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La foto: Antonio, Ivelisse, Peña, Jacobo y mis padres

8 Jul

Mi padre, junto a Antonio, Ivelisse, Peña, Jacobo y mi madre.

 

El pasado 5 de julio se conmemoraron dos fechas muy significativas para mí, difícil de desglosarlas porque están íntimamente vinculadas, aunque separadas en el tiempo. Celebramos el 51 aniversario de la llegada a la República Dominicana, del Partido Revolucionario Dominicano, el 5 de julio de 1961, cuando la Comisión, integrada por Angel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, pisó suelo dominicano y se inició el camino de la democracia, que con altas y bajas, vivimos hoy por estas latitudes.  Por otra parte, ese día, el 5 de julio es el natalicio de mi padre, Salvador Jorge Blanco, quien nació el 5 de julio de 1926. Si hubiese estado entre nosotros, habría cumplido 86 años de edad. En honor a esa fecha, y a ambos significados, comparto esta foto, tomada en 1980, en la entonces Casa Nacional del PRD, ubicada en Gazcue, Santo Domingo, en las que se observan al entonces presidente Antonio Guzmán, Ivelisse Prats, mi padre, José Francisco Peña Gómez, el entonces vicepresidente Jacobo Majluta y mi madre, Asela Mera de Jorge. Otros tiempos, otras épocas. ¡Que extraordinario legado nos dejaron!

Carlos Andrés Pérez, in memoriam

4 Ene

Por razones conocidas, no pude escribir el apunte dedicado a Carlos Andrés Pérez, expresidente de Venezuela, en el momento en que ocurrió su fallecimiento. Cosas del destino. El presidente Pérez falleció siete horas antes que mi padre. Pero, no podía dejar de escribir este apunte dedicado a un hombre que fue solidario con la democracia dominicana y con la de muchos países latinoamericanos.

Cuando el presidente Antonio Guzmán ganó las elecciones del 16 de mayo de 1978, terminando así con la etapa oscura de los doce años del presidente Joaquín Balaguer, hubo sectores de poder, cercano a éste último, que se negaron a reconocer el triunfo expresado en las urnas. Adicionalmente a los valientes dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, entre ellos, mi padre Salvador Jorge Blanco, que defendieron el triunfo electoral ante la Junta Central Electoral, hubo la oportuna y necesaria intervención de tres personalidades internacionales que contribuyeron a que el presidente Balaguer reconociera el triunfo del presidente Guzmán, y le entregara el poder el 16 de agosto de 1978.

Los entonces presidentes Carlos Andrés Pérez, Jimmy Carter y Mario Soares, de manera separada, intervinieron puntualmente para lograr que se respetara la decisión del pueblo dominicano. En el caso del presidente Pérez, llegó a comunicarse directamente con el presidente Balaguer para exigir la transferencia del poder. Fue un momento estelar de la vida democrática dominicana, y quienes sentimos apego por los valores de la democracia, debemos agradecer y reconocer ese gesto invaluable del presidente Pérez.

Ese gesto se debió a la entrañable amistad que siempre existió entre José Francisco Peña Gómez y Carlos Andrés Pérez, desde que Peña Gómez hizo su entrada triunfal a la Internacional Socialista en 1976. Esa amistad se extendió entre diversos líderes del Partido Revolucionario Dominicano y de Acción Democrática, y luego entre los gobiernos dominicano y venezolano. Ahí nació la extraordinaria generosidad de Venezuela hacia República Dominicana, que se ha mantenido hasta los actuales momentos.

Felipe González escribió este artículo sobre Carlos Andrés Pérez. Al igual que muchos venezolanos y latinoamericanos, deseo que el presidente Pérez descanse en paz, en Venezuela, su tierra amada. Murió un demócrata, y sobre todo, un amigo de República Dominicana, Paz a sus restos.

1982, el mitin

17 Dic



Recuerdo perfectamente este mitin, que fue el de cierre de la campaña electoral, antes del 16 de mayo de 1982. Fue celebrado en la explanada del Estadio Quisqueya, en Santo Domingo, República Dominicana. La otra foto recoge el momento en que mi padre es cargado, con su traje blanco y corbata, al momento de llegar a la manifestación. Ese día se confirmó su victoria. En el fondo, se observan afiches de José Francisco Peña Gómez, líder de siempre del Partido Revolucionario Dominicano; Jacobo Majluta, quien era candidato a senador por el Distrito Nacional; y mi padre, Salvador Jorge Blanco, candidato presidencial. Fue un día felíz.

Hoy, mi padre ha llegado otra vez a su casa, tras 28 días interno en la clínica. Sigue en estado de coma, pero he sentido la misma tranquilidad que hemos tenido siempre en nuestro hogar, a pesar de las altas y las bajas en nuestras vidas. En aquellos años de vida de duras pruebas, de alegrías y de tristeza, nuestra casa siempre fue nuestra fortaleza, el lugar para compartir, leer, reflexionar y descansar. Hoy nuestro apiario casero está de jubilo. Ha llegado quien se nutre de la miel. Un gladiador. Un luchador. El mismo que está en esa manifestación, en medio de la gente, del pueblo. Qué lección de vida.

1976, el político

5 Dic


En mi casa siempre se respiraba la política (y todavía, aún). Mi padre siempre tuvo y ha tenido inquietudes políticas. Luego de la caída de la dictadura de Trujillo, en esos años de turbulencia e inestabilidad entre 1961 y 1965, mi padre hizo sus primeras incursiones políticas en el partido Unión Cívica Nacional. Y la razón es muy simple. Toda una clase profesional pujante de Santiago vió la necesidad de abrir un espacio político que no estuviese vinculado con la dictadura trujillista, y ese espacio lo significaba ser «cívico». Mi padre nunca lo negó, y al contrario, consechó muy buenas amistades con otros destacados miembros de ese partido. Obviamente, mi padre nunca ocupó posiciones dirigenciales en ese partido.

Luego del triunfo electoral de Juan Bosch, y con la revolución de abril de 1965, mi padre asume un rol importante en la defensa de la constitucionalidad. Terminado ese proceso, y luego de conocer personalmente a Juan Bosch y a José Francisco Peña Gómez, mi padre se inscribe en el Partido Revolucionario Dominicano. Recuerdo perfectamente, a principios de los setenta, haber visto muchas veces a Juan Bosch en mi casa en Santiago. Incluso, para el nacimiento de Dilia, mis padres conservan una nota personal de Bosch con motivo de ese acontecimiento.

Cuando Bosch renuncia del PRD, y funda el Partido de la Liberación Dominicana, mi padre se queda en el Partido Revolucionario Dominicano, al lado de José Francisco Peña Gómez. Desde el año 1973, mi padre inicia una extraordinaria carrera política, que la fue llevando junto a un exitoso ejercicio profesional, destacándose por su defensa a quienes eran objeto de persecuciones en esos difíciles doce años del presidente Balaguer. Ya para 1976, mi padre había aglutinado un importante apoyo de reconocidos dirigentes del partido, y ya había quienes iban estructurando la idea de posible aspiraciones presidenciales.

Si algo he aprendido de mi padre es que cada cosa es a su debido tiempo. En esos años, la figura de mayor popularidad en el partido, a parte de Peña Gómez, lo era don Antonio Guzmán, quien le ganó a mi padre la candidatura presidencial en 1977. Mi padre aceptó los resultados, y apoyó decididamente a don Antonio Guzmán, quien fue electo presidente de la República en el 1978, produciendo la alternabilidad democrática en nuestro país. Nuevos aires de cambio entraron en la política dominicana.

Mi padre, como presidente del PRD y como Senador electo por el Distrito Nacional, le correspondió defender el triunfo de Guzmán en la Junta Central Electoral, en momentos en que fuerzas conservadoras y militares pretendieron desconocer esos resultados. Con tesón, y con la ayuda de otras destacadas figuras, los resultados fueron respetados.

En 1981, ya en la cúspide de su popularidad, mi padre ganó abrumadoramente la Candidatura Presidencial, siendo las primeras primarias con votación universal en la historia del partido. Mi casa era un hervidero de gente, todos los días. Incluso, recuerdo despertame en mi habitación, en medio de una reunión de mis padres con sus colaboradores. Como adolescente, yo no podía ayudar mucho. Contemplaba y veía jugando baloncesto en el patio de mi casa, a la historia.

Fui testigo de esa historia, de ese triunfo resonante del 16 de mayo de 1982, y de la proclamación de mi padre como presidente de la República para el período 1982-1986. Aquel movimiento que se había iniciado en los años setenta llegaba a su ciclo en 1982. Mis padres estaban felices, al igual que toda la familia. Se sentía el peso de la responsabilidad, pero poco se sabía de lo que vendría después. La política es como el beísbol, no se sabe cuál será su final sino hasta que no se cante el out 27.

Terminado todo este proceso, ya mi padre retirado en su casa, luego de sobrevivir una de las más feroces persecuciones políticas. Del sóleo presidencial a la cárcel. Luego condenado, y finalmente descargado por la propia justicia, luego de que se fueran las pasiones. Mi padre siguió siempre, ya en otro perfil, en la política. Cuando sintió que había que respaldar al presidente Hipólito Mejía en el 2004, lo hizo para preservar al partido. No le tembló el pulso. Cuando sintió que había que respaldar a Miguel Vargas en el 2008, lo hizo, siempre de manera elegante.

Una historia fascinante la de mi padre, el político. Como todo en la vida, con sus altas y sus bajas, pero con muchas lecciones. Pocas horas antes del 20 de noviembre, de caer en estado de coma profundo, hablamos sobre el agradecimiento y la lealtad, dos valores esenciales en la política. Esos consejos que me diste ese día, los tengo en mi corazón.

Nota sobre la foto: Mi padre siempre estuvo rodeados de libros, y nos inculcó el hábito de la lectura. En la foto, revisando su biblioteca en la oficina de abogados.

Obama y sus enemigos

13 Sep

Así se titula el artículo de Moisés Naím, publicado en El País. Con este apunte, concluyo, por ahora, los apuntes tendentes a explicar la situación política que vive el presidente Obama, y la previsible derrota electoral que tendrá en las elecciones congresuales de noviembre próximo: Obama, en picada y Tea Party, el clavo en el zapato. Concuerdo con Naím en el sentido de que el gran problema de Obama es la economía, y que ciertamente ya el ciudadano americano no reconoce tan siquiera que Obama heredó una crisis de grandes proporciones. Sin embargo, la contradicción entre las reformas positivas que ha aprobado Obama ante la caída de su popularidad, lo que indefectiblemente afecta las posibilidades electorales del Partido Demócrata, es justamente la alianza heterogénea, de intereses políticos, económicos y religiosos, que se ha formado para cerrar el paso al presidente Obama, y sentarlo con los brazos cruzados durante los próximos dos años. En eso, Rupert Murdoch y la cadena Fox están jugando un rol estelar. Se han constituido en la cadena matriz de todo ese desencanto, motorizado por cuantiosas donaciones a la ultra derecha americana. En República Dominicana, vivimos un proceso muy similar, aunque guardando las distancias, con José Francisco Peña Gómez, que nunca pudo ser presidente, porque esas fuerzas conservadoras le cerraron el paso, por odio, rencor y por su color de su piel. Obama ya es presidente, pero qué difícil ha sido el tránsito que ha tenido que recorrer durante su mandato, a pesar de sus éxitos políticos. Sigo insistiendo que la luz está al final del túnel. Obama persistirá, vencerá y saldrá por la puerta grande al final de su mandato.

Peña Gómez, 12 años después

10 May

Hoy se conmemora el doce aniversario del fallecimiento de José Francisco Peña Gómez, líder de siempre del Partido Revolucionario Dominicano. A propósito de esta fecha, ésta fue mi última conversación con Peña Gómez.

¿Dónde esta mi voto? En Irán, igual que aquí en 1994

21 Jun


A raíz de las elecciones de Irán en las que, en medio de denuncias de fraude, Mahmund Ahmadineyad fue reelecto a un segundo período, con un 62.63%, en contra de Mir Hosein Musarí, quien obtuvo un 33.75%, la comunidad internacional ha expresado sus dudas sobre los resultados electorales. Gracias a las redes sociales, particularmente Twitter, nos hemos enterado de los acontecimientos y protestas que se han venido aconteciendo en Irán, a pesar de la censura y del bloqueo dispuesto por el gobierno iraní.

Las elecciones han provocado una fractura social en Irán, tal como señala El País de hoy, y se debate entre miles y miles de ciudadanos que quieren nuevas elecciones, y entre un gobierno, en el que el Islám es el alma del Estado, que no está dispuesto a convocar nuevas elecciones, y que, por el contrato, ve todo esto, como un hecho cumplido. No obstante, las protestas siguen, y ya se cuentan muertos.

Ahora, ¿qué fue lo que pasó en Irán? ¿Por qué se habla de fraude? A pesar de que la mayoría de los medios digitales se han ocupado de resaltar las protestas, he encontrado en el blog de Brad, una descripción de lo que realmente sucedió:

«A less than popular old-line incumbent facing massive public demonstrations against him and in favor of his main progressive challenger promising reform; polls that suggest a swell of support for the challenger; unprecedented turnout on Election Day; long lines at polling places; paper ballot shortages and names missing from voter rolls; widespread rumors, concerns, and evidence of voter intimidation and vote-rigging, all accompanied nonetheless by a general feeling among the populace that the incumbent has been turned out, only to learn from officials, late on Election Night, after secret vote counting, that the incumbent has been declared the winner of a second term».

Es decir, que el fraude electoral estuvo concentrado en enviar a las mesas electorales menos boletas que el promedio de electores supuesto a ir a votar, y por otra parte, hubo exclusiones en las listas de electores, o mejor dicho, en el padrón electoral.

Fue lo mismo que pasó en la República Dominicana en 1994, en las elecciones presidenciales en las que el gobernante de turno, Joaquín Balaguer, articuló, junto a otras fuerzas oscuras, un masivo fraude electoral, para impedir que José Francisco Peña Gómez ganara las mismas. Me recuerdo que una de los elementos del fraude fueron las masivas exclusiones del padrón electoral, es decir, votantes que no pudieron ejercer su derecho al voto. Todo esto provocó que, con la intervención de la Organización de Estados Americanos, se hiciera un pacto político que reformó la Constitución y que se convocaran a elecciones en 1996.

Dos diferencias son muy notables entre lo que sucedió aquí en 1994 y lo que está aconteciendo en Irán actualmente. Primero, la oposición iraní está muy dividida, y no hay un liderazgo alternativo que pueda aglutinar las distintas fuerzas y corrientes políticas y religiosas, que pueda provocar una salida a la actual fractura social. Y, segundo, en las elecciones dominicanas de 1994, hubo observadores electorales internacionales que certificaron el fraude, lo que no ha sucedido en Irán, como consecuencia de las medidas antidemocráticas del régimen iraní.

Este es el momento en que, por ejemplo, no he visto un acta de una mesa electoral en Irán en la que se pudiera apreciar el fraude. ¿Es que no había presencia de delegados de los candidatos presidenciales en cada mesa electoral? Esto fue un factor crucial para demostrar el fraude electoral en el 1994.

Los episodios que está viviendo Irán no terminarán por ahora. Es el inicio de un ciclo de cambios que se producirá en esa gran nación, promovido básicamente por los movimientos juveniles iraníes. Lo curioso de todo esto, es cómo Irán está viviendo en el 2009 lo que ya la República Dominicana vivió en 1994, hace 15 años.

ACTUALIZACION I: Por fin, el «think tank» británico, Chatham House, publica su informe en el que demuestra el fraude electoral en Irán. Hubo provincias en las que «votó» el 100% de la lista de electores. En otras provincias, no guarda relación la cantidad de electores con los resultados electorales. Esto era lo que hacía falta. Se acerca la hora de la verdad en Irán, y los cambios profundos en el sistema político, cada día, son y serán una realidad.

ACTUALIZACION II: Irán admite discrepancias electorales en alrededor de 3 millones de votos. Ya esto es suficiente para convocar nuevas elecciones.

Mi última conversación con Peña Gómez

10 May


Hoy se conmemora el 11 aniversario del fallecimiento de José Francisco Peña Gómez, líder del Partido Revolucionario Dominicano y uno de los constructores de la democracia dominicana. Siempre tengo muy presente mi última conversación a solas con el Dr. Peña Gómez, que, en honor a la verdad, fueron muy pocas y siempre fueron en momentos estelares de su carrera política.

En el verano de 1997, tomé la decisión de aspirar a la Presidencia de la Juventud Revolucionaria Dominicana (JRD), el frente de masas que organiza a los jóvenes del Partido Revolucionario Dominicano, e inicié una serie de recorridos por todo el país. Pocos días después, el compañero y amigo Tony Peña Guaba lanzó también sus aspiraciones a la misma posición, iniciándose una competencia que fue muy saludable, pues dinamizó a los jóvenes del partido. Muchos me decían que iba a ser una competencia difícil, dado que Tony Peña era hijo del Dr. Peña Gómez. Una de las cosas que siempre he tenido muy presente en las luchas políticas es nunca personalizar los objetivos políticos.

Recuerdo que, para diciembre de 1997, y gracias a Hatuey De Camps, quien era Secretario General, me integré a los trabajos electorales del partido, en una Comisión que tuvo a su cargo la preparación de todos los documentos relativos a la presentación de las candidaturas a los cargos congresuales y municipales para las elecciones de mayo de 1998, que por mandato de la ley, hay que presentarlas para el mes de marzo ante la Junta Central Electoral.

Fue para mí una honra tener que trabajar directamente con el Dr. Peña Gómez, en estos procesos, que agotaron largas horas de conversaciones y negociaciones. En vísperas del cierre del plazo de inscripción, recuerdo que el Dr. Peña Gómez me llamaba en horas de la madrugada para que introdujera determinados cambios, siempre bajo la más absoluta discreción.

Terminadas estas jornadas, continué con mis trabajos proselitistas hacia la presidencia de la JRD, hasta que, en los primeros días del mes de abril, recibí una llamada del Dr. Peña Gómez citándome a su casa de Cambita, San Cristóbal. Algo me decía que me iba a hablar de mis aspiraciones, y recuerdo que consulté con mi padre, quien me dió un excelente consejo. Al llegar allí, estaban los compañeros Emmanuel Esquea, quien era presidente del PRD; Tony Raful, presidente en funciones; Peggy Cabral, y me pasaron a una habitación en la que estaba el Dr. Peña Gómez, muy afectado ya por la terrible enfermedad.

Él, Peña Gómez, fue muy franco y directo, y me pidió que declinara mis aspiraciones a favor de Tony Peña, y que aceptara ocupar la Secretaría General de la JRD. Ante este pedido, le dije que, por respeto y por la unidad de nuestro partido, aceptaba su solicitud. Salí de ahí, consciente de que muy pronto se produciría un desenlace. Claro, volviendo a mi realidad, los compañeros que me apoyaban en mis aspiraciones no entendieron, en el momento, mi decisión, aunque después me darían la razón.

Me llevé del consejo de mi padre. Y, gracias a este consejo, puedo decir que, en el 2005, siete años después, Tony Peña apoyó mi candidatura a la Secretaría General del PRD, la cual gané convincentemente. Mi gratitud permanente hacia Tony Peña por este gesto.

Esta conversación con el Dr. Peña Gómez fue una extraordinaria lección para mí, sobre todo para saber que, en la vida política, uno no puede desesperarse. Que hay que tener paciencia, y estar consciente del papel que juega el tiempo en la actividad política. En honor a la memoria del Dr. Peña Gómez, he querido compartir este relato de lo que fue mi última conversación a solas con un ser extraordinario.

Ricardo Lagos, un político en mayúsculas

18 Mar


En razón de mis funciones como Secretario General del PRD, ayer tuve la honra de compartir, casi todo el día, con el expresidente de Chile, Ricardo Lagos, quien agotó una intensa agenda en la República Dominicana, invitado por el Instituto de Formación Política, Dr. José Francisco Peña Gómez.

Las casi ocho horas que tuve el privilegio de escucharle en distintos escenarios y foros valen más que el mejor curso de ciencias políticas en la mejor universidad del mundo. Es que la experiencia que acumula la vivencia de haber ejercido la presidencia de un país como Chile, y salir de ese ejercicio, con la mejor tasa de aprobación de todos los presidentes de la democracia moderna de esa nación, no se encuentra todos los días.

Lo primero que me resalta es la humildad que exhibe el presidente Lagos, característica que, por lo que pude escucharle, ha estado siempre en él. Ayer, me la demostró con dos hechos que narró: Uno, cuando no pudo cumplir con su promesa de campaña de crear 200,000 puestos de trabajo en el primer año de gobierno, y que ante la imposibilidad de cumpliarla, se dirigió al país para explicar las razones por las que no podía acometer esta promesa. Pocas veces, he visto a un Presidente dirigirse a su pueblo para explicar el por qué no se pueden hacer algunas cosas. Es la humildad en su máxima expresión.

El otro hecho que narró fue cuando, después de haber dejado la presidencia de Chile, y estando en el primer lugar de las encuestas para ser el Candidato Presidencial para las elecciones del 2010, decidió dar el paso para que otra figura política fuese seleccionada para ostentar tal calidad, en momentos en que la Concertación Democrática cumple 20 años de gobiernos sucesivos en Chile. Desoyó las voces que siempre están en el entorno de un líder político, y fue humilde, permitiendo que otro fuese el elegido.

La segunda característica que ví en el presidente Lagos es su responsabilidad. Escucharle cómo tomó la decisión de no enviar tropas chilenas a Iraq, basado en que la guerra era al margen de las decisiones de Naciones Unidas, y luego cómo, cuando casi seis meses después, por mandato de Naciones Unidas, mandó tropas de Chile a Haití, es un episodio que permanecerá imborrable en mi memoria. Fue responsable y coherente, respetando la multilateralidad.

El tercer elemento que reúne el presidente Lagos es su visión global y local. Su descripción de la actual crisis económica mundial, y su advertencia de que «las economías pueden estar blindadas, hasta que llega el tsunami» es una clara premonición de que todavía no hemos enfrentado lo peor. De ahí es que plantea un nuevo orden mundial para enfrentar con responsabilidad los retos y desafíos que tiene el mundo por delante, tales como el cambio climático, la regulación financiera, el mercado, y los más importante, el respeto por las normas jurídicas aprobadas por la comunidad de naciones. Desde el punto de vista local, apunta que quien debe estar en el epicentro de las políticas son los ciudadanos, la gente. Ojalá muchos pudieran escucharle y entenderle.

Haber compartido con el presidente Lagos fue un cátedra constante y permanente. Como Ministro de Educación que fue en 1990, sabe cómo se educa. Lagos evidenció que es un político, pero un político en mayúsculas, de aquella estirpe rara, diferente y excepcional que da la cara por la buena política, la coherente, la responsable y la transparente, aquella que la generación que represento está comprometida. Una vez más, mi admiración a Chile y a su gente, por cultivar y producir hombres y mujeres de este talante democrático.

(ACLARACIÓN: Sobre su promesa de crear empleos, el presidente Lagos nos dijo ayer que, aún cuando no pudo cumplir su promesa en el primer año, al final de su mandato de seis años (2000-2006), había creado apróximadamente 800,000 puestos de trabajo en Chile.)

El PRD, en tres voces

25 Ene

Ayer por la tarde, en mi calidad de Secretario General del Partido Revolucionario Dominicano, me correspondió presidir los actos de clausura de las actividades conmemorativas al 70 aniversario de la fundación del partido, el 21 de enero de 1939, en La Habana, Cuba.

Fue un acto muy emotivo, por un lado, e instructivo, por otro. En primer lugar, el reconocimiento a don Angel Miolán, único fundador de los doce de nuestra organización, que está vivo, fue el momento cumbre de la actividad. Tal como dije en mis palabras:

El PRD no tiene con qué pagarle a don Angel todo el esfuerzo y el sacrificio que él ha hecho por nuestra organización, por lo que, en este día, decidimos, como reconocimiento a su historia, es entregarle lo mismo que él nos trajo el 5 de julio de 1961: el «jacho prendido», símbolo del PRD, que representa la luz de la democracia.

Luego, procedimos a dejar inaugurada la Galería de Fotos de los Ex-Presidentes de la República que han sido postulados o auspiciados por el PRD: Juan Bosch, Francisco Alberto Caamaño, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. También, inauguramos la Galería de Fotos de los Ex-Presidentes del PRD desde su fundación hasta nuestros días. Un homenaje a las mujeres y a los hombres que sobre sus hombros ha descansado la responsabilidad de llevar a nuestra organización hasta lo que es hoy, uno de los principales constructores de nuestra democracia.

Después entramos en la parte más instructiva, de contenido, con las exposiciones de tres voces autorizadas de nuestro partido, que, através de sus distintas tonalidades, nos transitaron por toda la historia del PRD, desde 1939 hasta 1998, específicamente hasta el fallecimiento de nuestro líder de siempre, Dr. José Francisco Peña Gómez. Esta tarea estuvo a cargo de Fulgencio Espinal, Tony Raful e Ivelisse Prats Ramírez de Pérez, quienes brillantemente resumieron estos 70 años de lucha por la libertad, la institucionalidad y la justicia social.

Ayer, hoy, mañana y siempre, me sentí, siento y sentiré orgulloso de militar en el PRD. La historia de la República Dominicana no se puede escribir sin mencionar las siglas del PRD. Claro, hemos tenido, nuestros aciertos y desaciertos, nuestras luces y sombras, pero las luces son más que las sombras. Ahora, en el 2009, lo que tenemos es que asumir nuestro compromiso ante la sociedad de continuar impulsando el socialismo democrático, con transparencia, haciendo uso efectivo de las tecnologías de la información y la comunicación, y concluir con las reformas institucionales, económicas y sociales, pendientes por muchos años, en nuestro país.