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1976, el político

5 Dic


En mi casa siempre se respiraba la política (y todavía, aún). Mi padre siempre tuvo y ha tenido inquietudes políticas. Luego de la caída de la dictadura de Trujillo, en esos años de turbulencia e inestabilidad entre 1961 y 1965, mi padre hizo sus primeras incursiones políticas en el partido Unión Cívica Nacional. Y la razón es muy simple. Toda una clase profesional pujante de Santiago vió la necesidad de abrir un espacio político que no estuviese vinculado con la dictadura trujillista, y ese espacio lo significaba ser «cívico». Mi padre nunca lo negó, y al contrario, consechó muy buenas amistades con otros destacados miembros de ese partido. Obviamente, mi padre nunca ocupó posiciones dirigenciales en ese partido.

Luego del triunfo electoral de Juan Bosch, y con la revolución de abril de 1965, mi padre asume un rol importante en la defensa de la constitucionalidad. Terminado ese proceso, y luego de conocer personalmente a Juan Bosch y a José Francisco Peña Gómez, mi padre se inscribe en el Partido Revolucionario Dominicano. Recuerdo perfectamente, a principios de los setenta, haber visto muchas veces a Juan Bosch en mi casa en Santiago. Incluso, para el nacimiento de Dilia, mis padres conservan una nota personal de Bosch con motivo de ese acontecimiento.

Cuando Bosch renuncia del PRD, y funda el Partido de la Liberación Dominicana, mi padre se queda en el Partido Revolucionario Dominicano, al lado de José Francisco Peña Gómez. Desde el año 1973, mi padre inicia una extraordinaria carrera política, que la fue llevando junto a un exitoso ejercicio profesional, destacándose por su defensa a quienes eran objeto de persecuciones en esos difíciles doce años del presidente Balaguer. Ya para 1976, mi padre había aglutinado un importante apoyo de reconocidos dirigentes del partido, y ya había quienes iban estructurando la idea de posible aspiraciones presidenciales.

Si algo he aprendido de mi padre es que cada cosa es a su debido tiempo. En esos años, la figura de mayor popularidad en el partido, a parte de Peña Gómez, lo era don Antonio Guzmán, quien le ganó a mi padre la candidatura presidencial en 1977. Mi padre aceptó los resultados, y apoyó decididamente a don Antonio Guzmán, quien fue electo presidente de la República en el 1978, produciendo la alternabilidad democrática en nuestro país. Nuevos aires de cambio entraron en la política dominicana.

Mi padre, como presidente del PRD y como Senador electo por el Distrito Nacional, le correspondió defender el triunfo de Guzmán en la Junta Central Electoral, en momentos en que fuerzas conservadoras y militares pretendieron desconocer esos resultados. Con tesón, y con la ayuda de otras destacadas figuras, los resultados fueron respetados.

En 1981, ya en la cúspide de su popularidad, mi padre ganó abrumadoramente la Candidatura Presidencial, siendo las primeras primarias con votación universal en la historia del partido. Mi casa era un hervidero de gente, todos los días. Incluso, recuerdo despertame en mi habitación, en medio de una reunión de mis padres con sus colaboradores. Como adolescente, yo no podía ayudar mucho. Contemplaba y veía jugando baloncesto en el patio de mi casa, a la historia.

Fui testigo de esa historia, de ese triunfo resonante del 16 de mayo de 1982, y de la proclamación de mi padre como presidente de la República para el período 1982-1986. Aquel movimiento que se había iniciado en los años setenta llegaba a su ciclo en 1982. Mis padres estaban felices, al igual que toda la familia. Se sentía el peso de la responsabilidad, pero poco se sabía de lo que vendría después. La política es como el beísbol, no se sabe cuál será su final sino hasta que no se cante el out 27.

Terminado todo este proceso, ya mi padre retirado en su casa, luego de sobrevivir una de las más feroces persecuciones políticas. Del sóleo presidencial a la cárcel. Luego condenado, y finalmente descargado por la propia justicia, luego de que se fueran las pasiones. Mi padre siguió siempre, ya en otro perfil, en la política. Cuando sintió que había que respaldar al presidente Hipólito Mejía en el 2004, lo hizo para preservar al partido. No le tembló el pulso. Cuando sintió que había que respaldar a Miguel Vargas en el 2008, lo hizo, siempre de manera elegante.

Una historia fascinante la de mi padre, el político. Como todo en la vida, con sus altas y sus bajas, pero con muchas lecciones. Pocas horas antes del 20 de noviembre, de caer en estado de coma profundo, hablamos sobre el agradecimiento y la lealtad, dos valores esenciales en la política. Esos consejos que me diste ese día, los tengo en mi corazón.

Nota sobre la foto: Mi padre siempre estuvo rodeados de libros, y nos inculcó el hábito de la lectura. En la foto, revisando su biblioteca en la oficina de abogados.

En 6 años, 9 gobiernos

19 Oct

En ocasiones, hay que revisitar la historia para comprender el presente. Quizás, el período más inestable de la democracia dominicana lo ha sido el comprendido entre el 1 de enero de 1962 al 1 de julio de 1966. En seis años, nueve gobiernos, de los cuales siete fueron de dudosa legitimidad democrática:

– 1 de enero de 1961 al 16 de enero de 1962: El Consejo de Estado.

– 16 de enero de 1962 al 18 de enero de 1962 – La Junta Cívico-Militar.

– 18 de enero de 1962 al 27 de febrero de 1963 – El Consejo de Estado.

– 27 de febrero de 1963 al 25 de septiembre de 1963 – Presidencia Constitucional de Juan Bosch.

– 26 de septiembre de 1963 al 25 de abril de 1965 – El Triunvirato.

– 25 de abril de 1965 al 27 de abril de 1965 – Presidencia Provisional de Rafael Molina Ureña.

– 27 de abril de 1965 al 7 de mayo de 1965 – Gobierno de Reconstrucción Nacional.

– 27 de abril de 1965 al 2 de septiembre de 1965 – Gobierno Constitucional de Francisco Alberto Caamaño Deñó.

– 3 de septiembre de 1965 al 1 de julio de 1966 – Presidencia Provisional de Héctor García Godoy.

Durante la revolución de 1965, coexistieron dos gobiernos. Es obvio que el legítimo lo representó el gobierno constitucionalista de 1965. Hubo, igualmente, un presidente que apenas permaneció en el poder, menos de 48 horas. Y, claro, hubo un gobierno, el del Triunvirato, que, tres ciudadanos encarnaron el absurdo de representar, los tres poderes, al Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Y el gobierno democrático, electo por el pueblo, del presidente Juan Bosch, tuvo una duración de siete meses hasta que fue derrocado en un perverso Golpe de Estado.

A veces nos preguntamos por las deficiencias de nuestras instituciones democráticas, hoy en el Siglo 21. La respuesta está en la historia.

Juan Bosch y la banda presidencial

25 Sep


Hoy se conmemora el 47 aniversario del funesto golpe de Estado en contra de Juan Bosch, quien fue juramentado como presidente de la República Dominicana el 27 de febrero de 1963, luego de ganar las primeras elecciones democráticas de diciembre de 1962, después de la caída de la dictadura en 1961. El presidente Bosch solo estuvo en el poder siete meses. Asumo que por su estilo sencillo, obvió colocarse sobre su pecho la banda presidencial el día de su toma de posesión, como es habitual en nuestra democracia. Extraño que un detalle tan importante como ese, y que por demás, es un símbolo de la presidencia, no hubiese estado presente durante esa ceremonia. ¿Habrá sido un preludio de lo que vendría siete meses después? Durante su mandato, Bosch solo se colocó la banda presidencial, una sola vez, y fue en el extranjero, durante su visita oficial a México, el 16 de septiembre de 1963, con motivo de la recepción oficial que el presidente Adolfo López Mateos le ofreció en la sede presidencial mexicana. Apenas, a 7 días, de que se produjera la herida mortal a la democracia dominicana.

(Foto: Pág. 165, libro La democracia revolucionaria, de René Fortunato).

El prólogo de Frank Moya Pons

23 Sep

El gobierno del presidente Leonel Fernández, integrado por dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, es intolerante. No acepta ninguna opinión que no esté de acuerdo con su visión histórica. Porque, en definitiva, y de manera silente, el partido oficial ha querido implantar una nueva historia dominicana, obviando aspectos y elementos fundamentales de la democracia dominicana.

Por eso, cuando René Fortunato, destacado cineasta, publica el libro La Democracia Revolucionaria, con el patrocinio del Senado de la República, incluyendo el prólogo del historiador Frank Moya Pons, desata la ira del presidente del Senado, quien reconoció que, de haber sabido la existencia de ese prólogo con un párrafo del cual no estaba de acuerdo, no lo hubiese patrocinado. Así no se construye la democracia.

He leído el prólogo de Moya Pons, y es el prólogo de un historiador que narra las distintas etapas de la vida de Juan Bosch: El del 1963, el de 1966 a 1978, el de 1978 a 1986, y el de finales de la década de los ochenta hasta su muerte.

El párrafo que molestó al PLD es el siguiente:

«Hubo, finalmente, otro Bosch, que muchos preferirían olvidar hoy, y es el Bosch de la senectud: el hombre que a finales de los ochenta empezó a manifestar síntomas del mal de Alzheimer y que daba continuas muestras de intolerancia y amargura; el político rabioso que peleaba constantemente con sus antiguos amigos, con los miembros de su propio partido, con los periodistas y con los demás políticos: el hombre noble, pero resentido, que fue cayendo lenta e inexorablemente en la decrepitud, como ocurre con tantas cosas en la vida».

Y, a seguidas, agrega:

«Este último Bosch dista mucho, muchísimo, del que René Fortunato retrata en este libro. El Bosch de Fortunato es el Bosch brillante y luminoso, el maestro de la democracia representativa, el pensador y político liberal, el orador deslumbrante y didáctico, el Presidente honesto más allá de lo razonable, el líder político rígidamente coherente con su credo democrático, el verdadero padre de la democracia dominicana».

Ambos párrafos, como todo el prólogo, son juicios del historiador, que retratan la vida de Juan Bosch. Qué distinto, hubiese sido que el PLD, en la voz del presidente del Senado, hubiese saludado ese prólogo, como un ejemplo de la libertad de expresión que, según la Constitución, se vive en la República Dominicana.

Conozco a Frank Moya Pons desde niño. Debería decirlo, al revés, él me conoce desde que yo estaba en el vientre de mi madre. Nos ha tocado vivir momentos estelares, que algún día relataré. Es un historiador excepcional y brillante. Firme, valiente y objetivo. Desde aquí, mis respetos y mi admiración, y mi solidaridad con él, siempre.

Juan Bosch y mis padres, una anécdota

3 Feb

Leyendo el libro El Bosch que conocí, escrito por su secretaria Mildred Guzmán Madera, me encuentro con este relato, que menciona el encuentro entre Juan Bosch y mis padres, Salvador Jorge Blanco y Asela Mera de Jorge:

«La manera jocosa de vivir su vida le ayudó a ser apreciado y distinguido por muchos políticos del país. Un día el expresidente Dr. Salvador Jorge Blanco le hace una visita de cortesía a Juan Bosch y ocurrió esto: Llamó a Pascasio que estaba de servicio y le dijo que el Dr. Salvador Jorge Blanco iba a venir; y le recomendó lo siguiente: «Prepárate una bandeja con cinco copas. Una para el Presidente, otra para su esposa Doña Asela, otra para el general Cuervo Gómez, otra para el Lic. Hatuey D’Camps y una quinta para Juan Bosch. Continúa diciéndole a Pascasio, brinda a la dama primero, luego al Presidente y así sucesivamente». Llega la visita y a los cinco minutos Pascasio viene con la bandeja. Juan Bosch les dice que ahora vamos a brindar con champagne y cuando se toma el primer sorbo, se miran todos unos a otros. En realidad era un mabí seibano«.

Baltasar Garzón, juez global

11 Oct


Ayer tuve el honor de saludar a Baltasar Garzón, Juez de la Audiencia Nacional de España, quien estuvo en la Librería Cuesta, dedicando y autografiando su más reciente prólogo que está contenido en la nueva edición de la obra Judas Iscariote, El Calumniado, escrita por Juan Bosch en 1955.

El hecho de que el Juez Garzón haya aceptado hacer el prólogo de esta obra, escrita hace ya tanto tiempo, contribuye al reposicionamiento de este libro, pues el Magistrado hace un análisis jurídico sobre la culpabilidad o no de Judas en la llamada «traición» a Jesús. Nadie mejor que un Juez de su estatura internacional para hacer éste prólogo, en el que obviamente concluye con su absolución por ausencia de pruebas.

Del encuentro de ayer, lo que más me impresionó fue conocer el talante democrático y humano del Juez Garzón. Había leído en el 2001, la bioografía escrita por Pilar Urbano, titulada Garzón: El hombre que veía amanecer. Ayer habló con claridad sobre el concepto de la justicia penal universal, basada en los principios incorporados al Estado de Derecho que permiten perseguir judicialmente a los actos que atentan contra los derechos humanos. Así como Garzón fue quien produjo la orden de arresto contra el entonces dictador Augusto Pinochet, también ha iniciado el proceso de investigación de las muertes bajo la dictadura de Franco. «Hay que aplicar la ley tanto adentro como afuera de España», afirmó ayer, quien dijo que esto le ha costado ser objeto de una investigación por el Tribunal Supremo de España.

También, Garzón habló sobre la igualdad ante la ley, especialmente sobre la situación que está viviendo Berlusconi en Italia, ante el fallido intento de colocarse por encima de la ley. «No solo quiere inmunidad, sino impunidad», expresó el Magistrado. Hay que señalar que Garzón hizo un resumen histórico de las relaciones entre los jueces y los políticos en Italia, muy novedoso.

Al final de la actividad, tuve el honor de que el Magistrado Garzón me dedicara el libro prologado por él. Indudablemente, Garzón es un Juez global y símbolo de la lucha contra las violaciones a los derechos humanos.

El PRD, en tres voces

25 Ene

Ayer por la tarde, en mi calidad de Secretario General del Partido Revolucionario Dominicano, me correspondió presidir los actos de clausura de las actividades conmemorativas al 70 aniversario de la fundación del partido, el 21 de enero de 1939, en La Habana, Cuba.

Fue un acto muy emotivo, por un lado, e instructivo, por otro. En primer lugar, el reconocimiento a don Angel Miolán, único fundador de los doce de nuestra organización, que está vivo, fue el momento cumbre de la actividad. Tal como dije en mis palabras:

El PRD no tiene con qué pagarle a don Angel todo el esfuerzo y el sacrificio que él ha hecho por nuestra organización, por lo que, en este día, decidimos, como reconocimiento a su historia, es entregarle lo mismo que él nos trajo el 5 de julio de 1961: el «jacho prendido», símbolo del PRD, que representa la luz de la democracia.

Luego, procedimos a dejar inaugurada la Galería de Fotos de los Ex-Presidentes de la República que han sido postulados o auspiciados por el PRD: Juan Bosch, Francisco Alberto Caamaño, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. También, inauguramos la Galería de Fotos de los Ex-Presidentes del PRD desde su fundación hasta nuestros días. Un homenaje a las mujeres y a los hombres que sobre sus hombros ha descansado la responsabilidad de llevar a nuestra organización hasta lo que es hoy, uno de los principales constructores de nuestra democracia.

Después entramos en la parte más instructiva, de contenido, con las exposiciones de tres voces autorizadas de nuestro partido, que, através de sus distintas tonalidades, nos transitaron por toda la historia del PRD, desde 1939 hasta 1998, específicamente hasta el fallecimiento de nuestro líder de siempre, Dr. José Francisco Peña Gómez. Esta tarea estuvo a cargo de Fulgencio Espinal, Tony Raful e Ivelisse Prats Ramírez de Pérez, quienes brillantemente resumieron estos 70 años de lucha por la libertad, la institucionalidad y la justicia social.

Ayer, hoy, mañana y siempre, me sentí, siento y sentiré orgulloso de militar en el PRD. La historia de la República Dominicana no se puede escribir sin mencionar las siglas del PRD. Claro, hemos tenido, nuestros aciertos y desaciertos, nuestras luces y sombras, pero las luces son más que las sombras. Ahora, en el 2009, lo que tenemos es que asumir nuestro compromiso ante la sociedad de continuar impulsando el socialismo democrático, con transparencia, haciendo uso efectivo de las tecnologías de la información y la comunicación, y concluir con las reformas institucionales, económicas y sociales, pendientes por muchos años, en nuestro país.

PRD, fundado en 1939

9 Ene


Cuando uno milita en una organización política, como el Partido Revolucionario Dominicano, organización que cumplirá 70 años de haber sido fundado en Cuba 21 de enero de 1939, obliga a estar formado y documentado de sus orígenes y su historia. Más, si quien escribe este Apunte, es el Secretario General del partido.

Resulta que, a propósito del 70 aniversario de la fundación del PRD, el periódico El Día publicó el reportaje titulado Al PRD lo fundaron en 1943, sobre la base de que el documento de su legalización se registró en las oficinas correspondientes en Cuba el 18 de enero de 1943, y que, por lo tanto, ésta es la fecha de su fundación, y no el 21 de enero de 1939. Incluso, algunos se han hecho eco de esta noticia.

Como era lógico, esta información despertó inquietudes en el seno de nuestra militancia, y recibí múltiples llamadas sobre esto. Basta con recordar que el símbolo del PRD, que es el conocido «jacho prendido», tiene inscrito en su parte inferior, el año 1939, como fecha de su fundación.

Afortunadamente, luego de referir al periódico El Día, las opiniones de valiosos historiadores y dirigentes del PRD, se publicó ayer el reportaje titulado Historiadores y políticos dicen que el PRD se formó el 21 de enero de 1939.

La prueba más irrefutable de que esto fue así está en el testimonio del único fundador del PRD que está vivo actualmente, Don Angel Miolán, quien el 11 de mayo de 1983, en un artículo escrito en el desaparecido diario Última Hora, expresó:

«Se habla mucho del encuentro de El Cano, (Marianao, La Habana, Cuba), en la casa del Dr. Virgilio Mainardi Reyna, donde se conoció y aprobó la Doctrina del partido. Junto al anfitrión se mencionan al Dr. Juan Isidro Grullón, al Prof. Juan Bosch, a Lucas Pichardo, y al doctor Enrique Cotubanamá Henríquez. Se ha dicho que esa reunión tuvo lugar el 21 de enero de 1939. Y esa fecha ha sido admitida como la fecha de la fundación del PRD. En el informe que hube de rendir en la Primera Convención Nacional del PRD, en el Ensanche Ozama, correspondiente a mi actuación de diez años como secretario general del mismo.»

El PRD fue fundado el 21 de enero de 1939. Decir lo contrario, es desconocer la realidad histórica. Que este Apunte sirva para honrar a los fundadores del PRD, su memoria y su legado.

ACLARACION: Por alguna razón técnica, el servidor del periódico El Día, no está disponible, al momento de escribir esta entrada, por lo que pido excusas si los vínculos referidos no pueden ser accesados. Espero que durante el día, esto pueda ser subsanado.