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La foto: Antonio, Ivelisse, Peña, Jacobo y mis padres

8 Jul

Mi padre, junto a Antonio, Ivelisse, Peña, Jacobo y mi madre.

 

El pasado 5 de julio se conmemoraron dos fechas muy significativas para mí, difícil de desglosarlas porque están íntimamente vinculadas, aunque separadas en el tiempo. Celebramos el 51 aniversario de la llegada a la República Dominicana, del Partido Revolucionario Dominicano, el 5 de julio de 1961, cuando la Comisión, integrada por Angel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón Castillo, pisó suelo dominicano y se inició el camino de la democracia, que con altas y bajas, vivimos hoy por estas latitudes.  Por otra parte, ese día, el 5 de julio es el natalicio de mi padre, Salvador Jorge Blanco, quien nació el 5 de julio de 1926. Si hubiese estado entre nosotros, habría cumplido 86 años de edad. En honor a esa fecha, y a ambos significados, comparto esta foto, tomada en 1980, en la entonces Casa Nacional del PRD, ubicada en Gazcue, Santo Domingo, en las que se observan al entonces presidente Antonio Guzmán, Ivelisse Prats, mi padre, José Francisco Peña Gómez, el entonces vicepresidente Jacobo Majluta y mi madre, Asela Mera de Jorge. Otros tiempos, otras épocas. ¡Que extraordinario legado nos dejaron!

Carlos Andrés Pérez, in memoriam

4 Ene

Por razones conocidas, no pude escribir el apunte dedicado a Carlos Andrés Pérez, expresidente de Venezuela, en el momento en que ocurrió su fallecimiento. Cosas del destino. El presidente Pérez falleció siete horas antes que mi padre. Pero, no podía dejar de escribir este apunte dedicado a un hombre que fue solidario con la democracia dominicana y con la de muchos países latinoamericanos.

Cuando el presidente Antonio Guzmán ganó las elecciones del 16 de mayo de 1978, terminando así con la etapa oscura de los doce años del presidente Joaquín Balaguer, hubo sectores de poder, cercano a éste último, que se negaron a reconocer el triunfo expresado en las urnas. Adicionalmente a los valientes dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, entre ellos, mi padre Salvador Jorge Blanco, que defendieron el triunfo electoral ante la Junta Central Electoral, hubo la oportuna y necesaria intervención de tres personalidades internacionales que contribuyeron a que el presidente Balaguer reconociera el triunfo del presidente Guzmán, y le entregara el poder el 16 de agosto de 1978.

Los entonces presidentes Carlos Andrés Pérez, Jimmy Carter y Mario Soares, de manera separada, intervinieron puntualmente para lograr que se respetara la decisión del pueblo dominicano. En el caso del presidente Pérez, llegó a comunicarse directamente con el presidente Balaguer para exigir la transferencia del poder. Fue un momento estelar de la vida democrática dominicana, y quienes sentimos apego por los valores de la democracia, debemos agradecer y reconocer ese gesto invaluable del presidente Pérez.

Ese gesto se debió a la entrañable amistad que siempre existió entre José Francisco Peña Gómez y Carlos Andrés Pérez, desde que Peña Gómez hizo su entrada triunfal a la Internacional Socialista en 1976. Esa amistad se extendió entre diversos líderes del Partido Revolucionario Dominicano y de Acción Democrática, y luego entre los gobiernos dominicano y venezolano. Ahí nació la extraordinaria generosidad de Venezuela hacia República Dominicana, que se ha mantenido hasta los actuales momentos.

Felipe González escribió este artículo sobre Carlos Andrés Pérez. Al igual que muchos venezolanos y latinoamericanos, deseo que el presidente Pérez descanse en paz, en Venezuela, su tierra amada. Murió un demócrata, y sobre todo, un amigo de República Dominicana, Paz a sus restos.

1976, el político

5 Dic


En mi casa siempre se respiraba la política (y todavía, aún). Mi padre siempre tuvo y ha tenido inquietudes políticas. Luego de la caída de la dictadura de Trujillo, en esos años de turbulencia e inestabilidad entre 1961 y 1965, mi padre hizo sus primeras incursiones políticas en el partido Unión Cívica Nacional. Y la razón es muy simple. Toda una clase profesional pujante de Santiago vió la necesidad de abrir un espacio político que no estuviese vinculado con la dictadura trujillista, y ese espacio lo significaba ser «cívico». Mi padre nunca lo negó, y al contrario, consechó muy buenas amistades con otros destacados miembros de ese partido. Obviamente, mi padre nunca ocupó posiciones dirigenciales en ese partido.

Luego del triunfo electoral de Juan Bosch, y con la revolución de abril de 1965, mi padre asume un rol importante en la defensa de la constitucionalidad. Terminado ese proceso, y luego de conocer personalmente a Juan Bosch y a José Francisco Peña Gómez, mi padre se inscribe en el Partido Revolucionario Dominicano. Recuerdo perfectamente, a principios de los setenta, haber visto muchas veces a Juan Bosch en mi casa en Santiago. Incluso, para el nacimiento de Dilia, mis padres conservan una nota personal de Bosch con motivo de ese acontecimiento.

Cuando Bosch renuncia del PRD, y funda el Partido de la Liberación Dominicana, mi padre se queda en el Partido Revolucionario Dominicano, al lado de José Francisco Peña Gómez. Desde el año 1973, mi padre inicia una extraordinaria carrera política, que la fue llevando junto a un exitoso ejercicio profesional, destacándose por su defensa a quienes eran objeto de persecuciones en esos difíciles doce años del presidente Balaguer. Ya para 1976, mi padre había aglutinado un importante apoyo de reconocidos dirigentes del partido, y ya había quienes iban estructurando la idea de posible aspiraciones presidenciales.

Si algo he aprendido de mi padre es que cada cosa es a su debido tiempo. En esos años, la figura de mayor popularidad en el partido, a parte de Peña Gómez, lo era don Antonio Guzmán, quien le ganó a mi padre la candidatura presidencial en 1977. Mi padre aceptó los resultados, y apoyó decididamente a don Antonio Guzmán, quien fue electo presidente de la República en el 1978, produciendo la alternabilidad democrática en nuestro país. Nuevos aires de cambio entraron en la política dominicana.

Mi padre, como presidente del PRD y como Senador electo por el Distrito Nacional, le correspondió defender el triunfo de Guzmán en la Junta Central Electoral, en momentos en que fuerzas conservadoras y militares pretendieron desconocer esos resultados. Con tesón, y con la ayuda de otras destacadas figuras, los resultados fueron respetados.

En 1981, ya en la cúspide de su popularidad, mi padre ganó abrumadoramente la Candidatura Presidencial, siendo las primeras primarias con votación universal en la historia del partido. Mi casa era un hervidero de gente, todos los días. Incluso, recuerdo despertame en mi habitación, en medio de una reunión de mis padres con sus colaboradores. Como adolescente, yo no podía ayudar mucho. Contemplaba y veía jugando baloncesto en el patio de mi casa, a la historia.

Fui testigo de esa historia, de ese triunfo resonante del 16 de mayo de 1982, y de la proclamación de mi padre como presidente de la República para el período 1982-1986. Aquel movimiento que se había iniciado en los años setenta llegaba a su ciclo en 1982. Mis padres estaban felices, al igual que toda la familia. Se sentía el peso de la responsabilidad, pero poco se sabía de lo que vendría después. La política es como el beísbol, no se sabe cuál será su final sino hasta que no se cante el out 27.

Terminado todo este proceso, ya mi padre retirado en su casa, luego de sobrevivir una de las más feroces persecuciones políticas. Del sóleo presidencial a la cárcel. Luego condenado, y finalmente descargado por la propia justicia, luego de que se fueran las pasiones. Mi padre siguió siempre, ya en otro perfil, en la política. Cuando sintió que había que respaldar al presidente Hipólito Mejía en el 2004, lo hizo para preservar al partido. No le tembló el pulso. Cuando sintió que había que respaldar a Miguel Vargas en el 2008, lo hizo, siempre de manera elegante.

Una historia fascinante la de mi padre, el político. Como todo en la vida, con sus altas y sus bajas, pero con muchas lecciones. Pocas horas antes del 20 de noviembre, de caer en estado de coma profundo, hablamos sobre el agradecimiento y la lealtad, dos valores esenciales en la política. Esos consejos que me diste ese día, los tengo en mi corazón.

Nota sobre la foto: Mi padre siempre estuvo rodeados de libros, y nos inculcó el hábito de la lectura. En la foto, revisando su biblioteca en la oficina de abogados.

Carter y la crisis de 1978

10 Nov


El 16 de mayo de 1978 se celebraron elecciones en República Dominicana. Ganó el Partido Revolucionario Dominicano y su candidato presidencial, Antonio Guzmán. Era el fin de una etapa histórica, marcada por doce años de represión y violaciones a los derechos humanos. El entonces presidente Balaguer no reconoció voluntariamente su derrota. Al contrario, hubo acciones oficiale tendentes a falsificar los resultados electorales a nivel legislativo para que el Senado estuviese en control del partido de Balaguer. Fue la época de los famosos Gacetazo y Juntazo (Ver Nos. 54 y 55), cuyos gestores están hoy día muy cerca y con mucha influencia en el gobierno actual. Solo la presión internacional impidió el desconocimiento de la voluntad popular. Los presidentes Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, y el primer ministro Mario Soares, de Portugal, fueron claves en ello. Igualmente, el presidente Jimmy Carter. Al menos, ese es el relato que personas que vivieron esos momentos críticos me han referido. Pensaba que habría alguna referencia a la crisis de 1978 en The White House Diary, las memorias de Carter. Extrañamente, no hay una sola mención de esta etapa histórica, en contraste con otros episodios internacionales, como la crisis de los rehenes de Irán y la paz de medio oriente, en donde la figura de Carter quedó muy mal parada. Dudo que en los registros de la Casa Blanca no exista constancia de las llamadas y las reuniones de Carter sobre uno de los episodios que marcaron el renacimiento de la democracia dominicana.

Valioso testimonio

27 Dic

En política se tejen, en muchas ocasiones, rumores, cuentos y especulaciones que solo el tiempo se encarga de ir poniendo las cosas en su justo lugar. Es una consecuencia de la insorportable levedad del ser, como diría el escritor Milán Kundera. Ante esto, guardar silencio es la mejor arma. Esto me ha tocado vivirlo a lo largo de mi carrera política, y es una lección que he aprendido de mi padre, Salvador Jorge Blanco. Ayer, he leído el artículo titulado Testimonio pertinente, publicado en el periódico Hoy, y escrito por José Augusto Vega Imbert, quien vivió junto a mi padre varios momentos históricos de nuestra democracia, especialmente el episodio que narra en ese artículo, el cual comparto con ustedes.

Carros presidenciales

19 Dic

Como le debe suceder a la mayoría de los conductores de vehículos de motor en la ciudad de Santo Domingo, durante esta semana, en par de ocasiones, me encontré coincidencialmente con la caravana presidencial, es decir el conjunto de vehículos que protegue y sigue al carro del presidente, en este caso, del presidente Leonel Fernández. Mi vehículo, por lo tanto, permaneció un buen tiempo detenido, al igual que los demás, hasta tanto transitara libremente el presidente, lo cual es normal que esto suceda, a pesar de las molestias naturales que ocasiona.

Estaba tan cerca del paso de la caravana presidencial, que me detuve a observar el vehículo presidencial. Y definitivamente que hemos cambiado mucho la tradición de los carros presidenciales en República Dominicana. Estos fueron los modelos tradicionales que usaron Trujillo y el presidente Joaquín Balaguer. Luego, los presidentes Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco cambiaron ligeramente su estilo. Pero, definitivamente, el cambio radical vino con el presidente Fernández que siempre ha utilizado una «jeepeta», al igual que el presidente Hipólito Mejía. Actualmente, el presidente Fernández tiene dos jeepetas parecidas a este modelo. Creo que tanto la presidente Mejía como las del presidente Fernández están «blindadas», es decir, a prueba de balas y de proyectiles, como es normal y natural.

Lo interesante es que, salvo que se me pruebe lo contrario, estos vehículos han sido y son propiedad personal de cada uno de los presidentes. No sucede como en otros países, en donde los carros u autos presidenciales son propiedad del gobierno, lo que asegura continuidad, mantenimiento y el establecimiento de los protocolos de seguridad adecuados. Aquí pueden ver todos los autos presidenciales desde Obama hasta Chávez. Hasta en este tema, desde el punto de vista institucional, nos queda un largo camino por recorrer.

Finalmente, ruego que me excusen con las fotos de los carros presidenciales dominicanos, pues me fue muy difícil localizar sus fotos en Internet, por lo que me ví precisado a colocar fotos de modelos similares, de manera que le pido disculpas si he colocado un modelo de vehículo que no se corresponda con los colores y el año de los que realmente usaron o usan los presidentes dominicanos.

El PRD, en tres voces

25 Ene

Ayer por la tarde, en mi calidad de Secretario General del Partido Revolucionario Dominicano, me correspondió presidir los actos de clausura de las actividades conmemorativas al 70 aniversario de la fundación del partido, el 21 de enero de 1939, en La Habana, Cuba.

Fue un acto muy emotivo, por un lado, e instructivo, por otro. En primer lugar, el reconocimiento a don Angel Miolán, único fundador de los doce de nuestra organización, que está vivo, fue el momento cumbre de la actividad. Tal como dije en mis palabras:

El PRD no tiene con qué pagarle a don Angel todo el esfuerzo y el sacrificio que él ha hecho por nuestra organización, por lo que, en este día, decidimos, como reconocimiento a su historia, es entregarle lo mismo que él nos trajo el 5 de julio de 1961: el «jacho prendido», símbolo del PRD, que representa la luz de la democracia.

Luego, procedimos a dejar inaugurada la Galería de Fotos de los Ex-Presidentes de la República que han sido postulados o auspiciados por el PRD: Juan Bosch, Francisco Alberto Caamaño, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía. También, inauguramos la Galería de Fotos de los Ex-Presidentes del PRD desde su fundación hasta nuestros días. Un homenaje a las mujeres y a los hombres que sobre sus hombros ha descansado la responsabilidad de llevar a nuestra organización hasta lo que es hoy, uno de los principales constructores de nuestra democracia.

Después entramos en la parte más instructiva, de contenido, con las exposiciones de tres voces autorizadas de nuestro partido, que, através de sus distintas tonalidades, nos transitaron por toda la historia del PRD, desde 1939 hasta 1998, específicamente hasta el fallecimiento de nuestro líder de siempre, Dr. José Francisco Peña Gómez. Esta tarea estuvo a cargo de Fulgencio Espinal, Tony Raful e Ivelisse Prats Ramírez de Pérez, quienes brillantemente resumieron estos 70 años de lucha por la libertad, la institucionalidad y la justicia social.

Ayer, hoy, mañana y siempre, me sentí, siento y sentiré orgulloso de militar en el PRD. La historia de la República Dominicana no se puede escribir sin mencionar las siglas del PRD. Claro, hemos tenido, nuestros aciertos y desaciertos, nuestras luces y sombras, pero las luces son más que las sombras. Ahora, en el 2009, lo que tenemos es que asumir nuestro compromiso ante la sociedad de continuar impulsando el socialismo democrático, con transparencia, haciendo uso efectivo de las tecnologías de la información y la comunicación, y concluir con las reformas institucionales, económicas y sociales, pendientes por muchos años, en nuestro país.

¡Hagamos el cambio!

1 Sep

(Artículo que he publicado en El Nacional del pasado sábado)

Ante la nueva realidad electoral, la responsabilidad que tiene el PRD, como la principal fuerza de oposición en el país, es muy alta. Esta responsabilidad se acrecienta ante los serios problemas que afectan a todos los dominicanos, sin distinción de banderías políticas. El PRD debe convertirse en la diferencia del PLD, aportando soluciones a la problemática nacional.

Para ello, lo prioritario es responder a las inquietudes que muchos ciudadanos nos preguntan en los diferentes ámbitos de la sociedad, muchas veces bajo las influencias mediáticas del PLD: ¿Es el PRD el partido de los dimes y diretes públicos? ¿Es que en el PRD priman los intereses personales o grupales por encima de los intereses nacionales? ¿El PRD solo persigue el poder por el poder?

No, el PRD no es nada de lo anterior. Es un partido que tiene profundos valores democráticos, y que está, hoy día, más que nunca, convencido de que es el momento de articular propuestas políticas que produzcan el cambio que el Presidente Leonel Fernández no pudo lograr en los últimos cuatro años, ni será capaz de hacerlo en este período constitucional, por cuanto ya hemos visto que está rodeado de “las mismas caras” desde el año 1996. No ha habido una sola indicación positiva de que será lo contrario.

Por solo citar, un caso, si comparamos los gabinetes de los Presidentes Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía, con el del Presidente Fernández, fueron gabinetes más jóvenes y de mayor respeto a la equidad de género que el actual, guardando las distancias de las épocas. Los gobiernos del PRD sembraron el motor del cambio político, económico y social, reconociendo con humildad y sentido auto crítico sus desaciertos.

Definitivamente, el PLD, en este período constitucional, ha afianzado su pacto con las fuerzas más conservadoras del país (que paradójicamente son minoría), y está ejecutando la instauración de un modelo de sociedad que aumentará la brecha entre los muchos que no tienen nada con los pocos que lo tienen todo. Todo agravado con una urbanización acelerada de nuestra sociedad, abandonando la producción agropecuaria y los sectores productivos nacionales.

La actual coyuntura política exige un PRD, cercano a los ciudadanos. Para ello, el PRD, como resultado del proceso de evaluación intervenido después de las elecciones de mayo, está en la obligación de presentarle -y estamos trabajando en ello- al país un proyecto político, no centrado en individualidades, sino en ideas y propuestas basadas desde la perspectiva del socialismo democrático. Será nuestra plataforma de políticas.
Un proyecto político, elaborado conjuntamente con los sectores de la vida nacional que se identifiquen con nuestras preocupaciones, representará nuestra respuesta a la ausencia de cambio de políticas en el actual gobierno del PLD. Así, identificados nuestras respuestas a los problemas políticos, económicos y sociales, el PRD no se sustraerá de los debates nacionales.

Lo haremos con respeto, consciente de las profundas diferencias que nos separan del PLD, pero con un alto compromiso y responsabilidad ante la nueva realidad electoral que vive el país. Así, provocaremos los cambios que este gobierno ha sido incapaz de producir, y lograremos tener una sociedad con más equidad y más oportunidades.