Archive | enero, 2011

Carlos Andrés Pérez, in memoriam

4 Ene

Por razones conocidas, no pude escribir el apunte dedicado a Carlos Andrés Pérez, expresidente de Venezuela, en el momento en que ocurrió su fallecimiento. Cosas del destino. El presidente Pérez falleció siete horas antes que mi padre. Pero, no podía dejar de escribir este apunte dedicado a un hombre que fue solidario con la democracia dominicana y con la de muchos países latinoamericanos.

Cuando el presidente Antonio Guzmán ganó las elecciones del 16 de mayo de 1978, terminando así con la etapa oscura de los doce años del presidente Joaquín Balaguer, hubo sectores de poder, cercano a éste último, que se negaron a reconocer el triunfo expresado en las urnas. Adicionalmente a los valientes dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, entre ellos, mi padre Salvador Jorge Blanco, que defendieron el triunfo electoral ante la Junta Central Electoral, hubo la oportuna y necesaria intervención de tres personalidades internacionales que contribuyeron a que el presidente Balaguer reconociera el triunfo del presidente Guzmán, y le entregara el poder el 16 de agosto de 1978.

Los entonces presidentes Carlos Andrés Pérez, Jimmy Carter y Mario Soares, de manera separada, intervinieron puntualmente para lograr que se respetara la decisión del pueblo dominicano. En el caso del presidente Pérez, llegó a comunicarse directamente con el presidente Balaguer para exigir la transferencia del poder. Fue un momento estelar de la vida democrática dominicana, y quienes sentimos apego por los valores de la democracia, debemos agradecer y reconocer ese gesto invaluable del presidente Pérez.

Ese gesto se debió a la entrañable amistad que siempre existió entre José Francisco Peña Gómez y Carlos Andrés Pérez, desde que Peña Gómez hizo su entrada triunfal a la Internacional Socialista en 1976. Esa amistad se extendió entre diversos líderes del Partido Revolucionario Dominicano y de Acción Democrática, y luego entre los gobiernos dominicano y venezolano. Ahí nació la extraordinaria generosidad de Venezuela hacia República Dominicana, que se ha mantenido hasta los actuales momentos.

Felipe González escribió este artículo sobre Carlos Andrés Pérez. Al igual que muchos venezolanos y latinoamericanos, deseo que el presidente Pérez descanse en paz, en Venezuela, su tierra amada. Murió un demócrata, y sobre todo, un amigo de República Dominicana, Paz a sus restos.

Guerra a la democracia

3 Ene

Extraordinario documental sobre la política exterior de Estados Unidos de América en América Latina, de la autoría de John Pilger.

The War On Democracy (Spanish subtitles) from John Pilger on Vimeo.

Visto aquí.

Dilma y Lula, el dúo dinámico

2 Ene



Ayer, fue un día histórico para Brasil, mi segundo hogar: Dilma Rousseff se convirtió en la primera mujer en ser juramentada como presidenta de Brasil, un hecho sin precedentes, en el país más grande y poblado de América Latina. Pero, la ceremonia de traspaso de mando presidencial fue única, consistente en tres fases, dos oficiales, y una de carácter político:

Lo primero que me llamó la atención fue la particularidad de que el discurso de toma de posesión de la presidenta Dilma fue, como es habitual, en el Congreso Nacional, en presencia de los legisladores e invitados internacionales. Allí, reitero, hubo gratitud y reconocimiento hacia el presidente Lula: «Vengo aquí a honrar su Gobierno». A diferencia de otros países, este acto no incluyó el traspaso de la banda presidencial.

Lo segundo fue que el acto del traspaso de la banda presidencial fue en el Palacio Presidencial de Planalto en Brasilia. Ahí, le esperaba Lula, y en presencia de una multitud, en un acto muy emotivo, le colocó la banda presidencial a la presidenta Dilma. Hubo lágrimas de alegría y de emoción.

Lo tercero fue el acto de recibimiento de Lula en Sao Paulo. Viajó desde Brasilia en el avión presidencial, y fue recibido por una multitud al frente de su casa, en un ambiente de fiesta. Sus palabras fueron conmovedoras: «El hecho de haber dejado la presidencia de la República no significa que no voy a hacer política. Quiero continuar ayudando a la compañera Dilma. Cuando ella me convoque, la voy a ayudar».

De las declaraciones de ambos, de Dilma y de Lula, queda claro que se ha conformado un dúo dinámico. Dilma, sin lugar a dudas, ejercerá la presidencia de Brasil con total autonomía, pero sabe que tiene, en la reta guardia, la experiencia y la popularidad de Lula, que seguirá de su lado, que la ayudará, que la asistirá, y que incluso, la representará en ocasiones especiales, sobre todo en el plano internacional. Es un dúo dinámico, único en la política, que rendirá resultados y beneficios importantes no solo para Brasil, sino para el mundo.

No puedo concluir este apunte sin lamentar que la política exterior dominicana ha quedado otra vez mal parada ante Brasil. A diferencias de los principales países que tienen relaciones con Brasil, cuyos representantes fueron los Jefes de Estado y de Gobierno, o los ministros o secretarios de relaciones exteriores, el gobierno dominicano brilló por su ausencia al no estar representado ni por el presidente, ni el vicepresidente ni el ministro de relaciones exteriores. Una omisión ante un país que, como Brasil, es y ha sido generoso con República Dominicana.

La Tierra, 7 billones de habitantes

1 Ene

Eleanor Roosevelt

1 Ene

De las primeras damas de Estados Unidos de América, Eleanor Roosevelt es la que más admiro. Ninguna otra primera dama norteamericana ha transitado por la experiencia de vivir situaciones dramáticas como la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Adicionalmente, su valor queda consagrado al ser el soporte principal del presidente Franklin Delano Roosevelt mientras padeció el polio hasta su muerte. Me he encontrado con esta comparencia de la Sra. Roosevelt en el programa What’s my line, que comparto con ustedes:

Pablo Neruda y las ciudades espléndidas

1 Ene

Nuestras estrellas primordiales son la lucha y la esperanza. Pero no hay lucha ni esperanzas solitarias. En todo hombre se juntan las épocas remotas, la inercia, los errores, las pasiones, las urgencias de nuestro tiempo, la velocidad de la historia. Pero, qué sería de mí si yo, por ejemplo, hubiera contribuido en cualquier forma al pasado feudal del gran continente americano? Cómo podría yo levantar la frente, iluminada por el honor que Suecia me ha otorgado, si no me sintiera orgulloso de haber tomado una mínima parte en la transformación actual de mi país? Hay que mirar al mapa de América, enfrentarse a la grandiosa diversidad, a la generosidad cósmica del espacio que nos rodea, para entender que muchos escritores se nieguen a compartir el pasado de oprobio y de saqueo que oscuros dioses destinaron a los pueblos americanos.

Yo escogí el difícil camino de una responsabilidad compartida y, antes que reiterar la adoración hacia el individuo como sol central del sistema, preferí entregar con humildad mi servicio a un considerable ejército que a trechos puede equivocarse, pero que camina sin descanso y avanza, cada día enfrentándose tanto a los anacrónicos recalcitrantes como a los infatuados impacientes. Porque creo que mis deberes de poeta no sólo me indicaban la fraternidad con la rosa y la simetría, con el exaltado amor y con la nostalgia infinita, sino también con las ásperas tareas humanas que incorporé a mi poesía.

Hace hoy cien años exactos, un pobre y espléndido poeta, el más atroz de los desesperados, escribió esta profecía: «A l’aurore, armes d’une ardente patience, nous entrerons aux splendides Villes». «Al amanecer, armados de una ardiente paciencia, entraremos a las espléndidas ciudades».

Yo creo en esa profecía de Rimbaud, el Vidente. Yo vengo de una oscura provincia, de un país separado de todos los otros por la tajante geografía. Fui el más abandonado de los poetas y mi poesía fue regional, dolorosa y lluviosa. Pero tuve siempre confianza en el hombre. No perdí jamás la esperanza. Por eso tal vez he llegado hasta aquí con mi poesía, y también con mi bandera.

Pablo Neruda, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, en el año 1971.