Creo en la libertad, la igualdad y la fraternidad como principios ordenadores de una sociedad justa. Pero de verdad, tomados en serio y adaptando su consecución a las realidades cambiantes del mundo.
Siempre se publican biografías sobre políticos, especialmente sobre los presidentes de Estados Unidos. De manera especial, sobre Barack Obama se ha escrito mucho. Y es que su historia es fascinante. Ser el primer presidente afroamericano es ya motivo para indagar e investigar sobre su vida. Se supone que ya se conoce su historia, pero no toda su historia. Es lo que ha hecho David Maraniss, reputado periodista del Washington Post, que estuvo cubriendo la campaña de Obama en 2008, y ha publicado el libro Barack Obama: Su historia.
Para hacer este libro, Maraniss viajó a Kenya, Indonesia, Hawaii, Kansas, Los Angeles, Chicago y otras ciudades de Estados Unidos. Es un libro extenso y cargado de numerosas informaciones. El propio Maraniss explica en este video, cómo hizo el libro:
Impresionante. Para comprender mejor el libro de Maraniss, recomiendo leer la crítica del New York Times, aquí.
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El pasado 17 de junio se conmemoraron 40 años del escándalo de Watergate, que motivó la única renuncia, hasta ahora, de un presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. Lo que, al comienzo, fue la noticia de un ‘robo’ en la sede del Partido Demócrata en Washington, se convirtió en el descubrimiento de una de las conspiraciones que involucró a las entrañas mismas del poder, en la Casa Blanca. Todo fue orquestado y maniobrado desde el propio despacho del presidente Nixon. Dos años después, en 1974, Nixon renunciaba de la presidencia y abandonaba la Casa Blanca, por la puerta trasera.
Impresionante ver y leer cómo el Estado se convirtió en un sistema corrupto y criminal, promovido desde el mismo centro del poder. El legado de Watergate radica en que, en Estados Unidos, las instituciones funcionaron y funcionan. Que se puso el ejemplo para que jamás se repita un hecho como éste.
Ayer, hubo dos elecciones distintas, pero significativas, en Europa. La atención mundial estuvo enfocada en las elecciones parlamentarias de Grecia, que, en menos de un mes, tuvo que volver a celebrar una segunda elección, debido a que, en la primera, ningún partido obtuvo mayoría para formar gobierno. Finalmente, ayer, los resultados marcan señales contundentes. Los votantes prefirieron elegir al bloque representado por los partidos tradicionales, que tienen alta responsabilidad en el descalabro financiero de Grecia, para mantener a ese país en la zona del euro. Evidentemente, hay otras señales importantes: Hay una nueva izquierda, que aunque no gobernará ahora, representa una alternativa que está en proceso de construcción, y por otra parte, la extrema derecha, representada por los neonazis, mantiene representación en el Parlamento. Para entender lo que está sucediendo en Grecia, recomiendo leer: Grecia, ganaron ‘los buenos’ y ¿Cómo Grecia dilapidó su libertad?
Genial portada del diario Liberation.
Por su parte, Francia completó las elecciones legislativas, las cuales tienen un solo ganador: El presidente François Hollande, cuyo partido socialista obtuvo mayoría absoluta. Sin embargo, la gran noticia política es que estas elecciones dejaron fuera a Ségolene Royal, Marine Le Pen y François Bayrou, tres políticos notables y reconocidos de Francia. El caso más dramático es el de Royal, quien fue la candidata presidencial del partido socialista en 2007 y expareja de Hollande. Ya ella, Royal, había advertido de que, dentro de su partido, querían su cabeza y su cabellera. Es la cara cruel de la política. Hollande prefirió apoyar a un disidente socialista, en lugar de su expareja. En el caso de Marine Le Pen, su partido obtuvo un triunfo importante, y una sobrina de ella, logró un escaño, por lo que la derecha conservadora mantiene su presencia. Y finalmente, François Bayrou recibe una lección política, pues, a pesar de haber apoyado a Hollande en las elecciones, no logró su apoyo ni su escaño. Es la caída de un político honesto. Ha ganado Hollande, y con él, el socialismo heterodoxo.
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Lyndon B. Johnson aspiró en 1960 a ser candidato presidencial del Partido Demócrata, pero fue derrotado por John F. Kennedy. Ambos luego formaron la boleta Kennedy-Johnson que ganó en las elecciones de ese año. Durante la presidencia de Kennedy, Johnson fue un vicepresidente opaco, sin mucho poder. El destino luego lo convirtió en el presidente de Estados Unidos, después del asesinato de Kennedy. Johnson fue reelecto en 1964. Político conservador demócrata de Texas, Johnson fue conocido por su temperamento complicado y ciertamente le tocó vivir momentos cruciales como la guerra de Vietnam, y diversos conflictos en América Latina, como la revolución de abril de 1965 en República Dominicana. Una época muy compleja en el marco de la guerra fría.
La política exterior de Estados Unidos hacia América Latina se ha mantenido constante, con sus altas y bajas. Al margen de quien esté gobernando, es evidente que la atención hacia América Latina es, muchas veces, coyuntural, y responde, más bien, a los intereses geopolíticos. Son pocos los países latinoamericanos que están en la agenda actual de Estados Unidos. Solo verificar cuáles son los países que han sido visitados por presidentes norteamericanos para darse cuenta, o viceversa, cuáles son los presidentes latinoamericanos que son recibidos, con honores, en la Casa Blanca.
El 21 de abril de 1964, el presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, estaba en Washington, en una visita privada, y el asesor de seguridad nacional, McGeorge Bundy, telefoneó al presidente Johnson para pedirle que, dentro de su agenda, recibiera a Betancourt en la Casa Blanca. Bundy le argumentó a Johnson que Betancourt era el «campeón indiscutible de la democracia latinoamericana», y que era importante que le dedicara «10 minutos y una foto» para enviar una señal contundente de que Johnson apoyaba a los defensores de la democracia. La reacción de Johnson fue adversa, argumentando que tenía todo el día ocupado, citándole cada uno de los compromisos, y que no tendría tiempo ni de ver a su esposa. Johnson, incluso, le reclamó a Bundy que quién estaba presionando por esa entrevista, a lo que Bundy expresó que Betancourt no estaba presionando, que era una iniciativa suya, y que la entendía positiva. Esta fue la conversación:
Si se quiere fue una conversación entre el presidente y su asesor, en el plano de la confianza. Pero, es muy reveladora de la escasa o poca importancia que el presidente Johnson le prestaba a la solicitud, y por lo tanto, su carencia de voluntad en reunirse con Betancourt. Hoy, los actores han cambiado. La política exterior de Estados Unidos hacia América Latina mantiene sus líneas generales desde 1960, salvo algunas variables. En los detalles es que está el éxito. Sin dudas, que esta conversación revela una ausencia total de detalles y de gestos.
PD: Según mis investigaciones, esta reunión entre los presidentes Johnson y Betancourt nunca se efectuó, al menos, ese día el 21 de abril de 1964. Cualquier información sobre esto, es bienvenida.
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Barack Obama ha tenido días muy difíciles. Las encuestas apuntan a una competencia muy cerrada, y ya los asesores demócratas, vinculados a Bill Clinton, tocan el botón del pánico. Si no se produce un giro en la campaña, será difícil ganar en noviembre. Obama ha recurrido a su base electoral, y ha planteado que esta contienda es un referendo sobre la economía, y especialmente sobre su mandato. Ayer, estuvo en Cleveland, y pronunció este discurso:
Obama ha demostrado que es capaz de sortear éxitosamente múltiples obstáculos. Le gusta ser el ‘underdog’. La campaña electoral tiene un solo nombre: la economía. Por ello, tiene que trabajar en dos frentes: Primero, lograr enviar su mensaje, y que éste sea entendido. Segundo, mejorar las estadísticas de empleo hacia el mes de octubre. Veremos.
Quienes hemos vivido bajo regímenes dictatoriales, sabemos lo que es una dictadura. Constituye la expresión del poder absoluto, sin permitir ningún tipo de expresiones que disientan del Príncipe. Es la visión totalitaria de la vida. Todo gira en torno al dictador. Sus actos de tortura, ejecuciones y asesinatos se «justifican» para mantener el régimen en paz. El mundo, para el dictador, se divide en dos: Los buenos (el dictador y sus súbditos), y los malos (los que disienten de él). Por lo tanto, para ellos, los «malos» deben ser eliminados de la historia.
Siempre he admirado a Chile, país que he visitado en varias oportunidades. Es una nación en la que la democracia triunfó sobre la dictadura, con el sacrificio de cientos de miles de mártires. En esa lucha, muchas heridas se abrieron, y aún no cierran. El interés de un sector de la sociedad chilena, vinculado a la dictadura, ha vuelto, otra vez, a intentar contar su historia. Y lo ha hecho, de la peor manera. La ha contado al revés, como si todavía Chile estuviese viviendo bajo la dictadura, en donde se podían narrar historias carentes de veracidad:
Este documental, que cuenta la historia al revés, es hoy objeto de críticas en Chile. Los buenos son los malos, y los malos son los buenos. El precio de la democracia es alto. Tan alto, que solo en democracia, puede exhibirse un documental contado al revés. Desde estas latitudes, mi admiración y respeto por los hombres y mujeres, mártires de la democracia, que lucharon en contra de la dictadura de Pinochet, y a quienes, el Chile de hoy, le debe su libertad y su democracia, junto a los partidos y líderes de la Concertación Democrática.
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Ayer, 12 de junio, se conmemoraron 25 años del discurso del presidente Ronald Reagan ante el Muro de Berlín pronunciado en 1987. En ese entonces, el mundo vivía la guerra fría, y Reagan le pidió a Mikhail Gorbachov, entonces secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, que destruyera el Muro de Berlín:
«Secretario General Gorbachov, si usted busca la paz, si usted busca la prosperidad para la Unión Soviética y Europa Oriental, si usted busca la liberalización: ¡Venga a este muro! ¡Señor Gorbachov, abra esta puerta! ¡Señor Gorbachov, haga caer este muro!»
Sus palabras quedaron marcadas en la memoria de todos:
De ganar, Chávez gobernará desde 1999 hasta 2019: 20 años.
Parecía un gladiador que acababa de salir victorioso de una terrible batalla, y se exhibía ante sus fanáticos y admiradores en el circo romano. Hugo Chávez se inscribió ayer como candidato presidencial del oficialismo, de cara a las elecciones de octubre en Venezuela, demostrando su musculatura política. Por cuarta vez, Chávez asume la candidatura presidencial para el período 2013-2019.
Luego de inscribir su candidatura, fue a la plaza pública en Caracas, y como en sus mejores tiempos, pronunció un discurso de casi tres horas. Cantó, rezó, narró anécdotas, criticó acremente al capitalismo y a la oposición, y se autoproclamó como «Candidato de la Patria»:
http://youtu.be/ToTcw3Z2qoU
Los ejes centrales de su propuesta son: la independencia de Venezuela, la continuación del proceso socialista, la constitución de Venezuela como una potencia mundial, y la contribución a la paz mundial. Todo bajo el pensamiento de Simón Bolívar.
Concluía Chávez, con un señalamiento que refleja sus convicciones cristianas ante el paso de la terrible enfermedad del cáncer sobre su vida: «Hemos venido de milagro en milagro, un día como ayer me operaban la primera vez (…) y un año después estoy aquí frente a ustedes (…) inscribiendo la candidatura del 7 de octubre. Como de milagro ha sido. Venimos de milagro en milagro y estoy seguro de que con la ayuda de Dios seguiremos viviendo y seguiremos venciendo.»
De ganar las elecciones en octubre, Chávez estaría en el poder hasta el 2019. Desde su primer mandato, en 1999, serían 20 años. Para unos, una eternidad. Para otros, dirían como Gardel, 20 años no es nada. Veremos.
Henrique Capriles Radonski fue inscrito oficialmente como candidato presidencial de la oposición en Venezuela. Antes de ser inscrito, Capriles, ante una extraordinaria multitud de seguidores, pronunció este discurso:
http://youtu.be/ybn7WuGXiaU
Su contendor lo será el presidente Hugo Chávez, quien se inscribe durante el día de hoy. El discurso de Capriles es muy claro y marca las pautas de esta campaña. Capriles no quiere ser el presidente de un grupo, o de un sector, sino que que quiere ser el presidente de todos los venezolanos. Las fichas del ajedrez se están colocando sobre la mesa. La campaña, apenas comienza. Será una contienda dura. Continuaré dando seguimiento a este proceso.
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