia, y dado el fracaso de la OEA, y a solicitud de los Estados Unidos, y con la anuencia de las partes en conflicto, se iniciará un proceso de mediación en Costa Rica por el presidente Oscar Arias, el cual saludo. Sin embargo, como demócrata, no dejo de exclamar ¡qué triste ha sido el papel de la OEA! Cada día que pase, sin que se logre la restauración del orden constitucional en Honduras, y la adopción de las necesarias reformas políticas e institucionales fruto del diálogo nacional, es un día menos para la legitimidad de este organismo que agrupa a las democracias del continente. A propósito de la OEA, totalmente de acuerdo con esto.

Plan Escudo de Costa Rica, un referente ante la crisis

5 Mar


Costa Rica es cuna de la democracia en América Latina, una nación cuyos gobernantes siempre han dado el ejemplo de ponerse a la altura de las circunstancias. El Plan Escudo, que contiene las medidas para la protección social y estímulo económico frente a la crisis internacional, presentado por el presidente Oscar Arias el 29 de enero de 2009, constituye una importante referencia para países como el nuestro.

Al presentar el Plan Escudo, el presidente Arias expresó (para el caso de los lectores dominicanos, les ruego sustituir donde dice «Costa Rica» por «República Dominicana»):

El hambre, la pobreza extrema, el desahucio, la quiebra, el desempleo se multiplican sobre la faz de la Tierra. Gigantes financieros se desploman, potencias económicas han entrado en recesión y mercados pujantes empiezan a decrecer con velocidad alarmante. Una y mil veces hemos dicho que Costa Rica no vive en una burbuja: aquello que acontece en el mundo la afecta. Esta crisis internacional significará para nuestra economía una contracción fuerte, que muy probablemente se reflejará en el aumento de la pobreza y el desempleo. Habrá menos turismo y disminuirán las exportaciones y la inversión extranjera directa. Quien en este país no se haya dado cuenta aún de la situación que estamos enfrentando, debe abrir los ojos. Nuestros desafíos son graves y deben ser asumidos con seriedad.

¡Cuánta humildad en esta afirmación del presidente Arias! ¡Qué bueno hubiese sido que otros gobernantes de estas latitudes se hubiesen referido así en sus discursos recientes ante sus respectivas naciones!

El Plan Escudo comprende medidas para cuatro sectores fundamentales: 1.- Familia; 2.- El trabajo y los trabajadores; 3.- El sector productivo; 4.- El sector financiero. Aquí pueden encontrar un resumen del Plan.

Me llamó especial atención una de las medidas que impactan a las familias más pobres, y es la de extender lo que sería nuestro desayuno escolar, a los fines de semana, y ampliarlo para que los padres también sean beneficiarios de los mismos. Esto es lo que se llama reorientar el gasto público.

Como toda política pública, el Plan Escudo no es perfecto. Un vistazo a la prensa de ese hermano país revela que determinados sectores han hecho críticas al mismo. Sin embargo, se reconoce que es una iniciativa que refleja la toma de decisiones adecuadas a estos tiempos de crisis.

Lo novedoso de esta crisis económica mundial, es que cada país tiene que adoptar sus propias recetas. Lo curioso es que, mientras unos tomaron las medidas, bajo el ejercicio de la voluntad política, otros no la han tomado, justamente por falta de la voluntad política.

En Costa Rica, no hubo que hacer inversiones en diálogos ni cumbres nacionales para adoptar estas medidas. Un dato interesante: Este es el segundo mandato del presidente Arias. Un hecho, poco usual, en la política de Costa Rica. Un ejemplo también de las lecciones aprendidas de su primer mandato presidencial. Una segunda oportunidad de pasar a la historia.