Archive | diciembre, 2010

El maestro en acción

11 Dic


Bill Clinton demostró ayer que es un maestro de la política. Cuando su mejor aliado, el presidente Barack Obama, lo necesita, ahí esta presente, y de qué manera. Ambos se reunieron en la Casa Blanca, y de manera sorpresiva, se presentaron al salón de prensa, e iniciaron una conferencia de prensa improvisada. El presidente Obama hizo una pequeña introducción, y luego se retiró y le dejó el podium de la Casa Blanca a Clinton, quien se creció y le dió un espaldarazo a la propuesta de Obama sobre impuestos que ha consensuado con los republicanos. La presencia de Clinton no es casual. No solo es el esposo de Hillary, sino que tienen una amplia base de apoyo en los demócratas liberales que han tenido resistencia ante el plan de Obama. Ver a Bill Clinton en el podium del salón de prensa de la Casa Blanca fue retrotraer la memoria a sus años de presidente. Claro, el Clinton de hoy, es más maduro, más consciente de su rol, de «counselor» o «consejero» de su amigo, el presidente de los Estados Unidos. La transcripción, aquí.

1987, el roble

10 Dic


Por razones de edad, no fui testigo de hechos en los que mi padre participó de manera activa, como fue durante la revolución de abril de 1965, o durante sus defensas en los tribunales ante las violaciones a los derechos humanos en la década de los setenta, o durante las campañas políticas de 1978 y 1982, o durante su ejercicio presidencial. El destino me colocó en la primera línea de fuego ya cuando mi padre estaba en plena desgracia política.

Desde el 16 de agosto de 1986, el nuevo gobierno hizo lo siguiente: Cada lunes, a las ocho de la noche, un funcionario dirigía un discurso al país desde el Palacio Nacional, teniendo como testigo al presidente Balaguer. Como era de esperarse, esas alocuciones tenían un solo objetivo: destruir política y moralmente a mi padre. Así transcurrió ese año, en medio de una soledad que cada día era más evidente.

El 1987 fue el año donde pude comprobar el talante de mi padre, y sobre todo su madera. Ya no cabían más acusaciones. Era la inventiva, la infamia, y la calumnia, a su máxima expresión. Cada día había una provocación pública. Hubo también aquella notificación para que compareciera como acusado ante un tribunal. Ese día, recuerdo que mi padre nos dijo a Dilia y a mí lo que iba a suceder, pero que había que mantener la calma. En contra de muchas advertencias, mi padre decidió asistir y comparecer a la citación. Recuerdo la fecha exacta, 28 de abril de 1987. Una juez ordenaba que mi padre fuese a prisión.

Fue el comienzo de un calvario. No había auditorio para escuchar a mi padre. Es decir, nadie escuchaba ni prestaba atención a lo que mi padre decía de que no había cometido ningún crimen y delito, que no era culpable de los hechos que le acusaban. Ese tiempo vendría después, pero la pasión política, unida al poder avasallante más el resentimiento, fueron implacables. Hay otros episodios de esos días que, por el momento, me reservaré comentar en otros apuntes.

Mi padre nunca bajó la cabeza. Nunca perdió la humildad ni la sensatez. Fue perseverante y coherente. Resistió con dignidad todas las humillaciones a la que fue expuesto. Años después de haber sido descargado por no haber cometido ninguno de los hechos que le imputaron, mi padre me dijo con esa lógica que siempre utilizaba que «así es la política, Orlando, que es donde mejor se conocen a los seres humanos». Sin guardar ningún tipo de odio ni rencor contra nadie.

Ese año, 1987, mi padre me demostró que estaba hecho de un roble duro y resistente. Ese es el mismo ser entrañablemente querido y amado que veo hoy luchando por vivir.

Nota sobre la foto: Mis padres rodeados de los camareros del restaurante Pez Dorado, en Santiago, 1982. En la foto está Don Armando, el jefe de camareros; Alfredo Sang y su esposa, Dulce; y Jorgito Aoodo Ho, actual propietario; Entre los camareros están Gerardo y Héctor que siguen laborando en este símbolo de la ciudad corazón.

¿Quién es Julian Assange?

9 Dic


Julian Assange siempre ha vivido «on the run», corriendo. Desde que nació hasta que se presentó a la Comisaría en Londres en donde guarda prisión preventiva hasta la vista de su audiencia el próximo 14 de diciembre. Es impresionante cómo su madre tuvo un impacto profundo sobre su personalidad. Fue ella que decidió que Assange no cursara estudios escolares, es decir, que no tuviera educación formal. Sin embargo, lo educó empíricamente con lo mejor de la literatura y de la filosofía. Fue ella que le impregnó esa resistencia a lo permanente, a lo rutinario, y al contrario, siempre vivir como un nómada, corriendo. Por que la propia historia de su madre fue así, al ser víctima de abuso por parte de su segundo esposo, quien pertenecía a una secta influyente, y que la persiguió. Assange vivió en la clandestinidad desde los once hasta los dieciseis años de edad.

A los 18 años contrajo matrimonio. Ahí se inició otra batalla en su vida, cuando luego de separarse, luchó para mantener la custodia de su hijo. Esa batalla la libró junto a su madre. Y es muy probable que durante ese proceso haya nacido la idea de Wikileaks, al ambos iniciar toda una campaña activa en contra del sistema de protección de niños, al extremo de grabar conversaciones en audio y video, obtener documentos secretos, en fin, exponer la burocracia de todo un sistema estatal. Al final, Assange llegó a un acuerdo con su esposa. Pero, como dice su madre, ya la adrenalina había hecho su efecto. El cabello de Assange que era marrón se convirtió en blanco, del stress que había estado sometido.

Luego de convertirse en pirata informático auto-didacta, fundó el grupo Internacional Subversiva, logrando incluso penetrar las oficinas del gobierno de Estados Unidos de América, y hacer ataques informáticos a empresas como Nortel en Canadá, en 1991. Sin embargo, había tres reglas que regían sus actuaciones: No destruir los sistemas informáticos objeto de actos de piratería, no alterar la información obtenida y compartir la información con todo el mundo. Las bases y principios de Wikileaks.

Como él dice, «somos amateurs». Es un abogado de las fuentes noticiosas, sin pasar por el filtro de la prensa. Aún, falta mucho por ver en esta historia fascinante de quien indudablemente es el personaje del año 2010. La historia completa de Assange, genialmente escrita en The New Yorker, aquí.

Nota sobre la foto: Portada de la revista Time.

ACTUALIZACION: Comparto con ustedes este video sobre la participación de Assange en TED. Sin desperdicios:

1982-1986, el presidente

8 Dic


Mi padre fue presidente de la República Dominicana desde el 16 de agosto de 1982 hasta el 16 de agosto de 1986. Sería una falta de objetividad de mi parte emitir juicios de valor sobre su gobierno. Esa es la tarea de los historiadores, que incluso, ya lo han comenzado a hacer, como es el caso de Frank Moya Pons en sus ediciones recientes de «Manual de historia dominicana» y de economistas como Carlos Despradel en su libro «40 años de economía dominicana».

Sí, puedo referirme al padre que era presidente. Su talante democrático me lo demostró con su mejor lección. Y ese es mi padre. Recuerdo que fue objeto de críticas por ordenar que su caravana presidencial se detuviera en los semáforos, o que pagara el peaje, al igual que todos los ciudadanos. Asimismo, que un buen día decidiera detenerse en el malecón a tomarse un coco de agua. Igualmente, ordenó que su escolta militar se vistiera de civil, y no de militar, como ocurre en otros países. Mi padre había visitado varias veces Costa Rica, y siempre ha tenido admiración por ese hermano país. La primera vez que supe que en Costa Rica no había militares, y que los ciudadanos se codeaban con el presidente en las calles fue de su voz.

De su experiencia en Costa Rica, decidió que los jueves de cada semana, el Palacio Nacional se abría al pueblo, a la gente, en lo que se llamaban las audiencias populares. Desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde, el presidente con todo su gabinete se establecían en uno de los salones de la primera planta del Palacio, y cada ciudadano que iba con cualquier petición que pudiese ser resuelta y decidida por el gobierno, salía con la solución en sus manos. Desde entonces, ningún otro gobierno ha hecho lo mismo, y sin embargo, me consta que en mis recorridos por el territorio nacional, siempre hay alguien que me demuestra su gratitud hacia mi padre por haber atendido una solicitud en aquellas audiencias populares.

Otro aspecto importante es que mi padre nunca intentó repostularse ni reeligerse. Es un fiel creyente de la alternabilidad en la democracia. Lo hizo desde el primer día en que asumió la presidencia, cuando depositó en el Congreso Nacional un proyecto de reforma constitucional para prohibir la reelección presidencial. Rechazó cualquier intento continuista en ese sentido.

El tiempo se ha ido encargando de poner las cosas en su justo lugar. Mi padre salió de la presidencia de la República, con su patrimonio familiar muy disminuido, a pesar de las infamias y calumnias. Se desligó del ejercicio profesional antes de asumir la presidencia, y luego de mi graduación, tuvimos que comenzar desde cero, en circunstancias muy difíciles. Luego de sufrir una feroz persecución judicial con fines políticos, fue descargado por los tribunales dominicanos. Se ha mantenido como ente de orientación y moderación en el Partido Revolucionario Dominicano, y como es natural, con sus expresiones de apoyo. Es político, de la cabeza a los pies.

Hoy cumple 19 días en estado de coma profundo. Es inevitable que todos estos recuerdos vuelvan a la memoria al verlo librar esta batalla por su vida. Mi familia está orgullosa de su legado como hombre íntegro, responsable, humilde y admirable padre de familia, y sobre todo, de su servicio al país.

Nota sobre la foto: Es la foto oficial de Salvador Jorge Blanco, como presidente de la República, 1982-1986. Fue tomada durante su discurso de toma de posesión el 16 de agosto de 1982. No fue una foto posada. Fue en el calor del momento.

Los recuerdos de Lula

7 Dic

«355.825 cartas, 287.125 mensajes electrónicos, 9.697 fotos y vídeos, 9.027 libros, 8.155 regalos diversos, 14.992 textos y notas y 718.213 documentos».

Son los 1.4 millones de recuerdos que Lula ha recibido durante sus ocho años como presidente de Brasil, que , en virtud de una ley de 1991, son de su propiedad personal luego de dejar la presidencia, y que serán trasladados en once camiones para su casa. La historia, aquí.

En la oscura Cumbre, brilló la luz

7 Dic


Terminó la Cumbre Iberoamericana, sin pitos ni flautas. He seguido todas las Cumbres desde Guadalajara, y si las mismas no se renuevan o no cambian su contenido, terminarán siendo una oportunidad para una foto. La de Mar de Plata no fue una excepción. Hubo ausencias notables, como las del presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y la de los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro y Daniel Ortega. El presidente Porfirio Lobo no fue invitado por el gobierno de Argentina.

Cuando ví la foto de familia, la cual comparto con ustedes, solo me llamó la atención la de aquel presidente que sobresalió de los demás. Su humildad le sirvió de luz en medio de la oscuridad. De todos los que estaban ahí, es el que menos patrimonio tiene. Es el único que no tiene corbata ni vestimenta típica en la foto. Es tan medido, que no habló una sola vez dentro del escenario de la Cumbre. Me refiero a Pepe Mujica, presidente de Uruguay. Sin embargo, cuando fue abordado por la prensa, emitió la mejor declaración de toda la Cumbre: «Como gobernante, mi gran compromiso es con el porvenir». Otros presidentes perdieron el horizonte en una cumbre dedicada a la educación. Extraordinaria lección.

Lunes amarillo

6 Dic


Me sumo y apoyo totalmente al lunes amarillo por el 4% para la educación, excelente iniciativa de la Coalición Educación Digna. Lo hago como padre de familia, profesor y estudiante, político y sobre todo, como dominicano, preocupado por el presente y el porvenir de nuestra querida República Dominicana.

1976, el político

5 Dic


En mi casa siempre se respiraba la política (y todavía, aún). Mi padre siempre tuvo y ha tenido inquietudes políticas. Luego de la caída de la dictadura de Trujillo, en esos años de turbulencia e inestabilidad entre 1961 y 1965, mi padre hizo sus primeras incursiones políticas en el partido Unión Cívica Nacional. Y la razón es muy simple. Toda una clase profesional pujante de Santiago vió la necesidad de abrir un espacio político que no estuviese vinculado con la dictadura trujillista, y ese espacio lo significaba ser «cívico». Mi padre nunca lo negó, y al contrario, consechó muy buenas amistades con otros destacados miembros de ese partido. Obviamente, mi padre nunca ocupó posiciones dirigenciales en ese partido.

Luego del triunfo electoral de Juan Bosch, y con la revolución de abril de 1965, mi padre asume un rol importante en la defensa de la constitucionalidad. Terminado ese proceso, y luego de conocer personalmente a Juan Bosch y a José Francisco Peña Gómez, mi padre se inscribe en el Partido Revolucionario Dominicano. Recuerdo perfectamente, a principios de los setenta, haber visto muchas veces a Juan Bosch en mi casa en Santiago. Incluso, para el nacimiento de Dilia, mis padres conservan una nota personal de Bosch con motivo de ese acontecimiento.

Cuando Bosch renuncia del PRD, y funda el Partido de la Liberación Dominicana, mi padre se queda en el Partido Revolucionario Dominicano, al lado de José Francisco Peña Gómez. Desde el año 1973, mi padre inicia una extraordinaria carrera política, que la fue llevando junto a un exitoso ejercicio profesional, destacándose por su defensa a quienes eran objeto de persecuciones en esos difíciles doce años del presidente Balaguer. Ya para 1976, mi padre había aglutinado un importante apoyo de reconocidos dirigentes del partido, y ya había quienes iban estructurando la idea de posible aspiraciones presidenciales.

Si algo he aprendido de mi padre es que cada cosa es a su debido tiempo. En esos años, la figura de mayor popularidad en el partido, a parte de Peña Gómez, lo era don Antonio Guzmán, quien le ganó a mi padre la candidatura presidencial en 1977. Mi padre aceptó los resultados, y apoyó decididamente a don Antonio Guzmán, quien fue electo presidente de la República en el 1978, produciendo la alternabilidad democrática en nuestro país. Nuevos aires de cambio entraron en la política dominicana.

Mi padre, como presidente del PRD y como Senador electo por el Distrito Nacional, le correspondió defender el triunfo de Guzmán en la Junta Central Electoral, en momentos en que fuerzas conservadoras y militares pretendieron desconocer esos resultados. Con tesón, y con la ayuda de otras destacadas figuras, los resultados fueron respetados.

En 1981, ya en la cúspide de su popularidad, mi padre ganó abrumadoramente la Candidatura Presidencial, siendo las primeras primarias con votación universal en la historia del partido. Mi casa era un hervidero de gente, todos los días. Incluso, recuerdo despertame en mi habitación, en medio de una reunión de mis padres con sus colaboradores. Como adolescente, yo no podía ayudar mucho. Contemplaba y veía jugando baloncesto en el patio de mi casa, a la historia.

Fui testigo de esa historia, de ese triunfo resonante del 16 de mayo de 1982, y de la proclamación de mi padre como presidente de la República para el período 1982-1986. Aquel movimiento que se había iniciado en los años setenta llegaba a su ciclo en 1982. Mis padres estaban felices, al igual que toda la familia. Se sentía el peso de la responsabilidad, pero poco se sabía de lo que vendría después. La política es como el beísbol, no se sabe cuál será su final sino hasta que no se cante el out 27.

Terminado todo este proceso, ya mi padre retirado en su casa, luego de sobrevivir una de las más feroces persecuciones políticas. Del sóleo presidencial a la cárcel. Luego condenado, y finalmente descargado por la propia justicia, luego de que se fueran las pasiones. Mi padre siguió siempre, ya en otro perfil, en la política. Cuando sintió que había que respaldar al presidente Hipólito Mejía en el 2004, lo hizo para preservar al partido. No le tembló el pulso. Cuando sintió que había que respaldar a Miguel Vargas en el 2008, lo hizo, siempre de manera elegante.

Una historia fascinante la de mi padre, el político. Como todo en la vida, con sus altas y sus bajas, pero con muchas lecciones. Pocas horas antes del 20 de noviembre, de caer en estado de coma profundo, hablamos sobre el agradecimiento y la lealtad, dos valores esenciales en la política. Esos consejos que me diste ese día, los tengo en mi corazón.

Nota sobre la foto: Mi padre siempre estuvo rodeados de libros, y nos inculcó el hábito de la lectura. En la foto, revisando su biblioteca en la oficina de abogados.

1972, Los totumeros

4 Dic


Ese era el nombre que mi padre le puso al equipo infantil de beísbol que teníamos en Santiago. Estaba integrado por mis primos y los vecinos de la Ave Estrella Sadhalá. Jugábamos en el patio de mi casa, que estaba muy por encima del nivel de la calle, y por esa razón, era una especie de totuma o «chichón». Tengo gratos recuerdos de muchas pelotas de beísbol que caían en la calle, y que a veces golpeaban a los vehículos que transitaban, y como niños, al fin, salíamos corriendo cuando el conductor de un vehículo iba a mi casa a reclamar. Era recibido por mi padre, quien nos daba nuestra respectiva reprimenda. Momentos inolvidables.

Todos los domingos nos levantábamos a las cinco de la madrugada, para llegar primero al Monumento, y «tomar» el play, que estaba donde está ahora construido el Gran Teatro Cibao. Quienes llegaban primero al play, eran los primeros en jugar. Ahí iban niños de La Joya, de Los Pepines y de Pueblo Nuevo, contra quienes jugábamos, sin mayores formalidades. Eran juegos de puro entretenimiento. Luego terminábamos en los famosos «paragüitas», tomando refrescos.

Mi padre le gusta el beísbol. Lo ha seguido siempre. Es fanático de Las Aguilas Cibaeñas. Recuerdo que a principios de la década de los setenta, yo iba al estadio uniformado con el No. 1 de Miguel Diloné. Muchos años después, le comenté esto a Diloné, a quien admiro y respeto.

Muy pocos saben que mi padre fue jardinero derecho del equipo de softball «Los Leguleyos», que era un equipo integrado por abogados de Santiago, y que se reunían semanalmente para entretenerse en medio de sus actividades profesionales. Don Cuqui Córdova, su amigo de siempre, ha escrito sobre esto.

El viernes 19 de noviembre de 2010, el día antes de ocurrir el accidente que lo mantiene luchando entre la vida y la muerte, hablamos sobre beísbol. Estaba entusiasmado. Quería ir el sábado para Santiago, lo cual se quedó solo en palabras. Hoy mi padre cumple quince días en estado de coma profundo. La pelota y también la política son parte de su historia.

Nota sobre la foto: Es una foto del 1985, muy característica. Mi padre siempre usaba las manos como recurso de oratoria. Esas manos que están hoy luchando por vivir, son las mismas que afortunadamente vencieron muchas adversidades. Son las mismas que diariamente tocamos en señal de respeto y de admiración.

1982, ella habla sobre él

3 Dic


«La carrera política de Salvador ha sido de gran significación e importancia para mí. Su vida como político me ha servido de gran ejemplo y el haberlo acompañado en todas sus actividades políticas me enseñó a conocer las realidad de nuestra sociedad. Conocer y caminar todos los pueblos y ciudades de nuestro país, me dio la oportunidad de vivir y palpar con nuestros propios ojos y nuestras propias manos la forma de vida en todos sus aspectos, sus necesidades y sus aspiraciones normales para lograr su progreso y mejoría. Tanto en las ciudades como en los campos notamos ese deseo de superación de todas, de acuerdo al ámbito donde se desarrolla cada individuo. Pero lo más importante fue, lo es y lo será siempre el haber conocido a tantos amigos y personas que nos ayudaron en nuestra labor política; nos ayudaron a obtener los máximos objetivos y esperamos que esa amistad no sea defraudada, sino que se mantenga y acreciente toda nuestra vida. Considero que la vida política de él ha sido maravillosa para mí, porque también me gusta y considero que ha sido exitosa. Realmente lo veo como un maestro.»

Mi madre sobre mi padre, Revista Vanidades, 28 de diciembre de 1982.

Nota sobre la foto: Mis padres en el despacho presidencial, en 1985. Como siempre, ella tomando notas, mi padre dictando. El cuadro de Juan Pablo Duarte, como testigo de la historia. Las banderas nacional y la del Partido Revolucionario Dominicano en los extremos. Y el busto de Gandhi, sobre su escritorio, que aún lo conserva en su oficina privada.